Capítulo 27

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Julia, estaba esperando a fuera del box de Sabela deseaba estar junto a ella, estrecharle la mano, para que supiera que estaba a su lado. ¡Jamás la dejaría! Pasase lo que pasase. Los dos médicos que la entendieron, no le permitieron entrar. Y la espera se le hacía eterna y eso que fue el inicio de un largo calvario. Estuvo a punto de violar las reglas y entrar, pero en aquel instante, el doctor cuarentón, salió y le permitió entrar.

Sabela, estaba postrada en la cama de frente sus ojos estaban cerrados, el lado derecho de su rostro tenía varios hematomas. Su rostro estaba desencajado y reflejaba algo de tristeza. Aunque más que nada, parecía una bella durmiente. No obstante, las heridas visibles te hacían experimentar su propio dolor.

De su boca, salía un tuvo que iba conectado a un respirador. Se le acerco, con mucho miedo y respeto. El doctor que seguía dentro, más joven que el otro, le hablo... y no escucho lo que le decía. Se quedo unos minutos observándola estaba llena de tubos, vías... Los ojos miel estaban muy rojos. No había podido aguantarse el llanto, pero había conseguido cerrar la llave paso de sus lagrimales. En aquellos instantes, debía ser fuerte y esperar que Sabela venciera el fantasma de la muerte.

Ju: ¿Le puedo coger de la mano?-le pregunto, temiendo que si la tocara le hiciera daño.

JA: Sí, puede. -dijo y se volvió a callar. Observo, como la verdadera pareja de su compañera, le cogía con mucho cuidado su mano izquierda. Como si fuese una cosa muy delicada, frágil. - ¿Quiere que le deje un rato a solas con ella?- le pregunto, comprendiendo que necesitasen intimidad. Julia no respondió y él se marcho y esta última lo agradeció.

Ju: Estoy aquí mi amor.- le susurro, con la esperanza de qué la escuchara.- Te quiero mucho. Recuerda, estoy aquí y no te pienso dejar jamás -le recordó, otra vez su promesa.- Regresa conmigo tenemos un sendero para recorrer hay tantas cosas para compartir y hacer. – y siguió hablándole con el corazón en la mano y dibujando como veía su vida junto a ella. Se acerco a su rostro y se agacho para darle pequeños besos en la zona frontal.

Desde lejos, había dos mujeres que la observan eran Natalia y Alba, que se quedaron en el pasillo, no queriendo romper aquel momento. Una tercera persona, se sumó a ellas. Era la Rafi, que había permanecido varias horas junto a su nieta, luego se había ido a comer en la cafetería para estar más rato con ella.

Por avatares de la vida, fue la última de enterarse de qué Natalia y Alba, por fin, se había reencontrado. Y corrió de un lado para otro hasta que las encontró ante el box de Sabela.

Ra: ¡Alba, cariño!- le grito, ya desde lejos. Llego a su lado exhausta, casi se había pegado un santo maratón. Y sin pensárselo se echo en sus brazos, con mucho impulso, por poco, se caen al suelo.

A: ¿Mamá, eres tú?- se separó un poco de ella y estuvo durante unos minutos observándola. La Rafi, se empezó a preocupar. Quizás su hija no había recobrado la memoria.

Ra: ¡Sí! ¿Me recuerdas?- su hija no respondió, se limitó a mirarla. Natalia, observa la es escena muy emocionada, poco a poco las cosas regresaban a su justo sitio.

A: ¡Madre!- exclamo, empezando a llorar por enésima vez. Se dejo acunar por los protectores brazos de su progenitora.

Julia, asomo la cabeza a través de la cortina. Los gritos de alegría de la Rafi le había captado la atención su rostro dibujo una apagada sonrisa.

Ju: Entrad.- les ánimo, tiempo más tarde.- Sabela estará contenta de verlas.- y todas, a la vez lo hicieron. Y estuvieron al lado de ella, hasta que vinieron a recogerla para subirle al quirófano.

A: Sabela, tú y yo no nos conocemos. –le dijo, unos minutos antes de que se la llevaran, estaba algo cohibida. ¿Qué le podía decir? Lo poco que sabía de ella era que era un encanto de persona. Natalia la quería mucho. Y aquella chica de pelo ondulado la adoraba, sin ninguna duda, debía ser una joya de persona.- Gracias para cuidar de mi pareja en mi ausencia. Y espero que regreses y sobrevivas, para agradecértelo y conocerte.

No Me Digas AdiósDonde viven las historias. Descúbrelo ahora