Capitulo 27:Feliz navidad...

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Hilary Myers.

Como he dicho antes tengo algún tipo de obsesión y fascinación por los ojos. Siento que es lo más sincero del ser humano, están tan estrechamente conectados con el cerebro que en lo primero que se reflejan las emociones, es en la mirada. Cuando veo a los ojos de Nathan puedo notar un sin fin de emociones, como: frustración, confusión, enojo ya que no recuerda nada de lo que paso de un año para acá.

—¿Por qué tenemos que decorar nosotros?—inquiere Jack sentado en el sofá.

—Solo hagámoslo para irnos de una maldita vez—responde Nathan.

Si, ya está en casa. O bueno en mi casa.

Este año mis padres ofrecieron la mansión Myers para hacer la cena de navidad ya que ni yo, ni Harriet hemos estado presente en las últimas navidades. Y para ser sincera presiento que esto va a ser un total caos.

Samatha mira a Nathan con muchos sentimientos, es la que peor la ha estado pasando. Por lo menos Nathan nos recuerda a nosotros—incluso a mí— pero el último recuerdo que tiene de Samantha es ver a la chica de 13 años tomando un vuelo hacia Italia y abandonándolo.

Vaya situación triste.

—Si. Háganlo rápido—murmura la chica de cabello blanco que no me agrada en lo absoluto.

—Claro. Como hacemos todo lo que tú dices ¿no?—comenta la pelinegra intentando colgar algunas luces en el árbol.

—Vale. He tratado de ser lo más cordial posible pero esta chica me está sacando de quicio y de una maldita vez anuncio que si otra estupidez sale de su boca no dudare en golpearla y sacarla a patadas de mi casa—exclama Harriet desde la cocina. La chica ahoga un gemido y yo solo puedo sonreír a la nada.

Amo a mi hermana.

Esto es como solidaridad de género hacia Samatha.

—No vayan a pelear—ordena Mathew, el buen Mathew—Ya estamos muy retrasados...

—El único retrasado serás tu—se burla Brendan que se está atragantando con un bastón de caramelo.

—¿Donde esta Kane?—cuestiona el pelinegro buscando con la mirada al rubio.

—Debe estar por ahí—responde Harriet.

—Que va—habla Samatha y una minúscula sonrisa aparece en sus labios.

—¿Por qué no mejor ayudamos todos?—sugiero llamando la atención.

—No me había dado cuenta de que estabas ahí—dice la chica. Ser cruel es como respirar para ella.

Mis alarmas se activan cuando veo a Harriet salir de la cocina rascándose la nuca y a Samantha bajándose de la escalera intentando no abalanzarse sobre ella.

—Y yo no recuerdo haberte invitado—me apresuro a decir antes de que Harriet se escape del agarre de Brendan—Pero estas aquí.

La pelinegra ahoga una risa y me da un asentimiento en señal de aprobación subiendo nuevamente en la escalera.

—No me hables así—la chica de ojos azules me señala.

Para ella soy un blanco fácil. Y si, lo soy.

—No te vayas por ahí Jazmín—Kane baja las escaleras con una expresión imperturbable que me perturba—No te metas con mi chica.

Dejo de respirar al instante. No hemos concretado lo que somos en realidad y que me reconozca como su chica hace que mi corazón lata a mil. Harriet mira a la chica lanzándole dagas por los ojos y ella se encoje junto a Nathan que parece estar concentrado y encapsulado en su propia mente.

El arbol de la inseguridad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora