CAP 18

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Draco

El año estaba pasando más rápido de lo que le hubiera gustado. Habían pasado casi cuatro meses y aún no tenía la menor idea de cómo iba a matar a Dumbledore.

Se había encontrado con Harry otras 3 veces durante este tiempo, cada visita fue breve. Odiaba eso. Pero Harry había empezado a preguntar y Draco no quería mentirle a la cara. Draco sentía que se deslizaba, no estaba del lado de nadie.

En un juego coloreado de blanco y negro, él era gris. Obviamente no estaba del lado de Voldemort, pero ahí estaba, tratando de encontrar la manera de hacer su atadura.

Por supuesto, Bellatrix se impacientó, exigiendo. Le proporcionó un collar maldito, a través del gabinete de desaparición en la sala de requerimientos y le dio una forma de matar a Dumbledore. Sin estar realmente allí.

El collar estaba sellado, y había instrucciones claras de que no debía tocarse, a menos que Draco quisiera la misma muerte horrible que Dumbledore. La idea hizo que Draco se estremeciera.

Draco intentó convencerse de que era algo que podía hacer, algo con lo que podía vivir. Harry le pidió que se reuniera con él ese día, pero no pudo hacerlo. No podía estar con alguien que creía que había algo bueno en Draco. Todo el tiempo estaba planeando hacer que mataran a alguien.

Se las arregló para contrabandear el collar en su viaje a Hogsmeade. Harry había tratado de llamar la atención de Draco todo el tiempo pero Draco lo ignoró. Tenía un plan. Dirigir el paquete a Dumbledore y dejar que un estudiante se tropezara con él. El alumno tendría que llevárselo a Dumbledore, que lo abriría y pum.

Draco lanzó un hechizo sobre el paquete para asegurarse de que nadie más que Dumbledore pudiera abrirlo.

No era el plan más a prueba de faltas, pero era suficiente.

Dejó el paquete en el baño local y esperó. Finalmente, una pobre alma desprevenida  tropezó con él y lo recogió.

Ya no hay vuelta atrás, pensó Draco. Esperó hasta que ella se fue. Todavía no podía creer que hubiera hecho esto.

Y se odiaba a sí mismo por ello.

Salió a trompicones del baño.

La cabeza de Draco daba vueltas. Creyó que iba a enfermar. Estaba matando a alguien, acababa de enviarle la muerte a alguien, era un asesino, él...

Un grito cortó sus pensamientos.

Joder. Salió corriendo y vio a Katie, en el aire, con la cara congelada en un grito de dolor. Luego se dejó caer. Draco no comprendía lo que estaba pasando. ¿Cómo había sucedido esto?

Corrió hacia ella, junto con otra media docena de personas. Recogió el paquete, examinándolo cuidadosamente. Al principio parecía perfectamente normal.

Luego lo vio.

Había un pequeño agujero en un lado, era pequeño, apenas visible pero suficiente para el contacto con la piel.

Draco no lo entendía. ahora llevaba guantes pero ya había tratado con el mismo paquete antes y estaba perfectamente bien pero Katie había colapsado después de que una fracción de su piel quedara expuesta.

No tenía sentido, pero estaba muy enfadado consigo mismo.

Ni siquiera se detuvo a considerar que podría haber un agujero en el paquete que Bellatrix había enviado.

Por supuesto que lo habría. Había sido ingenuo al no comprobarlo cuidadosamente.

Harry estaba allí en un instante con Granger.

-¡Deja eso!- habló Harry mientras apartaba el paquete de la mano de Draco.

Draco se limitó a mirarlo.

-Probablemente esté maldito- dijo Harry, mirando a Draco con preocupación antes de volver su atención hacia Katie.

Por supuesto que está maldito, pensó Draco con tristeza, fui yo quien lo trajo.

[...]

-¿En qué coño estabas pensando?- Harry echaba humo mientras hablaba.

Draco no respondió. Harry lo había acorralado antes de salir de Hogsmeade e insistió en que se reunieran esta noche.

Así que aquí estaba Draco, en la biblioteca, escuchando a Harry gritar.

Debatió contarle a Harry la carta que había recibido, las amenazas tanto de Voldemort como de Bellatrix, pero decidió no hacerlo. Esta era su elección e iba a asumirla.

-¡Podrías haber matado a Katie!- Harry gritó.

-Lo sé- le dolía que Harry le gritara pero tal vez esto era lo que Draco necesitaba para tomar su decisión. Bueno, para comprometerse con la elección que ya estaba hecha para él.

-Podrías haber muerto- la voz de Harry sonaba dolorosa. Como si le doliera decir las palabras.

Draco bajó la mirada. -Sí, lo sé.

-¿Tan egoísta eres?

-¿Qué?

-He dicho que si eres tan egoísta que me dejarías al morir- Harry escupió. -Todo este año es lo único que has intentado hacer.

-No tienes ni idea de lo que he pasado- ahora era el turno de Draco de acalorarse.

-¿Y yo no he sufrido?- preguntó Harry, indignado. -¡He perdido a mis padres, a Cedric, he perdido a Sirius!

-¡Tienes gente!- Draco se acercó más a Harry. -Tienes amigos, y una familia, los Weasley te consideran uno de los suyos, te quieren, Potter. Te quieren. Yo apenas tengo a nadie.

-¡Me tienes a mí!- gritó Harry.

A Draco se le cortó la respiración en la garganta.

-¿Qué?

-Idiota espeso e incompetente- empezó Harry. -No puedo perderte, ¿vale?

-¿Por qué?- preguntó Draco, enfadado por alguna razón.

-Es que... es que no puedo, ¿vale?

Draco quería gritar. Se sentía como un huracán de diferentes emociones, se sentía emocionado, asustado, sentía que iba a reír y vomitar al mismo tiempo. Quería decir algo, debería haber dicho algo pero su vida -la de su madre- estaba en manos de Voldemort.

Así que se echó para atrás.

-No puedo hacer esto ahora.

Se dio la vuelta.

-¡Draco!- dijo Harry pero Draco ya se había alejado.

Siempre y para siempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora