Prólogo

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No todos los malos son feos, existen unos que son extremadamente guapos y sexys, pero esos, esos son los peores y lo mejor es no meterse con ellos o en sus asuntos, pero si lo haces, oh cariño si lo haces, es mejor que seas obediente y no seas entrometido si no quieres sufrir las consecuencias, consecuencias que te pueden gustar o traumar.

Luego de disparar una vez más y guardar su arma en el cinturón, llamó a sus hombres para que se deshicieran del cuerpo de uno de sus enemigos que llevaba ya un tiempo dándoles dolores de cabeza a él y a sus dos mejores amigos que en realidad los tres eran como hermanos por todo lo que tuvieron que pasar y los traumas que vivieron juntos los tres.

—Park, te espero en el avión —dijo el chico que dio el disparo final— Sabes que no me quedo a admirar mi trabajo.

—Si no vas a ayudar, no presiones —dijo el antes mencionado sabiendo que su mejor amigo iba a continuar con un "no duren mucho".

El chico puso los ojos en blanco para luego salir rumbo al avión privado que los estaba esperando en ese aeropuerto donde mataron a su enemigo. Bueno, ese fue su plan hasta que sintió como alguien lo tomaba por la espalda y le apuntaba con un arma en la sien. El chico quedó estático en su lugar y levantó sus dos manos sin siquiera hacer el intento de sacar su arma, no porque tuviera miedo o no supiera que hacer, él sabía qué hacer para que esa persona que le estaba apuntando y los otros diez no le dispararan.

—Supongo que maté a la persona equivocada —dijo en un suspiro.

—No, en realidad no, nos hiciste un favor, pero seguimos siendo enemigos —respondió.

—Eso puede cambiar —siguió.

—No me interesa —dijo la persona detrás suyo quitando el seguro del arma.

—Espera, espera —dijo con fingido miedo- Nadie se mete conmigo —y le propino un golpe en el brazo para luego invertir las posiciones y ser él el que este apuntándole al tipo con el arma.

Se escucharon varios balazos y todos los hombres de su enemigo cayeron al suelo quedando solo vivo el que llegó por detrás, este quedó sorprendido e iba a decir algo más, pero una bala perforando su cabeza le quitó la vida y sus últimas palabras nunca se sabrán.

—Park, esta es la tercera vez que te pasa esto por querer irte rápido —regaña su amigo— Ni se te ocurra irte, nos ayudas.

El menor suspiro y se puso a ayudar a sus hombres y amigo. Si bien hacía eso por desespero de ir a ver a su pequeñita, sabía bien que era más rápido si él ayudaba, pero simplemente le daba pereza ayudar y prefería irse al avión y esperar viendo fotos del amor de su vida.

Unos minutos más tarde habían terminado de limpiar y ya estaban observando las nubes de camino a Corea.

—Park, tienes una nueva misión —dijo su amigo detrás de él.

El chico sin ganas se volvió a su amigo indicándole que prosiguiera.

(...)

–¿Me estás jodiendo, Moon? —entró el chico alterado a la oficina de su amigo.

—Estoy bien, gracias por preguntar —dijo poniendo los ojos en blanco— Y no, tú eres el que está más capacitado para esta misión, aparte, por tu ausencia Park y yo tuvimos que hacer muchas misiones, así que no me vengas con tus berrinchitos, mueve tu maldito trasero y ponte al día con esas misiones en las que estuviste ausente.

—También que Moon y yo tenemos otras cosas que hacer —apoya el recién llegado.

—No hay forma, no lo haré. No seré un maldito profesor de derecho en una maldita universidad rodeado de adolescentes hormonales...

—Discúlpame anciano —puso los ojos en blanco- Tú también eres joven y si mal no recuerdo tú....—estaba diciendo uno de sus amigos, pero fue interrumpido.

—No lo haré —y salió de la habitación.

(...)

—No puedo creer que este haciendo esto. 

El Profesor de la MafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora