CAP 20

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Draco

Bueno.

Estaba vivo. Eso es algo.

Si el año pasado fue el infierno, este año fue el purgatorio. No de los buenos, era más bien el purgatorio católico. Donde las almas sufren y sufren hasta que se limpian de todos sus pecados.

El único problema es que Draco no estaba seguro de poder expiar todos sus pecados. No cuando su familia había dado residencia a todos los malditos mortífagos. Era horrible. Además de temer por su vida, Draco estaba totalmente harto.

Imagina que entras a tu cocina a por un maldito vaso de  agua y ves a Voldemort de pie comiéndose una bolsa de patatas fritas. Eso aún no había ocurrido, pero Draco no estaba seguro de poder evitar abofetear al señor tenebroso si alguna vez se encontraba solo en su presencia.

Draco se había asustado hasta un punto en el que ya no podía estarlo más. Después de los llantos, los gritos, el miedo, después de todo llegó un punto en el que le importaba una mierda. Se volvió indiferente, ya sea para sobrellevar la situación o simplemente para pasar un día más, pero Draco lo tenía.

Cuando secuestraron a Luna, Draco no dijo realmente nada. Lo habían hecho sin informarle, no le dijeron nada. Nunca lo hacen.

Tenía la marca tenebrosa, claro, pero nadie lo trataba como un igual.

A sus ojos, era un niño que tenía un solo trabajo y ni siquiera podía hacer eso.

Todavía se le erizaba la piel cada vez que Bellatrix se le acercaba, no podía evitarlo. La evitaba. Los evitaba a todos.

Pasaba la mayor parte del tiempo con Luna. Habían empezado a hablar y la chica le gustaba extrañamente. En otra vida podrían haber sido grandes amigos.

Se lo comentó una vez, hacía más de dos meses que había llegado.

-Oh, no creo que eso sea del todo correcto- dijo ella.

-¿Qué significa eso?- preguntó Draco. Era fácil hablar con Luna.

-No necesitamos otra vida para ser amigos. Creo que ya somos amigos- dijo ella con total naturalidad.

Draco sintió mucha vergüenza, culpa, todo el odio a sí mismo que había, lo sintió.

Ella lo vio en su cara porque habló incluso antes de que él pudiera responder.

-Te sientes culpable por mantenerme atrapada aquí- dijo ella.

Draco asintió. No confiaba en sí mismo para hablar.

-Eso no es culpa tuya, tonto.

-¿Cómo puedes... cómo puedes soportar estar cerca de mí?- preguntó Draco.

-Por lo que sé, no sabías nada de mi secuestro, ¿es correcto?- Draco asintió de nuevo.

-Correcto, y estás en una casa, rodeado de mortífagos, que básicamente te obligaron a matar a Dumbledore pero aun así no pudiste hacerlo, porque eres una buena persona Draco.

Draco estaba aturdido, no podía hablar aunque quisiera.

-Has sido amable conmigo. Te has asegurado de que esté cómoda y, sinceramente, me siento segura sabiendo que estás aquí.

-Luna- dijo Draco mientras las lágrimas se derramaban por sus mejillas.

-Eres tan víctima de las circunstancias como el resto de nosotros Draco- ella habló y en ese momento Draco quiso abrazarla. Draco nunca había tenido hermanos pero por primera vez entendía lo que debía ser eso. Se juró a sí mismo que no dejaría que le pasara nada.

Siempre y para siempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora