Destierro

Capítulo 7

-Destierro-

Capítulo 7: Encuentros, relaciones y asignaciones

~Dos meses más tarde~

Naruto se despertó, obteniendo un Deja Vu al hacerlo. La experiencia era completamente familiar, pero la persona que le acompañaba era una totalmente diferente. Despertó en una cama, acompañado de una mujer, pero ella no poseía un cabello purpura largo, en cambio era cabello azul y cortado hasta la base de su cuello. El resto de las circunstancias eran las mismas, teniendo en común las actividades que hicieron la noche pasada y la desnudes completa de sus cuerpos al despertar.

La parte culpable del rubio se tranquilizaba al recordar el aviso de sospechas sobre sus sentimientos a Yugao con la ayuda de sus sapos mensajeros. Le había informado sobre los sentimientos que estaba desarrollando por la Hermana de Aprendizaje y amiga. Ella simplemente le recordó su acuerdo anterior: ambos sabían que Naruto realizaba la misión de restablecer su clan. Junto con el informe completo sobre Konan, Yugao le respondió con consentimiento y un aviso de Suerte, con la promesa de ir a visitarle pronto.

Él pensó que tardaría más tiempo en admitir sus sentimientos, pero sucedió lo impredecible al ver que Konan había hecho el primer paso. Naruto acerco el cuerpo de su acompañante hacia él con su suave abrazo por su espalda, mientras ella soltó un gemido estando boca abajo contra la almohada, no pudiendo evitar recordar el camino recorrido para llegar a esta situación.

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El rubio y la peli-azul siguieron viéndose con frecuencia, ya que Konan obtenía de a dos o tres días libres cada una o dos semanas. Anterior a este acuerdo, Konan le había relatado la información que ella conocía sobre Akatsuki. Los nombres de los miembros, sus habilidades y por supuesto el Rinnegan de Nagato/Pain. Pero aquello no fue lo más perturbador de todo, fue sobre el líder real de Akatsuki, aquel que había movido la mayoría de los hilos desde el inicio y quien recluto a casi todos los miembros actuales: Uchiha Madara.

La sorpresa del rubio era una subestimación. Que uno de los propios fundadores de Konoha estuviera vivo y confabulando en secreto era sorprendente. No pudo evitar soltar una risa en el momento de tal revelación. Jiraiya probablemente moriría al saber la cantidad de información que revelo y más importante aún, que poseía un espía en la mismísima organización. Mientras que el hombre de pelo blanco había pasado años investigando a la organización secreta sin mayores resultados.

Entonces comenzaron las visitas esporádicas de Konan. No siempre estaba el rubio en la pequeña cabaña, ya que este se mantenía ocupado con sus propias misiones mercenarias, pero cuando se encontrarían simplemente hablaban. Era como si la niña huérfana alegre de Amegakure hubiera regresado desde los muertos. Konan debía mantener su máscara fría con Akatsuki, pero con Naruto presente se hacía añicos en cuestión de milésimas. El aura que el rubio emitía la relajaban de esa forma ocasionando que bajando las murallas impenetrables que formo alrededor de su dolido corazón. La realidad era que había muchas cosas de Yahiko en Naruto, pero al mismo tiempo era su propia persona, tan diferente como igual y tal vez era eso lo que más le atraía.

No supo cómo, dónde o cuando, pero solo bastaron dos meses para que la peli-azul se enamorara del rubio, o que por lo menos ella admitiera a sí misma. Tal vez fue durante sus charlas, cuando este le ofreciera su comodidad cuando las pesadillas sobre su pasado la atormentaran, cuando nadarían en el río, cuando ella le ayudaría a entrenar o simplemente cuando él cocinaba para ella. Eran acciones tan simples que poco a poco fueron transformando sus sentimientos de amistad en algo más, hasta el punto de que no pudo aguantar más.