MONTANDO A CABALLO
Seguí bombeando hasta que su tensión se alivió de nuevo. Entonces le di la vuelta dejándola a cuatro patas. Estrujé esas nalgas perfectas con las manos y se lo metí de nuevo en su vagina. Solo que esta vez entró entero a la primera y sin problemas.
Automáticamente volví con mi movimiento de vaivén. Se oía el ruido de sus nalgas rebotando contra mi bajo vientre.
-Dios mío, esto es mejor de lo que había imaginado. -Me dijo jadeando.
La tomé por la cintura, levantándola y sin dejar de penetrarla comencé a acariciarle los pechos. Ella jadeaba sin parar y yo cada vez estaba más excitado. Quería disfrutarla en todas las posiciones, así que se lo saqué y me tumbé al lado suyo.
-¿Sabes montar a caballo? -Le dije riéndome, y ella se reía también.
Se sentó encima mío y mirándome a la cara se metió entero mi pene en su vagina y comenzó a cabalgar. En esa posición la penetraba más a profundidad y casi al instante se corrió de nuevo cayendo exhausta encima de mi pecho.
Yo estaba súper caliente y apunto de correrme también, así que la agarré de las nalgas y comencé a meterlo rápido y fuerte. No sé si ella se seguía corriendo o es que tenía un orgasmo detrás de otro, pero ante ese mar de gemidos y fluidos tuve que rendirme y me corrí dentro de ella dejándole toda su vagina llena de semen.
Yo seguía moviéndome como poseído mientras toda mi semen se iba descargando dentro de mi querida prima al mismo tiempo que ella jadeaba sin parar y se aferraba a mis hombros como quien se agarra al borde de una cornisa en un octavo piso.
Cuando terminé de descargarme, nos quedamos los dos quietos recuperando el aliento. Podía notar su vagina palpitando con mi pene dentro al tiempo que mi semen y sus fluidos resbalaban por mis muslos. Al cabo de un momento, y para sorpresa mía, se sacó mi pene y me lo limpió todo con su boca. No se olvidó nada de los líquidos que habían caído.
-No hace falta que me lo limpies siempre, debes estar agotada.
-Es que me he dado cuenta de que me gusta hacerlo.
Esa frase se clavó en mi cerebro, no solo estaba aprendiendo rápido, sino que era una pervertida y golosa de cuidado. Cuando terminó, se limpió ella la entrepierna con las toallitas y nos quedamos tumbados en la cama, ella se me abrazó.
-¿Te ha gustado?
-Ha sido genial CARIÑO.
Enfatizó tanto la palabra cariño que me asaltó el recuerdo de la mañana, cuando yo se lo había dicho sin querer, y me quedé quieto mirándola.
-No te preocupes primito, no me ha molestado que me lo dijeras, solo que no sabía cómo reaccionar.
-¿Y ahora si lo sabes?
-Si, y creo que me gusta más llamarte cariño que primito ¿a ti qué te parece?
-Me parece genial.
Poco después nos quedamos dormidos, la verdad es que dormí mejor de lo que nunca había dormido.
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Lecciones de amor (+18)
RomanceCómo las oportunidades van surgiendo a partir del momento en que ella se muda a mi apartamento Una serie erótica creada en las experiencias de un chico alrededor de una inexperta que le pide enseñarle todo sobre sexo. Vuelve mi primer libro a estar...