A SU SERVICIO
Le dije, y ella captó perfectamente el mensaje. Se puso encima de mí poniéndome esas preciosas bragas blancas de encaje en la cara. Mientras ella seguía comiéndomelo, yo comencé a pasar mi lengua por encima de sus bragas, entonces, las cogí con los dientes y las aparté, sujetándolas con una mano y quedándome al alcance su preciosa rajita depiladita.
Lentamente fui abriéndome paso entre sus labios con mi lengua hasta alcanzar su clítoris. Me empleé a fondo para conseguir que tuviera un orgasmo bien bueno, me sentía como en deuda con ella por todo lo que hacía conmigo. Ella, mientras tanto, seguía comiéndomelo de forma magistral, como sólo ella sabía hacerlo. Seguía yo comiéndole la rajita cuando decidí meterle un dedo en el culo y masturbarle su ano.
Ella al sentirlo aumentó el ritmo de sus gemidos hasta tal punto que tuvo que dejar de chuparlo, no me importó, quería que se corriera a gusto, seguí saboreando su vagina mientras mi dedo se abría paso por detrás suyo hasta que reventó. Gemía sin parar mientras emanaba flujos interminables de su interior. Casi sin terminar de correrse, se sentó en mi pene y se lo clavó entero gimiendo sin parar. Me cabalgaba como si fuera al galope mientras me decía.
— Me encanta limpiarle señor, voy a dejarlo limpio por dentro y por fuera.
— Haces muy bien tu trabajo Claudia, me alegro de haberte contratado.
Un nuevo orgasmo vino por su parte, pero ella parecía que no tenía límites. Se levantó y se puso a cuatro patas al lado mío.
— Vacíese dentro de mi culo señor. Así estará limpio del todo.
Entonces me incorporé y lentamente le metí mi pene en su ano. Había practicado tanto que ya no necesitaba ni lubricante, con los mismos flujos de su vagina que aún recorrían mi pene hubo suficiente. Una vez estaba todo dentro me paré a contemplarla, con ese vestido de criada y la falda cayéndole por los lados era una imagen perfecta. Entonces la ayudé a tumbarse del todo, quedando yo tumbado encima de ella y comencé a follarme su culo en esa posición.
Al estar tumbada completamente, su ano quedaba más estrecho y me daba mucho más placer. Me incorporé para seguir follándome su culo y poder contemplar el espectáculo. Yo estaba excitadísimo y Claudia no paraba de gemir. Podía ver perfectamente como mi pene desaparecía entre sus nalgas y al mismo tiempo ver su cara de placer que tenía apoyada de lado encima de la almohada. Pronto me corrí de nuevo, de tal manera que se le salía la leche del culo. Al sentir que yo me corría, mi prima se excitó de tal manera que se corrió también, uniéndose sus gritos a los míos, quedamos los dos un momento tumbados en la cama, aún con mi pene dentro de su culo. Cuando recuperé el aliento, salí de su culo.
— Un momento señor, aún no está limpio del todo.
Y sin que yo pudiera decir nada, me lo limpió nuevamente con la boca igual que solía hacer siempre después de follar. Cuando terminó, nos quedamos un rato tumbados en la cama.
— ¿De dónde sacas esa ropa?
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Lecciones de amor (+18)
RomanceCómo las oportunidades van surgiendo a partir del momento en que ella se muda a mi apartamento Una serie erótica creada en las experiencias de un chico alrededor de una inexperta que le pide enseñarle todo sobre sexo. Vuelve mi primer libro a estar...