Incierto

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Voy en mi auto, no les había contado pero ya logré comprar mi primer carro, es de color negro, tiene un tamaño ideal para mi, me encanta, fue una satisfacción muy grande cuando me dirigí al concesionario por él, poco a poco voy sumando logros a mi lista. Y hoy en particular tengo un día lleno de cosas por hacer, por lo que saludé a mi amor temprano por teléfono y a mis padres, hice mis ejercicios, medité, me di una ducha y me vestí cómoda pero elegante, tenía reuniones, concretar varios proyectos y un almuerzo con unos empresarios, en fin, un día ocupado. Me estaba quedando sin combustible así que fui a la primera estación de servicio a mi paso, miré la hora, 7:00 am, no había casi nadie, solo el gasolinero quien me ayudó a cargar el combustible y luego me estacioné frente a una tienda, de esas que hay en todas las estaciones, fui por agua y gomitas, tenía sed y quería algo dulce, pagué y salí de la pequeña tienda, me dirigí a la puerta de mi auto y noté que había una camioneta blanca mi lado, me dispongo a abrir la puerta del auto y siento como alguien se para detrás de mí de manera intempestiva, me iba a voltear pero lo próximo que sentí en mi nariz fue un pañuelo que me cubrió por completo y tenía un olor terrible, empecé a pelear con la persona que me estaba cubriendo y sujetando, pero fue inútil, era más fuerte que yo, sentí como se caían las cosas que tenía en la mano y todo se nubló.

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Mis ojos quieren abrir pero el cansancio no me deja ¿Por qué estoy tan cansada?. Mi cuerpo se siente pesado, no recuerdo haber tenido una pesadilla, debo levantarme a hacer mis ejercicios, hoy será un día lleno de tareas, debo saludar a mamá, papá y Nick o lo olvidaré como ayer y luego me regañan porque se me va el día y no reviso el celular. Tengo que levantarme, esperen, eso ya lo hice, iba en el auto, puse combustible y, ¿Dónde estoy? Abro mis ojos de golpe, estoy en una habitación muy grande, me encuentro en una cama, no tengo atados ni mis pies ni mis manos, me levanto y corro a la ventana, estoy en lo que parece una hacienda, se ven solo árboles y un camino que no tiene fin, maldita sea debo estar muy lejos, recuerdo que alguien me durmió con algo. Corro a la puerta, intento abrirla y por supuesto María José ¿Qué rayos te pasa? Obviamente va a estar cerrada, estás secuestrada. Oh por Dios ¡Estoy secuestrada! Tengo que salir de aquí, mamá y papá no pueden pasar por esto otra vez, no sé cuanto tiempo llevo aquí pero de seguro ya saben que no llegué a la oficina y todos deben estar buscándome, Dios mío no puedo hacerles pasar por esto, suficiente con Mía, mi respiración se acelera, me duele el pecho, camino de un lado a otro y estoy sudando, otra vez no, por favor ¡Tengo que lograr calmarme! Necesito estar serena por imposible que sea. Me siento en la cama, empuño mis manos con fuerza y respiro, vamos tu puedes, respira, encontraremos la salida de este maldito lugar. Dios mis padres, deben estar odiándose, debí hacerle caso a papá, me dijo que me contrataría seguridad y no le dejé, siempre hemos sabido que con lo de Mía las cosas cambiaron pero no hice caso, y ahora con la empresa peor, no debí bajar la guardia. Respira, respira, respira. Daremos con el infeliz que me hizo esto, por ahora debo ser dura, no me voy a dejar, tengo miedo, mucho, pero tengo más miedo por como deben estar mis padres, Nick y mis amigos. Debo encontrar el cómo salir de aquí, alguien tiene que abrir esa puerta en algún momento y lo esperaré tranquila, no me puedo dejar ganar por la ansiedad, yo puedo, sé que puedo

Camino por el lugar, examino cada cosa a mi alrededor, esta parece una hacienda común y corriente, no es un lugar para alguien que te secuestra y te lleva al hediondo sótano de su casa, la cama parece haberse hecho el día de hoy y es imponente, muy grande, con unas bases de madera en cada esquina, está completamente aseado el lugar, no hay rastro de polvo, hay una botella con agua y una lámpara en una de las mesas de noche, hay un baño que incluso tiene una tina, también hay todas las cosas que pudiera necesitar, cepillo, cremas, jabones, shampoo; en la habitación hay un sillón y un clóset que tiene mucha ropa, aparentemente de mi talla, zapatos, bolsos, hay una pequeña nevera con comida, agua, jugo, pero esto, ¿Qué putas es?. Aparentemente el imbécil detrás de esto no me dejará salir por ahora, o eso cree él, tengo que encontrar la manera, alguien tiene que darme la cara en algún momento. Dios mío no puedo dejar de pensar en mamá y papá. María José no debiste bajar la guardia, en esa estación no había nadie y de un momento a otro esa camioneta estaba a tu lado, que estúpida fui. Pero lograré salir, no me importa lo que haga. Corro a la ventana y examino cada esquina, ese vidrio se ve muy grueso, no va a romperse tan fácil, está completamente sellado, no tiene salida. Reviso los bolsillos de mi chaqueta, no está mi celular, reviso los de mi pantalón y tampoco. Bravo María José, sigue buscando algo que obviamente no estará, no es como que te secuestran y te dejan el celular para que cuando despiertes envíes la ubicación a la policía. Debo concentrarme por Dios, necesito pensar, esa puerta en algún momento se va a abrir y aquí te estaré esperando quien quiera que seas, me vas a dar la cara, lo harás.

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