Capitulo 14:Confesion.

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Hilary Myers.

Cuando éramos niños vivíamos sin preocupaciones, perdíamos nuestro tiempo viendo Jorge el curioso, Dragon ball, pokemon, etc. Sentíamos miedo cada vez que alguien nos decía "Te voy a acusar con tu madre".

Decíamos que el amor era un asco y que jamás nos enamoraríamos, pensábamos que todos a nuestro alrededor eran nuestros amigos, no le dábamos importancia a nuestro cuerpo o a nuestra ropa. Teníamos una mente tan pura, ingenua e inocente, tanto así que creíamos que nuestra vida era perfecta.

Los cuentos de hadas nos vendían una vida sin preocupaciones, sin ataduras y sobre todo sin problemas, mientras que la vida real es un desastre, un caos total y está lejos de ser perfecta.

8 chicos a inicio de la adolescencia sentados en el suelo de la enorme casa sin luz y mucho menos Wifi. Absolutamente todos están aburridos. Los mayores, Brendan, Harriet y Mathew, se encargaban de distraerse jugando Uno pero aun así se les nota el aburrimiento a Kilómetros. Los pequeños,Samantha, Jack y yo, estamos recostados en los sofás sin ánimos de hablar, solo escuchamos las gotas que golpean contra las ventanas. Los del medio, Kane y Brendan, milagrosamente están callados sin emitir sonido alguno.

Es muy raro ver a esos demonios tan tranquilos.

—Estoy aburridooo—habla el rubio a mi lado.

—Cállate Jack—lo reprende Samantha —No arruines el precioso silencio.

—Deberíamos salir—habla Nathan concentrado en la pelinegra que tengo a mi lado izquierdo.

Desde hace algunos días no paran de mirarse de esa manera y me empalagan. Hace un mes se estaban matando y ¿ahora se miran así?

—Si quieres puedes salir, pero hazlo solo, ninguno quiere mojarse el trasero—Kane le da un golpe en la cabeza.

—Ey, no le hables así—Samantha lo señala con el dedo—Solo yo puedo hablarle así.

—Tu no le hables así—le empujo su dedo regordete—La única que le puede hablar así al idiota soy yo.

—No me digas, idiota—Kane se levanta del sofá y se planta frente a mí.

—Yo te digo como quiera, principito—le guiño un ojo.

—Tu a mí no me hablas así—Samantha llega mi lado y me un fuerte empujón que si no es por Kane caigo de cara al suelo.

—No la empujes—la amenaza Kane que me sostiene.

—Ey, no la amenaces—el chico de ojos grises jala a Samantha y la cubre con su cuerpo.

—No me ultrajes así—la pelinegra le da un empujón.

—¿O que vas a hacer niñito?—Kane me suelta y me cubre como Nathan lo hizo con Samantha.

—No me empujes—el pelinegro le reprocha.

—No me dejes atrás, idiota—me abro paso.

—Te voy a golpear Kane, no me importa que seamos amigos—sentencia Nathan.

— Quiero ver que lo intentes—Kane adopta una posición de pelea.

—No te atrevas a tocarlo—Samantha se adelanta quedando frente al rubio.

—Oh no, que él no se atreva a tocarlo—me planto enfrente de ella empujándola.

—Y si lo toca ¿Que harás zanahoria?—me devuelve el empujón.

El arbol de la inseguridad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora