Capítulo Dos

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Jin GuangYao era un ex cazador Vampiro de Lobos, el mejor de todos los tiempos. Como Vampiro, su piel era blanca como la leche y su cabello largo castaño suelto brillaba con la vida que no tenía. Cuando bajó del avión él sonrió. Era de noche, llovía y había viento. No sentía frio pero este era definitivamente su clima favorito. Se encontraba en esta ciudad para un seminario de nuevos cazadores, el primero en esta zona, ya de pie en tierra fue cuando un aroma a brisa distinto al del clima actual llegó a su nariz.

Delicioso, pensó. Y conocido.

Cada célula de su cuerpo se tensó, no solo por lo familiar, sino también porque no se trataba de un Alfa, sino de un Omega.

Creció para ser un Omega.

Definitivamente ahora ya no lo quería muerto. El vampiro de pronto tenía la boca hecha agua.

Vivo gritaron sus instintos. Lo quiero vivo.

Mandó a llamar a tres jóvenes vampiros y los mandó a traerlo. Los mataría si llegaban a hacerle daño. Dio la conferencia esperando que al salir pudiera apreciar la belleza en la que el único Lan vivo entre la gente debería de haberse convertido. Hasta había tenido una erección en plena conferencia imaginándoselo. Debía parecerse a su padre, Lan XiChen, pero no lo supo porque jamás lo vio. Los tres vampiros nunca llegaron. Enojado, siguió el rastro solo para encontrarlos muertos en el suelo.

Olfateó el aire.

Un Alfa. Y no uno cualquiera. Identificó el linaje Wen.

La ira se apoderó de él.

¿Había Wen vivos todavía? Recordaba haber visto a los Wen arrasados, todas y cada una de las manadas existentes. Su propio padre se había encargado de ellos. Decidió seguir el rastro pues con el olor a Alfa iba el del Omega que lo mataba en deseo. Lo rastreó hasta fuera de la ciudad, hasta lo que pareció desierto pero debajo había un sistema de cuevas y túneles.

Una manada.

No iba a atacar ahora. No. Tenía que ser inteligente. Volvió a la ciudad y se contactó con otros dos vampiros más experimentados pero fieles a él. Los mandó a observar el lugar. Sonrió loco cuando pensó en la cara que pondrían sus prisioneros en su casa, sus prisioneros V.I.P, sus trofeos: los padres del pequeño Lan JingYi.

—JAJAJAJAJAJA ¡Muero por ver tu cara Jiang Cheng! ¿Y la tuya, Lan XiChen?

***

Un sonrojo de vergüenza impregnaban las mejillas de Wen SiZhui ahora que estaba lejos de su habitación y de JingYi. Miraba cara a cara a su papá Omega adoptivo, Wei WuXian, que terminaba de atarse el cabello en una coleta de caballo con un listón rojo. Estaba en pijama pero parecía atento y perceptivo.

—Lamento haberte gruñido así —se lamentó SiZhui. Su papá sonrió y se picó la nariz antes de acercarse para revolverle el cabello.

—No lo lamentes. Ahora, cuéntanos, tengo buen olfato para ser Omega, y el lobo que está en tu habitación es uno, y está en celo.

Detrás de Wei WuXian estaba su padre adoptivo, compañero de Wei WuXian, el Alfa Lan WangJi, con su cabello negro suelto inmaculado detrás su espalda y su pijama perfectamente puesto. A su lado estaban sus primos mayores, Wen Ning y Wen Qin, un Omega y una Alfa. Ambos tenían facciones similares, podrían pasar por mellizos pero no lo eran. Wen Ning era el menor, como Omega era muy tímido pero amble. Su cabello estaba en una coleta. Wen Qin era mayor, como Alfa defería mucho de SiZhui, mirada fiera y salvaje, parecía lista para darle un sermón. Pero SiZhui se centró en su papá.

1 Serie: Lobos y VampirosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora