Capitulo Nueve

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—¿Por qué lo dejaste ir? —preguntó un JinWoo molesto cuando Moon llegó a la par de ellos.

—¿Puedes revisar que todos estén muertos? —preguntó Moon a uno de sus hombres antes de hacerle una señal a sus amigos con la cabeza para que fueran al auto. Cuando llegaron a este y estaban todos solos, Moon continuo— Creo que Lee era el de gris.

—¿Por qué no le disparaste entonces? —preguntó Minhyuk.

—Porque luego no es el culpable y habré matado a un inocente —respondió Moon—Y para saberlo tendrán que ver la mano de Lee, si es él, el lunes tendrá una venda, sino tiene nada, él no es el jefe.

—Puede no llevar nada —dijo Minhyuk.

—Tiene un agujero en la mano.

JinWoo encendió el auto y se fueron para su hogar. De camino iban hablando como hacer para ver la mano de Lee por si no llevaba nada. También cabía la posibilidad de que llevara una venda solo para no levantar sospechas así que también idearon un plan para eso. Los chicos también pensaron que era buena idea seguir entrenando a los tres nuevos que ahora vivían en su cálido hogar por lo que empezaron a charlar sobre que enseñarles el día de mañana.

Eran las doce de la noche cuando los chicos llegaron a su hogar y cuando lo hicieron, al llegar a la sala vieron a tres chicos y una bebé en los sillones de la sala, dormidos. Dongmin tenía a la bebé en su pecho, abrazándola.

JinWoo se acercó a MyungJun para llevarlo a la habitación sin despertarlo o intentando no hacerlo, agarró sus brazos con cuidado y los puso alrededor de su cuello cargandolo  como princesa hacía su habitación. JinWoo lo puso con total cuidado en la cama y se fue a cambiar para luego acomodar a MyungJun mejor y acomodarse él en la cama. Los chicos no durmieron abrazados como de costumbre, MyungJun se acomodó boca abajo y un brazo sobre el abdomen de JinWoo y JinWoo durmió todo esparramado.

Moonbin hizo algo similar con Sanha, se acercó al chico, puso sus brazos alrededor del menor, lo alzó e hizo que el menor lo rodeara con las piernas y el chico se acomodó en el cuello del mayor.

—Sé que estás despierto.

Dijo Moonbin tirando al chico sin delicadeza alguna a la cama y Sanha se lo llevó también ya que sus brazos y piernas seguían rodeando a Moonbin hasta el momento en el que tocó la cama. Sanha abrió los ojos y los dos hicieron contacto visual. No apartaron sus miradas y el mundo se detuvo para ellos dos. Ambos se empezaron a acercar poco a poco hasta que Sanha se estresó porque el chico no se acercaba rápidamente por lo que tomó su cuello para así unir sus labios en un suave y tierno beso.

Cuando se separaron, un tomate no era nada comparado con lo rojo que se encontraba Sanha y por esa misma razón, no abrió los ojos, ni siquiera cuando escuchó una pequeña risita que soltó Bin. Moonbin se acercó nuevamente a los labios del menor y depositó otro beso sobre estos sorprendiendo a Sanha, pero luego lo siguió.

—Solo espera —dijo Moonbin sobre los labios del chico para luego levantarse e ir a darse una ducha dejando a un tomate en la cama intentando adivinar si lo ocurrido había sido un sueño o no— Fue real.

Sanha reaccionó en ese instante y vio a Bin secándose el cabello con una toalla

¿Tanto tiempo había estado en shock?

El menor se metió al baño para cambiarse y cuando salió vio al mayor con sus lentes leyendo un libro y en sus labios había una sonrisa que nadie se la quitaba, ni el capitulo del libro que en esos momentos se encontraba bien triste.

Sanha se metió en la cama y le dio la espalda a Moonbin como era de costumbre, pero luego se armó de valor...

—¿Puedo dormir abrazándote? —preguntó.

El Profesor de la MafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora