Álex pegó un brinco. No podía creer lo que estaba escuchando: su amado la había involucrado en aquel ajuste de cuentas entre mafiosos, y lo peor es que ella no tenía ni idea de a qué se refería. No iba a tardar en averiguarlo.
-Está en su taquilla, en la facultad. En una bolsa de deporte amarilla...
Se sintió a morir, embriagada por un torrente desbordante de sentimientos contradictorios. Acababa de descubrir que su novio, estudiante de Ingeniería en el mismo campus de la UNC, trabajaba para un cartel del narco y la había implicado a ella en aquel asunto, sin siquiera haberla informado. Le odio por ello. Sin embargo, sus alaridos de dolor, sus súplicas y ruegos de clemencia también despertaron su compasión. Un sentimiento que no compartían los gatilleros.
-Pero ella no sabía...
No pudo terminar la frase. El martillo de carpintero impactó contra su cráneo, buscándolo como una nuez. Cayó fulminado en el acto. Álex apretó los dientes para no gritar, y se secó las lágrimas con la manga del vestido. Se le había nublado la visión, aunque las palabras del psicópata del martillo la hicieron reaccionar.
-Dele plomo a la fulana y nos vamos a por la merca.
-Coño, no, pana. -Álex reconoció el acento venezolano del segundo sicario-. Qué desperdicio de colita. ¿No ha visto lo linda que está la muchacha? Deme diez minutos para cogérsela antes de mandarla a chupar gladiolo. Es un pecado darle plomo a ese culito sin haberlo catado.
-¿Está mamando gallo? -respondió el que parecía el patrón-.
¿Quiere festejar antes de terminar el trabajo?
-Solo digo que no hay prisa, la merca no va a ir a ningún lado. Podemos relajarnos un poco con la muchacha y luego rematamos el encargo.
«Vas a morir, Álex. Te van a coger y después te van a matar. Vamos,piensa...» Por un momento le pareció escuchar la voz de su padre, cuando la retaba a completar los puzles más complejos siendo apenas una niña. O a medirse en el tablero de ajedrez. O a corregir con él los problemas de física y química, en los exámenes de sus alumnos del liceo. El padre de Álex era profesor de ciencias, y sindicalista. Hasta que una bala de los paracos se lo llevó por delante.
«Piensa, Álex, piensa. Papá siempre decía que los problemas no se resuelven con el corazón, sino con el cerebro. Busca herramientas. Analiza tus opciones. Encuentra la solución...» Pero una cosa era enfrentarse a un problema de química, a un puzle de mil piezas o al tablero de ajedrez con su padre, y otra contener el odio por la traición del amado y el terror a lo que se avecinaba, y pensar con claridad.La última frase que pronunció el del martillo echó a rodar la reacción en cadena. Tenía solo unos minutos.
-Dele, pero no se demore.
-Coño, pana, ¿no va a subir a cogérsela también?
-Dame el celular. Yo voy a llamar a Cali para reportar. Pero antes de subir meta a este mamaguevo en el maletero...
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Operación princesa
Misterio / SuspensoUna mujer vejada, un sistema corrupto, una venganza implacable. Ojo no es mi historia, es de mi autor favorito :))