Confiar o no confiar

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Con el corazón acelerado a causa de la última escena que vivía dentro su extraño sueño, Simba despertaba de la terrible pesadilla que había tenido mientras enfocaba sus ojos en la luz del día que entraba por la abertura de la cueva, por lo que se dio cuenta que ya era de mañana así que se levantó y, después de sacudir su melena, se encaminó al manantial a beber un poco de agua.

Aun así, seguía entre sus pensamientos todas aquellas imágenes tan claras y precisas de aquel sueño y se cuestionaba por el hecho de que no comprendía si tenía un significado o sólo se trataban de imágenes aleatorias a causa de lo vivido, pero en realidad lo que más le preocupaba era el si verdaderamente, a partir de ahora, podría confiar o no en el león invitado el cuál aparecía al final del sueño. Observaba el cómo era tan notorio que no le agradaba a Kion ni en lo más mínimo, además de que también escuchó las advertencias de Rafiki, pero otra parte recóndita de él no le daba ni la más mínima importancia a ello porque muy en el fondo creía que era un buen león y que las intenciones que podría llevar consigo eran sólo ideas de los demás, ya que anteriormente había charlado con Nala acerca del invitado, y ella tampoco desconfiaba de él, aunque aún así, a diferencia de Simba, ella sí permanecería alerta sólo por prevención.

De pronto lo sacaron de sus pensamientos.

-Buen día... Hola. -Esos eran Zazú y Tim.

-Estuvimos charlando un poco y me pareció muy buen chico -le dijo Zazú a Simba como si éste le hubiera estado leyendo el pensamiento.

-Simba...

-Te importaría si nos permites pasar un rato Zazú y yo, y después iré a buscarte y podrás contarme lo que quieras -dijo Simba sutilmente después de haber interrumpido a Tim.

-Claro, no te preocupes, sé que tienes tus deberes como rey. -Dicho esto con verdadera comprensión, el joven león se fue a algún otro lado.

Una vez estando solos Simba le contaba a al abe sus dudas sobre Tim, agregando lo que Rafiki le había comentado la noche anterior, todo esto mientras caminaban por las praderas, pero al contrario del mandril, el mayordomo del rey pensaba lo contrario, ya que realmente le había caído bien y al igual que los dos reyes creía que no su comportamiento no era falso.

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Tim, quien caminaba tranquilo y despacio por la hierba alta, disfrutaba del caluroso día sin imaginar que ciertos animales lo vigilaban cuidadosamente desde detrás de unas plantas altas.

-Estén alertas y observen todo lo que hace, en especial su comportamiento cuando esté solo -mencionó Kion a la Guardia del León susurrando.

-¿Y vamos a estar haciendo esto todo durante todo el día? -preguntó Bunga un poco decepcionado.

Aunque fue Bunga quien lo dijo, los otros tres amigos estuvieron de acuerdo por primera vez con lo que preguntó el tejón melero y, junto con Kion, dejaron de vigilar por unos segundos los movimientos de Tim y se reunieron en un círculo para hablar con cautela.

-Qué tal si en realidad no es quien piensas que es y sólo es un león normal el cual buscaba un nuevo hogar -dijo Beshte dirigiéndose a Kion.

-Pues ni siquiera lo hemos conocido ¿por qué no primero nos lo presentas Kion? Así podremos llegar a más y mejores conclusiones -sugirió Ono.

-Pero él y yo no nos dirigimos la palabra para nada, no tendría sentido hacerlo, parecería incluso extraño.

-O mejor yo iré con él -dijo Fuli cansada de que los chicos no se decidieran en qué hacer, mientras caminaba para salir de los arbustos y acercarse al león.

Los cuatro integrantes de la Guardia esperaron a Fuli allí sentados observando detenidamente y tratando de ocultarse lo mejor posible. Sin embargo, no fue tanto el tiempo que esperaron ya que la chita regresó casi inmediatamente.

-¿Qué te dijo? -preguntó Kion curioso y con los ojos bien abiertos.

-Nada, nos saludamos, le dije que era tu amiga y él sólo mencionó que tu papá lo había invitado a pasar unos días aquí y en este momento caminaba para conocer mejor las praderas.

Todos quedaron sin nada más qué decir. Al parecer aún no habían logrado encontrar algo, tan siquiera lo más mínimo, que les ayudara a descubrir algo de utilidad.

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Se llegaba el ocaso y la Guardia del León seguía vigilando a Tim, incluso mientras charlaba con Simba, aunque no fueron capaces de escuchar ningún comentario. Hubo momentos en el que lo perdían de vista y se les hacía imposible volver a encontrarlo, por lo que seguían buscándolo hasta que lo encontraban; era como si supiera que lo seguían y tratara de ocultarse de ellos. Pero Kion estaba dispuesto a conocer la verdad para proteger las Tierras del Reino y a su familia.

Los cinco se encontraban una vez más escondidos detrás de unos arbustos y gruesos troncos secos cuando volvieron a perderlo de vista, pero, de pronto, Tim saltó hacia Kion por entre aquellos arbustos derribándolo.

-¡Oye! Qué es lo que te sucede -dijo Fuli con indignación.

-¿Por qué me han estado siguiendo todo el día? ¿Creen que no me doy cuenta? Tal vez lo aparente pero no soy un tonto -respondió Tim molesto a la vez que se apartaba de Kion.

-Tienes razón, te hemos estado siguiendo, pero la verdadera razón es porque no creo que alguien como tú sea tan amable con todos ¡¿Qué es lo que buscas?! ¿Qué quieres de mi padre? -dijo Kion sin perder su postura ni por un segundo.

-¿Crees que pretendo hacer algo, causarle daño a alguien? -mencionó Tim sarcásticamente.

-Así es, pero la Guardia del León te detendrá antes de que puedas dar un paso para ejecutar tu plan.

-¿La Guardia del León? -dijo Tim de igual modo y después rió- pero ninguno de ustedes es un león -finalizó viendo a los amigos de Kion-. Además ¿quién inventó esa Guardia? Dudo mucho que Simba lo haya hecho.

-Rafiki nos habló de ella y ¿sabes qué? Descubriremos lo que sea que estés planeando -dijo Bunga acercándose a Tim caminando sobre uno de los troncos para poderlo ver directo a los ojos con el ceño fruncido.

-Bien, espero que encuentren lo que buscan, porque en realidad no tengo ningún plan en mente. -Dicho esto, al parecer sarcásticamente igual que todo lo demás que había mencionado con anterioridad, se marchó siguiendo su camino hacia lo profundo de la sabana sin preocupación alguna, mientras que Kion lo veía furioso y más convencido que nunca de que dentro de poco tiempo causaría grandes problemas.

Continuará...

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Sé que, según yo, este capítulo ha sido el más pequeño, pero los otros serán un poco más extensos (haré todo lo posible por hacerlo) ya que cada vez nos acercamos más al final aunque tal vez no lo parezca. Y gracias a los que han seguido la historia!

Cuando los Leones se ConocenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora