Extra IV

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Clover Williams.

Tu mentalidad no cambia la realidad de tu presente. Una mentalidad positiva te cambia a ti y la forma en que enfrentas tu presente, cambiando así, tu futuro. Esa es la mentalidad de una adolescente de 15 años, mejor dicho. La mentalidad de Clover Williams, ósea yo. La edad no tiene nada que ver con la sabiduría pero si hay un estereotipo tan grande sobre ella. Si no eres un anciano de cabello blanco que a duras penas puede orinar solo entonces no eres sabio o no tienes una buena filosofía de vida.

Lo cierto es que he madurado muy rápido, incluso creo que soy más madura que Kelly, mi hermana mayor, pero no se lo digo porque es capaz de golpearme, el punto es que cuando vives con un famoso Actor y una aclamada Artista, la perspectiva del mundo se trasforma dándole otro significado, un significado propio, único y diferente.

La filosofía de mis padres me ha ayudado en ser mejor cada día y dar lo mejor de mí en cada cosa que hago, no es por presumir pero estoy segura de que rozo la perfección. Vale, si, herede la arrogancia de mi padre pero que puedo decir, los Williams somos superiores. Volviendo al tema de la filosofía: Si no logras tu objetivo tienes la certeza de que diste todo de ti y no te quedas remordimiento alguno pero yo le agregue algo más. Intentarlo hasta que te salga bien, hasta que logres tus objetivos, hasta que llegues a la cima.

Una sacudida hace que me despierte de golpe. Mis ojos no tardan demasiado a acostumbrarse a la luz del día y lo primero que enfoco es el rostro de mi querida hermana mayor muy cerca de él.

— ¡Clover, son las 7:30! Levántate que se nos hizo tarde para ir a la escuela—es lo único que dice antes de salir de mi habitación dejándome aturdida.

Parpadeo un par de veces asimilando las palabras que salieron de la bica de mie hermana ¡Mierda! Me levanto de golpe y en el proceso mi pie se enreda con la sábana provocando que empiece una lucha en contra de mi sabana. Aquí es donde puedo decir que se me pegaron las sabanas. Como puedo en líbero pero me bloqueo. Miro en uniforme que cuelga de mi armario y pensando por un momento si bañarme me haría ahorrar más tiempo. La respuesta es sí, pero no voy a ir a la escuela oliendo a lo que sé que huela en este momento.

Derrotada me levanto del suelo y entro en el baño. A lo maldita sea me quito la pijama y sin esperar a que el calentador haga su trabajo me meto en la ducha ahogando un grito, el agua esta exageradamente fría. Salgo rápidamente de la ducha envuelta en una toalla y me apresuro aponerme el uniforme. Lo bueno es que ya tengo todo listo en mi maleta y ni tengo que matarme la cabeza con eso. No quiero decir que padezco de TOC porque no lo hago pero si me da ansiedad cuando veo algo fuera de lugar, no me importa si lleno mas tarde a la escuela tango que dejar mi habitación ordenada y reluciente porque si no lo hago, todo el día estaré distraída y pensando en el desorden que se verá. Sí, soy un poco obsesiva.

Ya cuando mi habitación parece un espejo me aplico bloqueador en el rostro y un poco de rímel trasparente. No soy de maquillarme, mi belleza es natural. Agarro mi mochila y le doy una última mirada a mi habitación verificando que no haya quedado nada fuera de lugar. Me doy palmaditas en la espalda oro el espléndido trabajo que acabo de hacer y cierro la puerta para bajar las escaleras en donde Kelly camina de un lado al otro alborotando su melena rojiza, a su lado, Mason bosteza y con una toalla seca su cabellera rubia.

—No puedo llegar tarde. Mi asistencia perfecta se vería afectada y ni hablar de mis notas, bajaran un 0,1% y no puede pasar, arruinaría mi promedio perfecto y ninguna universidad querrá a una irresponsable como estudiante. Pero puedo apelar y decir que tuve una calamidad doméstica y tendrán que revocar y anular mi tardía...

Enarco una ceja hacia ella y siento una presencia junto a mí. No necesito girarme para saber de quién se trata.

— ¿Yo soy así?

El arbol de la inseguridad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora