Día 10: Date Night Lessons

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DIA 9

DATE NIGHT LESSONS

(O Lecciones nocturnas, como convenientemente traduzco yo)

LEMON. MAYORES DE 18 AÑOS.

Los menores pueden ir saliendo, gracias.

Continúa inmediatamente al día 6: Detective.

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La llevó de la cintura hasta el hotel de cinco estrellas donde él se alojaba. La soltó brevemente, para poder acercarse a la recepción y avisar que llegaba. Cuando obtuvo su tarjeta, se giró y comprobó, bastante aliviado, que ella no había huido de ahí. Estaba de pie, esperándolo, arrebujada en su abrigo de paño rojo, sujetando su bolso. Con las mejillas sonrosadas y los labios fruncidos. Nerviosa. Expectante.

Intentó meterse la tarjeta en el bolsillo interior de la gabardina, al inicio no pudo hacerlo, porque le temblaban los dedos. También él estaba nervioso, expectante. Así que apretó las manos, las soltó y con paso decidido se acercó a Marinette, quien lo miraba fijamente con sus ojos azul cielo brillantes y dulces. Había sido un día largo y oscuro, triste, la había perdido durante el ataque de un akuma y aunque fue a buscarla, la tienda de libros estaba destruida, y él pensó, pensó, que ella ya no estaba. Que Marinette se había ido sin él. Y se sintió horrible, mal. Sólo su beso intenso y cálido, le había calentado el corazón. Así que ahora estaban ahí, en su primer día juntos, en su primera noche juntos.

- Antes de subir, ¿quieres tomar algo, Marinette?- le dijo bajito al oído, mientras le recogía un mechón de pelo para acomodárselo detrás de la oreja.

Ella negó, moviendo la cabeza suavemente y sonrojándose incluso más. Él le sonrió, le cogió de la mano entrelazando los dedos y juntos entraron a los ascensores. A pesar que había mucho espacio, Marinette se apretó mucho a él, apoyando su cabeza sobre su hombro. Caminaron así hasta adentrarse a la habitación. Era inmensa, con diván y mesilla, un escritorio de madera maciza y una cama gigantesca pulcramente hecha.

Anochecía, y la luz del atardecer muriendo lo llenaba todo, volviendo la estancia aún más confortable de lo que era.

- Marinette, sabes que eres mi novia desde el beso enfrente de la tienda de libros, ¿no?- le susurró él al oído, mientras retiraba su largo pelo negro hacia un lado. Le dejó un beso corto en su cuello, para luego subir y darle otro beso en la sien.

- ¿Lo sabes, cielo?-

Ella le abrazó por la cintura y asintió en silencio contra su pecho. Lo sabía. Lo sabía desde hace mucho. A pesar que estaba bastante tímida y algo avergonzada de lo que le había pedido luego de su primer beso, decidió que debía advertirle a Félix, decírselo, para que lo supiera, para que supiera lo que le estaba entregando.

Felix y Marinette. Felinettenovember 2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora