SEGUNDA LECCIÓN
—¿Estás lista?
—Creo que sí.
—¿Tienes miedo?
—Un poco, al principio me ha dolido bastante con los dedos, y eso es más grande.
—¿Solo al principio?
—Si, luego ha empezado a darme mucho placer.
—Pues con mi pene será lo mismo, sólo te dolerá al principio.
—Está bien, empieza de una vez.
Entonces le di un beso en la boca jugando con su lengua para que se relajara. La tomé por las rodillas y le separé las piernas todo lo que pude, dejando su vagina totalmente expuesta y me arrodillé entre sus piernas. Suavemente recorrí toda su intimidad con la punta de mi pene varias veces, para aumentar aún más su excitación.
Entonces, poco a poco comencé a abrirme paso en su agujero hasta llegar al himen que ya estaba algo dado de sí gracias a mis dedos. Me detuve un momento, y comencé a forzar la membrana lo más suavemente que podía. La expresión de dolor de su cara aumentaba por segundos. Entonces aflojé sin llegar a sacarlo para empezar de nuevo.
Cada vez lo introducía un poco más adentro y cuando conseguí meter la mitad pude notar como su vagina se ensanchaba de repente al tiempo que Claudia soltaba un sonoro grito, su himen acababa de romperse.
—Salte por favor. —Me dijo.
—Espérate un momento, si salgo ahora, luego será peor. Enseguida se pasa.
Le di un beso en la boca intentando no apretar en su vagina. Luego comencé a chuparle los pezones hasta endurecerlos de nuevo. Me incorporé y comencé a acariciarle su clítoris. Pronto pude ver cómo su expresión cambiaba del dolor al placer al mismo tiempo que su vagina se empapaba de nuevo.
Entonces comencé un suave movimiento de mete saca sin dejar de acariciarle con el dedo en su intimidad. Tomé su mano por el dedo índice y lo llevé directamente a su entrepierna para que fuera ella la que se estimulara y poder concentrarme en su vagina que cada vez aceptaba mejor mi pene. A cada empujón lo iba metiendo más adentro hasta que mis testículos empezaron a rebotar contra sus nalgas.
Ella gemía cada vez más fuerte y sacó la mano de su clítoris para agarrarse a las sábanas. Yo cada vez me movía un poco más rápido dentro de ella y eso hacía que sus gemidos fueran más intensos.
Poco después su espalda se arqueó y me abrazó con las piernas, apretándome contra ella. Viendo que mi prima estaba llegando al orgasmo aumenté mi ritmo. Sus gemidos resonaban por toda la casa mientras que de su vagina no paraban de salir sus fluidos.
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Lecciones de amor (+18)
RomanceCómo las oportunidades van surgiendo a partir del momento en que ella se muda a mi apartamento Una serie erótica creada en las experiencias de un chico alrededor de una inexperta que le pide enseñarle todo sobre sexo. Vuelve mi primer libro a estar...