"Nosotros lo descubriremos y atraparemos"

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Kion abrió los ojos, estiró sus patas delanteras y vio que su padre también había despertado tal vez unos cuantos minutos antes que él. Así que aún con los ojos entrecerrados se puso de pie y se dirigió hacia él.

—Papá ¿por qué estuviste hablando toda la noche con ese león tan extraño? Sinceramente no me genera nada de confianza. ¿Y has notado que habla un poco rápido como si siempre estuviera nervioso?

Simba le susurró:

—No es para tanto hijo.

—¡¿Por qué lo dices? ¿Y si planea...?!

—Vamos Kion, debes entrar en calma. Lo invité a que nos acompañara.

—¿¡Qué?! —gritó el joven exaltado.

—No va a ocurrir nada malo, es un buen león, confía en mí.

En ese momento, Tim llegó de haber bebido un poco de agua y saludó alegremente.

—Hola a ambos, muy buenos días, espero que hayan descansado bien.

Kion hizo un gesto de desaprobación y fastidio en el rostro y después dijo con tono molesto:

—Bien, continuemos que no puedo esperar a llegar a casa y ver cómo está mamá.

—Vaya, sí que eres un buen león —dijo Tim.

—¡A ti qué te interesa cómo sea yo!

—¡Kion! Ya basta. —Con ese grito Simba provocó que su hijo dejara de hablar durante el resto del camino, como si no estuviera presente aunque con el ceño fruncido y su mirada fría decía todo lo que se guardaba.

Cruzaron el desierto y cuando por fin entraron a los límites de las Tierras del Reino, Tim expresó:

—¡Vaya! Que hermoso es este lugar, y desde aquí puedo ver su hogar, ¿es aquella roca, cierto?

Simba asintió con la cabeza cuando Kion comenzó a correr hacia esa misma dirección.

—¡Mamá, mamá!

Nala salió de la cueva inmediatamente después de escuchar aquellos gritos y observó cómo llegaban Kion, Simba, y otro compañero.

—Hijo, que gusto que han vuelto a salvo —dijo mientras sentía la melena roja del joven en su rostro y después, bromeando preguntó— ¿Cómo se comportó tu padre? —A lo que Kion rio y sólo dijo— Creo que con lo que ves se explica todo.

Simba se dirigió hacia Nala, se saludaron amorosamente y después le presentó al león de melena café.

—Tim, ella es Nala. Nala, él es Tim, un amigo que encontramos en el camino y lo invité a que nos acompañara.

Ambos leones se dieron un saludo.

—Él nos ayudó a vencer a unos malvados leones que atacaron a papá durante el trayecto. —Concluyó Kion.

—¡¿Qué?! —exclamó Nala preocupada—. ¿Estás bien? ¿No te ocurrió nada malo?

—Tranquila Nala, luego te lo cuento todo. —le dijo Simba muy tranquilo y después agregó— ¿Dónde está Kiara?

Como si la hubiera llamado, en ese preciso momento ella apareció y saludó con mucha alegría a su padre y a su hermano, para después presentarse con Tim.

Al cabo de un rato, Simba estuvo con Nala, Kiara se fue con Kovu quien patrullaba las praderas junto con Zazú, aunque al enterarse de la llegada del Rey el ave regresó a la Roca. Kion se encaminó en búsqueda del resto de la Guardia del León, mientras que Tim se tomó la libertad de darle un vistazo a las Tierras del Reino.

Al recién llegado le parecían muy bellos todos los pastizales y caminó y caminó hasta que se encontró con una suricata y un jabalí.

Timón gritó al verlo mientras abría los ojos como plato, se escondió detrás de Pumba e imploró que no lo comiera.

—Tranquilo amiguito, no pensaba comerte —dijo Tim divertido por su reacción.

—¿Eres nuevo aquí? —preguntó Pumba amablemente.

—Así es, Simba me invitó a su reino...

Timón, aún nervioso pero interrumpiéndolo, agregó:

—Entonces ya debes saber que somos amigos del Rey.

El león pensó un poco tratando de recordar esa parte, sin embargo, no lo recordó, pero sí pudo imaginar que se lo había mencionado.

—Sí claro. No se preocupen por mí, no los comeré.

—Genial, entonces discúlpanos, pero estamos degustando un gran bufet ¿gustas? —preguntó Timón mostrando un par de gusanos.

Tim, un poco dudoso aceptó y luego de unos minutos, los tres animales seguían comiendo todo tipo de insectos mientras le contaban al nuevo algunas anécdotas divertidas de estos dos cuando vivían en Hakuna Matata.

Por otro lado, Kion les contaba a sus amigos todo lo que había vivido en el viaje, omitiendo la parte en la que conoció a Cora ya que no quería enfrentarse al centenar de preguntas y comentarios que serían incómodos para él, en cambio hizo énfasis en la llegada del raro león.

—Entonces ¿crees que ese león tiene un plan contra tu papá? —preguntó Fuli.

—Así es...

—Tranquilo Kion, nosotros lo descubriremos y lo atraparemos —mencionó Bunga convencido de sí mismo con su actitud de siempre.

Kion le agradeció a sus amigos y continuaron allí en los pastizales divirtiéndose y pasando el rato.

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Cayó la noche y con todos dormidos en la cueva, Simba fue en busca de Rafiki a quien le contó sobre todo lo que vivieron en el viaje, le habló sobre Tim y le preguntó si había sido una buena idea llevarlo allá, por lo que Rafiki le expresó sus dudas, pero al final Simba las rechazó todas y con eso, fue a dormir. Sin embargo, sus sueños .

Estaba oscuro y el clima era muy caluroso. Simba se encontraba en medio de una estampida de ñus en el cañón, y, desesperado, logró saltar hacia una roca. Estaba a salvo. En ese momento, alzó su mirada y vio cómo su padre colgaba de lo alto, y vio cómo Scar lo tomaba con sus garras y lo empujaba hacia el vacío.

—¡Nooo! —gritaba asustado. Pero luego su semblante cambió drásticamente. —Scar —ahora susurraba enojado y corría hacia donde él se encontraba, pero al brincar para subir la última roca, curiosamente ahora veía a Kopa atemorizado entre las garras de un león color bronce y melena café, era Tim.

—¡Papá, ayúdame! —gritaba entre lágrimas, por lo que Simba gruñía con mucho enojo, pero no atacaba. De pronto, Tim levantaba su pata para golpear al cachorro, pero en ese momento Simba saltó para atacarlo.

Continuará...

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Primeramente quiero disculparme ya que tardé un poco más de lo que suelo hacerlo para subir el capítulo, pero he estado algo ocupada con cosas de la escuela...

Y bueno, en cuanto al final de esta parte tal vez les parezca algo extraña, pero así son los sueños de extraños, enigmáticos e incluso a veces sin sentido alguno.

Cuando los Leones se ConocenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora