CAP 19

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Harry

Durante las siguientes semanas, Harry finalmente había descifrado cuál era la tarea de Draco. El nombre en el paquete, el alcohol envenenado, todo tenía finalmente sentido.

Draco tenía que matar a Dumbledore. No creía realmente que Draco pudiera hacerlo, pero lo estaban forzando y Harry no estaba tan seguro de cuánto tiempo sería capaz de demorarse.

Intentó llamar la atención de Draco pero el otro chico lo evitaba como la peste.

Revisó el mapa todo el tiempo, sólo para poder atrapar a Draco en algún lugar a solas donde pudieran hablar.

Vio su oportunidad cuando Draco faltó a clase para ir a los viejos baños. Esto no puede ser bueno. La última vez que Draco había estado allí tenía una botella envenenada en los labios. Harry dobló el mapa y prácticamente corrió tras él.

Se detuvo fuera, cuando pudo oír débiles sollozos procedentes del otro lado. Se asomó silenciosamente al interior. Draco estaba encorvado sobre el fregadero, llorando. A Harry se le rompió el corazón. No podía soportar ver esto.

Entró.

-Draco- dijo en voz baja.

El rubio se giró y su expresión pasó de la confusión a la ira.

-Te dije que te mantuvieras alejado.

-Sé lo que estás haciendo.

Draco se burló. -Sí, no hace falta ser un genio para darse cuenta de que estaba llorando, Potter.

-Qué... no, eso no. Sé lo que Voldemort te obliga a hacer- Harry vio que Draco se estremecía ante la palabra "Voldemort".

Draco sujetó su varita, como si estuviera asustado. -Harry sólo retrocede.

-Draco podemos arreglar esto, déjame ayudarte- Harry dio un paso adelante.

-Detente- advirtió Draco. -Por favor, no quiero hacer esto, aléjate- Draco sonaba francamente desesperado.

Harry dio otro paso hacia adelante.

-Stu- comenzó Draco pero Harry lo cortó.

-¡Sectumsempra!-  gritó Harry. Lo había leído en el libro que había estado usando este año. "Un simple hechizo de desarme" decía. Harry nunca lo había probado, pero el libro había demostrado ser útil, incluso digno de confianza, así que lo utilizó. Lo único que quería era desarmar a Draco para que pudieran hablar.

Draco jadeó y dejó caer su varita. Miró hacia abajo y se tocó la camisa, que se ponía más roja a cada segundo.

El corazón de Harry se hundió. Oh, no.

Draco se dejó caer y Harry se precipitó hacia él. -¡No, no, no, Dios, no!- Harry entró en pánico. Desabrochó la camisa de Draco y casi gritó.

Draco jadeaba para respirar.

-Lo siento mucho- Harry estaba llorando. -Dios, lo siento mucho. Voy a buscar ayuda, quédate conmigo.

Harry corrió hacia el profesor más cercano que pudo encontrar, ni siquiera se molestó en explicarle a Snape la sangre que tenía en las manos, ni siquiera recuerda haber dicho mucho, pero lo siguiente que supo fue que estaba de vuelta con Draco y Snape estaba murmurando hechizos curativos sobre el chico que sangraba.

Harry no podía respirar. ¿Qué había hecho? Creyó que iba a sollozar incontroladamente, pero entonces la herida de Draco disminuyó y éste gimió de dolor.

Oh, gracias a Merlín, pensó Harry. Gracias a Dios que está vivo. Harry soltó un suspiro de alivio.

Snape miró a Harry acusadoramente. A Harry no le importó. Ya se ocuparía de todo eso más tarde. Ahora mismo se alegraba de que Draco estuviera vivo.

[...]

Harry evitó a Draco los días siguientes. Ni siquiera soportaba mirarlo. Se odiaba a sí mismo. Se odiaba a sí mismo con una pasión con la que ni siquiera odiaba a Voldemort.

Podría haber matado a Draco. Se odiaba a sí mismo sabiendo que si Snape no hubiera estado allí, lo más probable es que Draco estuviera muerto.

Hermione había intentado hablar con él, pero él la cerraba. Draco había estado en el ala del hospital durante una semana y Harry había revisado el mapa todos los días. Incluso cuando Draco volvía a su dormitorio, incluso cuando empezaba a asistir a las clases, Harry siempre miraba el mapa para ver dónde estaba Draco.

Pero Harry nunca hablaba con él. Finalmente, cuando no pudo aguantar más, sacó el mapa y decidió enfrentarse a sus miedos. Intentó localizar a Draco pero no estaba en ninguna de las clases.

Entonces lo vio. Draco estaba en la torre de astronomía. Con Dumbledore. Solo.

Harry corrió.

Subió las escaleras en silencio y pasó por debajo de las sillas. Miró a través de los espacios y vio a Draco apuntando con la varita a Dumbledore. No dijo nada. Su reacción instintiva debería haber sido sacar él mismo una varita y unirse a la batalla, pero por un momento se preguntó si Draco debía hacerlo. Ganarse la confianza de Voldemort, conseguir a su madre y... Dios, en qué estaba pensando.

Se agachó y escuchó. Dumbledore parecía bastante tranquilo para ser un hombre a punto de morir.

-No me matarás, Draco- Dumbledore declaró con calma. Harry se preguntó cómo podía estar tan seguro y entonces notó cómo Draco estaba temblando.

-Tengo que hacerlo- Draco susurró. -O me matará.

A Harry se le atascó la respiración en la garganta.

-¡Matará a mi madre!- Draco estaba llorando ahora.

El llanto rompió el trance, Harry tenía que hacer algo. Sacó su varita pero entonces vio a Snape, poniéndole un dedo en los labios, diciéndole que se quedara quieto.

-Lo siento mucho Draco- dijo Dumbledore.

-Vete a la mierda- respondió Draco pero bajó su varita y comenzó a llorar. -Tienes la maldita razón, no puedo hacerlo.

Entonces Harry vio llegar a los mortífagos y en un instante la varita de Draco volvió a estar en alto.

Bellatrix se acercó.

-¿Qué pasa Draco?- preguntó sombríamente.

-No lo tiene- uno de los mortífagos habló.

-¡Cobarde!- ladró otro.

Bellatrix se acercó al hombro de Draco.

-Hazlo- susurró, con voz amenazante. Draco parecía estar a punto de sollozar.

Entonces entró Snape.

-Severus- habló Dumbledore.

-Está con nosotros- dijo Bellatrix.

-¿Qué?- preguntó Draco, su voz estaba asustada.

Harry estaba tan metido en todo, que no podía ni moverse, sólo podía apartarse y mirar. La sangre le hervía al ver a Bellatrix, al principio ni siquiera escuchó bien la conversación.

Entonces Harry se dio cuenta de lo que ella había dicho.

-Severus, por favor- dijo Dumbledore y antes de que nadie pudiera reaccionar Snape le lanzó un hechizo a Dumbledore.

-¡Avada Kedavra!

Dumbledore se dejó caer. Harry gritó, vio como Bellatrix agarraba el brazo de Draco y lo arrastraba con ella. Harry ardía, si ella lastimaba a Draco... no, Harry no dejaría que eso sucediera.

Ese pensamiento le dio fuerzas renovadas, tenía que moverse.

Para cuando Harry llegó, todos se habían ido, excepto Snape que estaba cerca de la salida.

-¡Confió en ti!- le espetó Harry.

Snape lo miró y luego, él también, desapareció.

Harry se quedó solo y con el corazón roto, junto al cuerpo sin vida de Dumbledore.

Siempre y para siempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora