Capítulo 2

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Natalia colgó y se quedó plantada ante el teléfono, consciente de la respuesta que terminaba de dar a su amiga, la Dra. Carolina Eaton (compañera de medicina). Estaba trabajando en una clínica sobre inseminación artificial, métodos de embarazo alternativos, era un centro, muy bueno, que además invertía mucho en investigaciones de manipulación genética. Alba y ella habían visitado la clínica a finales del año anterior, cuando se plantearon tener un hijo suyo. Natalia recordó aquella época, casi lo había olvidado... como había olvidado que ya en aquella visita decidieron seguir adelante con el procedimiento propuesto por su amiga.

Antes de irse a New York, habían debatido como tener el hijo, aunque tenían distintos puntos de vista al final consiguieron ponerse de acuerdo.

N: La adopción me parece una buena opción con los niños que están abandonados. Triste, ¿no? A veces la vida es tan injusta. Parejas deseando tener hijos propios y no pueden, ni con su amor. Mágico sería poderte dejar embarazada... – su rostro se entristeció y se puso muy seria. A veces me pregunto si seré buena madre...

A: Claro que si mujer, tienes instinto maternal, eres sensible...- intentando alegrar a su amada- Aunque te gusta ir de dura- ríe durante un instante- Tienes muchas cualidades positivas, a los niños les gustas... que lo veo en el trabajo. Cuando cada año organizas las actividades navideñas o cada cosa que té se ocurre para alegrarlos. Si eres capaz de hacerlo por ellos, más lo serás por tus propios hijos.

N: Es que tú lo miras con tus ojitos de mujer enamorada- la abraza y la besa.

A: Lo digo porqué lo creó de verdad- le susurró al separarse.- La adopción me parece bien. Pero a ti no te gustaría tener un hijo propio, de nosotras dos. -Natalia la miro con cara de no entenderla, y al final inquirió

N: Bueno Alba ¿si adoptásemos a un niño o niña seria nuestro, porqué lo educaríamos nosotras dos?

A: Ya pero yo me refería a llevar a nuestro hijo en mi barriga, sentir sus movimientos, como me da patadas... -poniéndose la mano en la barriga.

Dios como le brillan los ojos -pensó Natalia- Esta preciosa... esta loquita por ser madre y tener un hijo nuestro.

N: ¿Se te ha despertado el instinto maternal? -con tono meloso.

A: Sí, no quiero perderme esta sensación... a ti no te gustaría...

N: Me gustan los niños, sí... Pero cuando acepte mi condición sexual... la verdad nunca me lo he planteado. Aunque pensándolo, aunque es un tópico no me veo con barriga y pasando por el parto... uii - su rostro era pura poesía. Eso hizo reír a carcajadas a las dos. –Bueno, entonces ¿tu votas por la inseminación artificial?- intentando parar de reír.

A: No, yo te propongo una revolución- y le susurró al oído su plan.

N: Así que has estado hablando a mi espaldas con mi amiga, Dra. Eaton? Pillina, pillina... ¿Qué te hacía pensar que a mí me haría ilusión? –haciéndose la pesada. Le busco las cosquillas a Alba y estuvieron riendo por un rato largo.

Un poco más tarde, las dos más serías y con mucha voluntad en ponerse de acuerdo.

A: Mira, es muy fácil. Vamos a la clínica donde trabaja tu amiga, nos hace las pruebas. Damos nuestros óvulos, o lo que necesite... La técnica te la explicará mejor Carolina. Ella me ha asegurado que se puede hacer. Sería un bebé de las dos. Fecundaría un óvulo con material genético de la otra. Es mejor que la inseminación artificial... que no me gusta para nada- remarcándolo.

N: Sí, ya sé de lo que me hablas- dijo, estaba muy pensativa. También había pensado en aquella alterativa... Pero no le parecía justo.- Además también es algo frío ¿no?

A: ¡Según como lo mires mujer! Será nuestro... mira yo tampoco quiero quedarme con un solo hijo.- intentando convencerla.- Espero tener, al menos, la parejita. El segundo lo podemos adoptar... ¿que té parece?

Natalia se imaginó a su chica embarazada, acompañándola a las visitas a la comadrona, acompañarla al parto y ver como su hijo nacía... Dios, que sensaciones de ternura experimento en tan sólo pensarlo ¡Qué hermoso debería ser! Sí, ellas también tenían el derecho de tener un hijo que se les pareciera.

N: Sí cariño -la abrazó con fuerza y mostrando infinita alegría.

Fueron a la clínica donde trabajaba su amiga y se hicieron las pruebas pertinentes y se prepararon para ofrecer, cada una su óvulo. Retornaron a Madrid, decidiendo no comentárselo a nadie hasta que fuera una realidad. Pero entonces cayó el bombazo de la enfermedad de la madre de Natalia... Y lo había olvidado casi por completo y más ahora con la desaparición de Alba

Natalia se dirigió a la habitación, cogió la maleta y saco la ropa que había (la de su anterior viaje a Kaikas) y empezó a meter ropa limpia. Ya había elegido y aunque podría compartir su decisión con varia gente, con la que le apetecía hacerlo era con su Alba... ¿y sí me oye?- pensó Natalia y se vio hablando sola.

N: Albi, si puedes oírme... ¡te quiero contar que vamos a ser mamas! –dejando la ropa y mirando el vació, como si delante suyo estuviera su niña...- ¡Sí, mamas! Ha llamado la Carolina y me ha comentado que tenemos un par de óvulos fecundados. Aunque no estás tu aquí para llevar nuestro bebé en tus entrañas- se entristece y prosigue.- estoy dispuesta a ser madre, a llevar nuestro bebé en mi barriguita... A lo mejor, té quito este gustillo- intentando animarse.- A lo mejor es una decisión demasiado precipitada, ya sabes que me gusta pensar muy bien mis decisiones. Pero amor, quizás sea lo último vivo que me quede de ti y me resigno a que seas un recuerdo... No, no té quiero decir adiós.- en aquel instante suena el timbre del piso.

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Muy lejos de Madrid, en aquel mismo instante y en otra hora horaria... En un poblado Africano llamado Kaikas en una cabañita situada en un alto monte, rodeada de vegetación... hay una chica estirada en una especie de choza o cama. Se enfoca su rostro, se puede reconocer claramente a Alba Reche. En su cabeza esta algo vendada y parece un ángel plácidamente durmiendo. De hecho, ha estado en coma se había dado un fuerte golpe en la cabeza y sólo estaba en manos de Dios.

Una mujer, con aspecto de ser occidental, entra en la cabaña cargada de leña. Es alta, pelo rubio y largo. Viste con pantalones y un jersey... Se nota preocupada... Su querido Kaikas ha cambiado tanto... Por empezar su tranquilidad se había terminado. Mucha gente había accedido a aquellos montes, intentando sobrevivir... Y entonces estaba aquella chica, que rescato de aquel accidente y evito que fuese víctima del terrible maremoto. Pero se había dado un fuerte golpe en la cabeza. Si no reaccionaba la llevaría en el próximo campamento de ayuda humanitaria, donde seguro que habría médicos.

Mujer: Bueno, he conseguido esta leña para calentarte. Espero que despiertes, por favor. No sé cómo te llamas, pero cuando te vi supe que eras mi ángel perdido.

En estos mismos instantes Alba, mueve un brazo, pero aquella desconocida no se da cuenta y se gira para animar la hoguera, que está próxima a la cama. Se ve como Alba abre los ojos y como va explorando a su alrededor, esta extrañada, no reconoce aquel sitio e intenta hablar. Pero algo le tormenta, su rostro está cubierto por un claro sentimiento de pánico.

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No Me Digas AdiósDonde viven las historias. Descúbrelo ahora