Conociendo nuevos leones

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Jasiri y Kion se dirigieron tranquilamente y sin prisa alguna a las lejanías, hacia el hogar de la amistosa hiena que era conformado por una cueva en el interior de un largo y gran pasillo rodeado de altas paredes rocosas.

Finalmente, cuando llegaron a su destino, Jasiri le advirtió una vez más sobre aquellos leones ya que no le habían generado ni la menor pizca de confianza, pero Kion sabía que todo estaba bajo control. Mientras se iban acercando más al lago que se lograba ver a la perfección desde la cueva de la hiena, escucharon un ruido y se detuvieron, y, en ese momento, un joven pero muy delgado león saltó sobre Kion.

—Oye ¿quién eres tú y qué haces aquí? —dijo mientras se abalanzaba más hacia el rostro de Kion, pero el cachorro, sin tanto esfuerzo, logró zafarse del león y una vez estando de pie, le gruñó hasta que escuchó la voz de otra leona.

—Nuka, qué estás haciendo —dijo Vitani, mientras se acercaba a los dos leones— ¿Quién eres tú? —se dirigió hacia el del mechón rojizo extrañada por su presencia, a lo que Jasiri respondió— Él es Kion, líder de la Guardia del León.

—¿Ah sí? Y de dónde —preguntó Nuka burlesco.

—De las Tierras del Reino, y estoy aquí para que se vayan y dejen a Jasiri y a su manada tranquilos. Además ¿por qué dos leones como ustedes estarían solos en este lugar? —dijo Kion mostrándose fuerte e inflando el pecho.

—Es que no tenemos un hogar —dijo un poco tímido un cachorro de mechón café quien salía de unas rocas sin que nadie lo hubiera visto, pero Vitani inmediatamente detuvo a su hermano menor Kovu para que no siguiera hablando.

Kion se sentía sorprendido por ser unos leones tan jóvenes y que se encontraran solos en esas condiciones tan precarias, sin embargo, sólo comentó:

—Si quieren los puedo llevar a la Roca del Rey, tal vez... —En ese momento fue interrumpido.

—Oh, pero miren nada más qué tenemos aquí, un cachorro que nos invita a la Roca del Rey —decía una leona mayor a comparación de todos los que se encontraban en el lugar, mientras bajaba de un montón de rocas apiladas. Lucía delgada, pero con carácter fuerte y voz rasposa que trataba de sonar impresionada ante la sugerencia del pequeño. Ella era Zira.

Kion, al ver a la leona, por alguna razón que no comprendía comenzó a sentirse nervioso y lo primero que pensó en decir fue:

—Hola ¿quiénes son todos ustedes y por qué están aquí? ¿Por qué no tienen un hogar?

—Verás Kion, hace tiempo teníamos un hogar muy bello lleno de animales y plantas de distintas formas y tamaños, pero un malvado león nos echó de allí, nos mandó al exilio. Pero ahora hemos encontrado un lugar dónde pasar un tiempo por mientras que encontramos un buen lugar dónde seguir viviendo —dijo Zira con una voz con la que podría convencer a cualquiera y hacerlo sentir pena por ella y sus hijos.

—Vaya, eso sí que suena mal, no imagino qué animal podría hacer algo así. Si quieren podrían quedarse aquí como ustedes dicen, pero también nosotros necesitamos el agua— expresó Jasiri amablemente.

Vitani, confundida por lo que acababa de escuchar, analizó rápidamente el "nosotros necesitamos el agua" y preguntó.

—¿Ustedes? ¿Acaso viven juntos o algo parecido?

—No, claro que no. Sólo soy su amigo —respondió Kion algo penoso.

—Ah, ya entiendo, ahora los leones ayudan a las hienas —mencionó Zira mientras se colocaba a un lado de Kion y después, al estar lo suficientemente cerca, le dijo al oído—. No deberías de confiar demasiado en ellas.

Cuando los Leones se ConocenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora