Capítulo 11

572 57 5
                                    

Las agujas del reloj van moviéndose, la tierra va girando, los corazones laten... tic-tac; tic-tac. Jamás paran, hasta que llegue el fin de todo. Tic-tac. Una parte del mundo esta aun durmiendo, otra afronta los quehaceres de cada mañana, hay que contempla la puesta de sol. Vidas paralelas, vidas invisibles que parecen no cruzarse. En un instante, mientras estés sonriendo, soñando plácidamente alguien está sufriendo lejos de ti, ignorándolo. De hecho, dolor y alegría conviven diariamente, incluso en nuestras propias narices. Es lo mismo, que el bien y la maldad.

¿Cuándo saldrá el arco iris? ¿Dónde está la luz perdida?. Quizás estas preguntas se las estén haciendo, en el mismo espacio y tiempo, Natalia y Alba. Ambas en silencio. Una a Madrid y la otra en "Kaikas". La primera, se ha despertado, tras revivir un dulce beso. Incapaz de reconciliar el sueño nueva-mente, se dirige en la cocina y se prepara un vaso de leche. Empieza a estar harta de esperar que sus sueños se hagan realidad. De repente, alguien le toca, afectuosamente, la espalda. Se gira y sonríe.

Alba, paralelamente, inmortaliza el largo sueño. Ya tiene un nombre, su destino. Le sigue faltando la identidad de la mujer misteriosa. Su nombre empieza por N. Ejercita su memoria, inicia una lista con todos los nombres de mujer, que se le ocurren, que empiecen por dicha consonante:

"Nadia, Nancy, Nuria, Nicole, Nidia, Noemi, Nora, Noelia, Nelly, Norma..."

Su mano deja de escribir. Esta como bloqueada y no se le ocurre otro nombre. Otra incógnita invade todo su espacio mental. ¿Cuál era la chica que cenaba con su amor? Con el paseo con moto, había aparcado la primera parte del sueño. ¿Por qué se había mezclado una desconocida entre ellas? ¿Incoherencias del sueño? Pero el más preocupante, quizás fue que la mujer misteriosa la ignorase. Era una clara evidencia, de qué si seguía inmóvil, clavada como un clavo, en "Kaikas" la podría perder.

Alguien, perturba a sus deseos, está mezclando las cartas. Seguidamente, realiza tres bloques. Ya no hay vuelta atrás, Hay cosas que se nos escapan de las manos, acciones que no podemos prevenir ni revertir. No todo el mundo gira en el mismo sentido de la tierra.

----

Natalia, agradece que la providencia le haya hecho coincidir, en la cocina con la Sabela. Ve en ella un ángel caído del cielo. Parece que la chica presiente cuando y en quien momento la necesita. Las dos comparten un vaso de leche calientita y algo más. El sentimiento de qué otro cometa se está alejando, es muy presente, para la gallega. Evita aquel recuerdo.

"No, no las cosas, en aquella ocasión, habían de ser distintas."

S: No reniegues contra el sueño que has tenido- le aconseja.

N: Ya estoy harta de soñar. Yo quiero acción. Yo quiero que ella este conmigo cuando nazca nuestro hijo- le comenta, indicándole que otra vez está al límite de la paciencia.

S: Has de creer en ello.- insistió - ¿Quieres que te narre un cuento?- al no responder, prosigue:

"Una vez, en una playa lejana, una pareja, muy enamorada, paseaban felizmente. Una de ellas, no creía que lo que tenían se pudiese mejorar. No obstante, las cosas de su alrededor se iban transformándose.

La chiquilla incrédula no entendía nada. Su amor cada vez iba alejándose, haciéndose más pequeña ante ella.

La chiquilla enamorada la perseguía, pero cuando más intentaba alcanzarla, más lejos parecía.

Comprendiendo, por fin, que no la alcanzaría, opto por preguntarle ¿porqué no se dejaba abrazar por ella?

- ¿Qué te hecho? - le pregunto triste.- ¿En qué te he fallado?- silencio- ¿A caso no me quieres?

No Me Digas AdiósDonde viven las historias. Descúbrelo ahora