CAP 22

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Draco

La vida de Draco había sido una desgracia tras otra, solo un gran y gigantesco choque de trenes, pero en el momento, con Harry en sus brazos todo había valido la pena.

Cada momento con Harry valía la pena, si tenía que vivir lo que Bellatrix había hecho, lo que su padre había hecho, lo que todos ellos habían hecho, si tenía que volver a pasar por todo eso, lo haría con gusto mil veces más si pudiera tener a Harry con él.

No estuvo seguro de cuánto tiempo se abrazaron porque después de unos segundos, escuchó a Ron aclararse la garganta con bastante fuerza ante lo cual retrocedió.

Se habría avergonzado pero Harry parecía igualmente atontado y eso extrañamente lo calmó.

-Entonces...- la voz de Harry sonó un poco sin aliento y Draco no pudo evitar sonreír ante eso.

Harry inhaló. -Necesitamos vuestra ayuda para encontrar algo- se dirigió a todos los alumnos de Hogwarts que ahora se habían reunido en la sala de requerimientos.

-¿Qué es?- preguntó uno.

-No lo sabemos- admitió Harry.

-¿Dónde está?- preguntó otro.

Harry se rascó la nuca y aunque Draco debería haber estado prestando atención a lo que se decía no pudo evitar notar lo lindo que se veía Harry cuando hacía eso.

-...tampoco lo sé- Harry había vuelto a hablar y Draco se dio cuenta de que no había estado del todo presente.

-Admito que no hay mucho que hacer- Hermione habló.

-No hay nada que seguir- un alumno de séptimo curso -Seamus- supuso Draco, habló.

-Mira será algo pequeño, fácil de ocultar, y tiene algo que ver con Ravenclaw.

-¿Alguna idea?- preguntó Ron.

-Bueno, está la diadema perdida de Rowena Ravenclaw- habló Luna.

Draco le sonrió, desde su "estancia" en su casa, se habían hecho amigos a pesar de todo.

Antes de que pudieran continuar, una chica pelirroja entró corriendo.

-¿Ginny?- habló Ron.

-Snape lo sabe- dijo ella, sin aliento de tanto correr. -Te vieron en Hogsmeade Harry.

[...]

La siguiente serie de eventos fue casi increíble, terminó con un duelo uno a uno entre Snape y Minerva. Justo cuando Draco pensaba que tenían una pequeña victoria, la gélida voz de Voldemort sonó en su cabeza, en la de todos los presentes en Hogwarts en realidad.

-Dame a Harry Potter...- la voz siseó. A Draco le dio recuerdos de cuando Bellatrix lo había entrenado y le costó toda su fuerza de voluntad no llorar.

Se concentró en sus lecciones de oclumancia; ha dominado el arte pero Voldemort no estaba técnicamente invadiendo su mente, sólo estaba enviando un mensaje.

Pudo bloquear la mayor parte, pero captó lo esencial. Cuando finalmente terminó, pensó que todo era ridículo porque nadie en su sano juicio lo consideraría, pero entonces alguien -una voz femenina que reconoció- gritó

-¿A qué esperas? A por él.

Draco creía haber sentido todas las emociones de ira conocidas por el hombre pero la emoción que sintió en ese momento fue francamente asesina.

Se puso delante de Harry y le agarró del brazo.

-Si alguien quiere coger a Harry, tendrá que pasar por mí- dijo, con voz desafiante.

-Y de mi- dijo Hermione mientras se unía a ellos.

-Y de mi-se unió Ron al decirlo.

-Y de mi- habló Neville.

 -Y de mi- habló otro

 -Y de mi- y otro más.

Más de dos docenas de estudiantes se habían reunido alrededor de ellos pero Draco mantenía aun firme agarre en la mano de Harry.

Draco disparó arrastrando los pies a la chica-marica-que lo había dicho.

La profesora Minerva terminó enviando a la mayoría de los alumnos a las mazmorras para protegerse, Ron y Hermione fueron a la cámara de los secretos para conseguir el colmillo del Basilisco y Harry y Draco corrieron a la sala común de Ravenclaw para encontrar la diadema.

Draco seguía con una mano en el brazo de Harry y de camino a la sala común, acabó tirando de Harry en- otra sala de clases.

-Esta no es la sala común- dijo Harry, muy consciente de que la mano de Draco seguía en su brazo.

-Tenía que decirte algo- Draco sonaba sin aliento.

-Tienes que dejar de acorralarme en las salas de clase abandonadas- Harry había intentado el humor pero su voz salió suave.

Draco estudió su cara, estudió esos ojos azul océano, esa mandíbula perfecta, el conjunto de pelo alborotado. Apartó el pelo de Harry de su cabeza.

-¿Te disgusta?- preguntó Draco, sin saber si se refería al tacto o a la clase.

Harry no respondió.

Draco se inclinó susurrando en el oído de Harry.

-Harry... yo...- estaba desesperado por decirle a Harry que lo deseaba, que lo amaba, que no quería otra cosa que besarlo allí mismo, pero las palabras parecían atascarse en su garganta.

Hizo lo que había hecho en su cuarto año, cuando había querido saber si él afectaba a Harry de la manera en que Harry lo afectaba a él.

Comenzó a trazar su mano de nuevo, subiendo por su brazo hasta su omóplato.

-Puedes decirme que pare cuando quieras.

Cuando Harry no respondió, dejó de trazar y retiró la mano.

-No pares- dijo Harry, había cierta nostalgia en su voz.

-¿Qué?- preguntó Draco.

-Draco ¿qué estás haciendo?- preguntó Harry.

-Estoy...- la garganta de Draco sonaba seca.

Antes de que pudiera continuar alguien entró en la clase y ambos saltaron.

-Ahí estáis- Luna habló. -Creo que he encontrado la diadema.

Siempre y para siempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora