Capítulo 32

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Una nueva normalidad

Julia comía apaciblemente, degustando cada ingrediente, sabor mientras intercalaba algún gesto de afecto con su pareja. Y así, termino su tiempo libre, dedicándole sus horas, al terminar la comida recogió la vajilla sucia, y la puso a remojo, como buena ama de casa.

Le hacía cierta pereza volver a su rutinario trabajo, seria hermoso estar al lado de Sabela, robarle sonrisas, que le decían indirectamente que no pasaba nada. Aunque una parte de ella necesita reflexionar sobre su infantil comportamiento. A parte, de qué a las siete de la tarde tiene una cita importante. Sabela esto medio incorporada en la cama, con los ojos un poco cerrados estaba más tranquila y también necesitaba su tiempo para meditar.

Ju: Cariño, me voy- anuncio cuando regreso a su lado. La doctora abrió los ojos, elevo un brazo para acercársela y regalarle un beso de despedida. Que dulces eran sus besos... y le costó despegarse de ellos. - ¿Quieres algo antes de qué me vaya?- Sabela la miro fijamente y le acaricio su rostro, suavemente

S: No te preocupes... solo déjame cerca el teléfono inalámbrico por si llama alguien. Seguro que mi madre. -en este momento le quita un pelo rebelde de su rostro.

Ju: Ya me gustaría estar aquí en este justo instante -empieza a ironizar la inspectora, reprochándole, indirectamente, el absentismo al gimnasio de aquella mañana. No obstante, en esta ocasión su pareja no se muestra ofendida por ello. Simplemente, le sigue la broma.

S: ¿A qué sí? ¿Estarías dispuesta a perder la apuesta, y que mi madre me metiera en su avión privado y me ingresase en el Instituto Gutman de Barcelona? - aunque su tono de voz es irónico, en cierta forma también parece una amenaza entrañable. También podría ser interpretado de la siguiente manera no quiero apartarme de ti, y no quiero enfadarme contigo por tonterías ¡Aunque muy bien Sabela Bonet Monsolís, ya basta de niñerías!

Ju: Me parece bien... Me lo tendría que pensar. Si el plan de Gisela tuviera éxito sería la primera en apoyarlo. Y sí, te enviaría a Galicia -dijo automáticamente, siguiendo la broma. Aunque su foro interior estaba a rojo vivo. Fue una broma de efectos drásticos, se habían dicho su verdad disfrazada. Realmente, la inspectora estaría dispuesta a dejarle ir, porque le importaba, por encima de lo otro, su felicidad.

S: ¡Vamos que harás tarde! - le aconseja, aunque parece más a una cándida orden. Aquellas conversaciones eran mejor cortarlas, nunca sabías donde te guiarían. Si realmente pretendías decir algo, era mejor hablar sin torceduras.

Ju: Tienes razón- se agacha para hacerle un beso fugazmente e inquiere -La culpable serás tú. -y sin esperar su respuesta sale de la habitación definitivamente.

Sabela se ríe de su última frase, y por fin, la soledad la vuelve a invadir. Otra vez un ruido de una puerta cerrarse y no trae consigo una sensación de alivio. Otra vez las cuatro paredes encarceladoras, el mismo espejo, las mismas olas en su cabeza.

Quiso gritarle que no se fuera, que se volviera a meter con ella en la cama y la abrazase como hacía dos horas. De aquella forma todo andaba bien y todo carecía de importancia. No obstante, con el piso vació la realidad se imponía.

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Natalia colgó el teléfono su rostro estaba muy pensativo contemplo de reojo a Alba y le sonrió, por fin su amiga daba señales de vida y estaba dispuesta a ir a verla de inmediato. Recordó cada minuto, cada experiencia compartida junto a Sabela. La ayudo desde que se conocieron, se convirtió en su muleta, en su razón... Había sido como un rayó de luz que le iluminó cuando más lo necesitaba... cuando lo hubiera maldecido todo. ¡Era una persona tan entrañable y apacible¡

N: Té importa darle la merienda a Valentina.-le pidió a Alba tras informarle de quién la había llamado. Sabía que aparte estaría contenta de hacerlo, desde hacía unos días, que habían empezado a darle el biberón. De aquella manera, su pareja se sentía más implicada en la crianza de su hija.

No Me Digas AdiósDonde viven las historias. Descúbrelo ahora