CAP 16

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Draco

Este año había sido, con diferencia, el más duro. No sólo en la escuela, en casa las cosas eran atroces. Su padre básicamente lo vendió a Voldemort, como si no fuera una persona, sino un chip que se desplaza.

Recibió la marca tenebrosa en contra de su voluntad, en muchos sentidos se sintió como una violación, pero no era nada comparado con lo que Bellatrix le hizo, para prepararlo para su tarea.

La idea hizo que Draco se estremeciera. Ella se refería a ello como un honor, uno noble. Él la odiaba. Mirándola, sabiendo que había matado a Sirius. Odiaba que ella pensara que matar a alguien era un honor. Se odiaba a sí mismo por las cosas que le obligaban a hacer.

Se odiaba a sí mismo por todas las cosas que iba a hacer.

Después del encuentro con Harry en el expreso de Hogwarts, Draco corrió al baño y simplemente lloró. No sólo por Harry, recordaba cada vez que Bellatrix lo gafaba, cada vez que invadía su mente, cada vez que lo entrenaba. Todo volvía, a veces como pequeñas olas.

A veces venía todo a la vez y sentía que se ahogaba. Esas veces no podía respirar. Se quedó allí más de una hora, se perdió la cena.

Se sujetaba la cabeza con las manos.

Tenía que recomponerse y hacer lo que el señor Oscuro exigía.

Tenía que matar a Dumbledore.

O Voldemort lo mataría a él y a su madre.

[...]

Los siguientes meses, Draco decidió idear formas de matar probablemente a uno de los magos más poderosos de todos los tiempos.

No podía creer que lo estuviera haciendo. Matar a alguien. Draco era muchas cosas, pero sabía que no podía matar a alguien. No a sangre fría.

Había debatido huir, debatido desafiar a Voldemort. Sabía que eso lo llevaría a una muerte inevitable, pero la aceptaría.

Sinceramente, tal vez la muerte podría ser la llave que resolviera todos sus problemas.

Pero aún quedaba su madre.

Y no podía, no quería, dejar a su madre. El único miembro de la familia que realmente le importaba. No confiaría en su padre para cuidar de un perro mascota, y mucho menos de su madre.

Debatió sobre el veneno, incluso tenía un frasco listo para darle al profesor Slughorn que sabía que encontraría su camino hacia Dumbledore.

Pero había una posibilidad muy grande de que alguien más se envenenara.

Y Draco no quería más sangre en sus manos.

Llevó la botella al baño y comenzó a verterla por el desagüe. Siempre iba a los viejos, ya nadie iba allí y en cierto modo era solitario.

Había vertido la mitad del líquido por el desagüe cuando se detuvo bruscamente.

Lo sostuvo a la altura de los ojos y examinó el contenido. Tenía media botella de alcohol envenenado.

Había muchas voces en su cabeza, demasiadas para entenderlas. Pero casi todas decían lo mismo.

Bébetela, siseaban en su cráneo.

Se llevó la botella a los labios y cerró los ojos.

Sólo hazlo, dijo una voz más suave y amable en su cabeza.

Draco ni siquiera sintió las lágrimas que le surcaban la cara.

Tal vez si se lo bebía, podría hacer que todo se detuviera, tal vez.

-¿Qué estás haciendo?

Una voz lo sobresaltó. Dejó caer la botella y se rompió a sus pies. Draco supo quién era incluso antes de mirarlo.

-Harry Potter- dijo Draco. -Siempre aquí para salvar el día.

-¿Qué estabas haciendo?- Harry trató de sonar enojado pero sólo salió preocupado.

-¿Qué parte de "Aléjate de mí" no te ha entrado en ese grueso cráneo tuyo?- Draco no había hablado con Harry en más de dos meses, pero era fácil sonar enojado, indiferente.

Después de todo su vida dependía de fingir sus emociones.

-Sé que estás trabajando con Voldemort.

Draco sonrió pero era casi malicioso, "Ahora sí". Dio un paso hacia Harry, sus ojos se posaron en el mapa de los merodeadores doblado en la mano de Harry.

-Me has estado siguiendo.

-Sí.

Draco dio otro paso hacia Harry, aunque no había tomado nada se sentía borracho.

-Y ahora me has pillado.

Draco ladeó la cabeza mientras miraba a Harry, sentía tantas cosas diferentes.

-Dime Harry, ¿cómo piensas detenerme?- las palabras de Draco eran de enfado.

-¿Has... has estado llorando?- preguntó Harry, sin responder a la pregunta.

Draco se acercó a tocarle la mejilla, había olvidado que hacía no menos de cinco minutos se había debatido a beber veneno.

-¿Y tú...?- Harry se detuvo finalmente mirando la botella rota. -¿Qué estabas haciendo Draco?

-Eso no te concierne.

-Por supuesto que me concierne- Harry sonó dolido.

-Es curioso teniendo en cuenta que fuiste tú el que dijo que se había acabado. Te rogué que me creyeras, sabes- la ira que Draco sentía en su interior empezó a burbujear y la dejó salir. -Te lo pedí, te rogué que confiaras en mí.

-Si sólo hubieras sido sincero- empezó Harry pero Draco le cortó.

-¿Entonces qué? ¿Eh?- Draco se adelantó, su corazón empezó a caminar más rápido. -¿Entonces qué? No estaba trabajando para Voldemort entonces; ¡no podría haber salvado a Sirius!

-Lo siento- Harry bajó la mirada. -Sólo estaba enfadado.

-¡No eres el único que siente ira!- gritó Draco.

-Lo siento- suplicó Harry mientras sostenía la mano de Draco.

El corazón roto de Draco dolió ante eso. No quería otra cosa que abrazar a Harry, decirle que lo único que quería era a él.

Pero no pudo.

-Dijiste que se había acabado- Draco dijo lentamente, tratando de mantener el dolor fuera de su voz. -Sólo lo mantengo así.

Y con eso se alejó, sin mirar atrás ni una sola vez.

Siempre y para siempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora