✔ 𝗥𝗘𝗔𝗟𝗜𝗗𝗔𝗗 ━━━━ Steve Rogers

[25] Hechicera Esmeralda

Agatha trataba de convencerlas pero ellas no aceptaban, por más tentadora que suene su propuesta ninguna dijo "si" tal vez lo pensaron pero no hablaron.

Las dos liberaron su poder empujando y destruyendo todo a su alrededor, Wanda corrió hacia Agatha y la empujo despertando de la ilusión en las que las tres estaban.

Wanda cayó al vacío junto a Agatha, Gwen se acercó a la orilla con preocupación pero al ver que las dos se elevaron al cielo la peliverde las siguió.

Wanda comenzó a darle golpes con su poder y Gwen hacia lo mismo.

Visión quiso acercarse para ayudarlas pero Wanda lo detuvo.

Las dos atacaban a la bruja pero ella las esquivaba, o eso parecía, Gwen y Wanda dibujaban runas al rededor de todo el campo de energia para que Agatha no pudiera usar más sus poderes.

El resto de la familia Maximoff veía todo desde el suelo, Steve por primera vez se sentía impotente ante la idea de poder ayudar en algo, solo se dedico s abrazar a su hijo.

Gwen volvió a observarse las manos y estas ya estaba completamente negras al igual que las de Wanda.

—Vamos! Quiero todo su poder!!

Gwen y Wanda ya estaban cansadas, la cara de ambas estaba perdiendo su color, solo sus ojos parecían tener vida.
Siguieron lanzándole su poder hasta que ya no pudieron más y se quedaron levitando en el aire.

Gwen trataba de regular su respiración, sentía que su vida se estaba de cuerpo.

—Mamá!— gritó James al verla, Steve solo lo abrazó aún más.

—Sobre nuestro trato— comenzó a hablar Agatha —Una vez lanzado ya no le puedes hacer cambios a un hechizo, este mundo que crearon siempre estará fracturado igual que ustedes.

Agatha levantó sus manos para atacarlas pero de ellas no salió ni una pizca de magia.

Gwen y Wanda levantaron la vista y sus colores volvieron a sus rostros.
Las runas que había hecho comenzaron a brillar de verde y rojo y Agatha vio asustada, ya no podía hacer nada.

—Recuerdas las runas?— preguntó Gwen con algo de burla.

—En un espacio especifico, solo quien las crea puede utilizar su magia— terminó Wanda —No necesitas decirnos quienes somos en verdad.

Volvieron a absorber su poder de Agatha, Gwen estaba rodeada de su aura verde con los ojos cerrados, alrededor de ella se formo un traje del mismo color con una diadema.

—Ay no.... No entienden lo que han hecho— advirtió Agatha.

Las tres volvieron al suelo ahora como las bruja escarlata y hechicera Esmeralda.

Wanda se acercó para hechizar a Agatha dándole el papel que tenia antes, la vecina chismosa pero Gwen la detuvo ya que primero queria hablar con ella.

Wanda le dio una mirada severa y se dio la vuelta para ir con Visión y sus hijos.

—No tienes idea de lo que dejaste liberar— exclamó Agatha —Vas a necesitarme si quieres destruirla más adelante.

—La tendré vigilada— ella suspiro ya que aunque no creia del todo habia una parte de ella que sea si —Por lo mientras.... Ya sabré donde encontrarte.

Gwen la hechizó y ahora Agnes estaba devuelta sonriendole.

—Vaya mira ese estilo linda, siempre fuiste mi Maximoff favorita pero no le digas a Wanda— Bromeo.

—Te veo luego Agnes— Gwen le sonrió y se dio la vuelta encontrandose con Steve y James —Vengan aquí mis dos hombres favoritos.

James corrió con ella y Steve se acercó para darle un corto beso.

—Vamos a casa?— pregunto Steve.

Gwen asintió y comenzó a caminar a la que era su casa al lado de James.
El hex estaba comenzando a deshacerse pero no le afectaba a su hijo ya que Gwen y Wanda lo controlaban para alcanzar a despedirse.

—Despues de usted señora Rogers— al llegar el rubio le dio el paso Gwen entró atrás de James.

Al pasar la puerta sus trajes desaparición y volvieron con la misma ropa que habían llegado al pueblo.

James estaba recostado en su cama mientras Steve lo arropaba para dormir.

—Tu madre y yo estamos orgullosos.

Gwen se acercó para darle un beso en su cabeza, Steve imitó su acto y se dirigieron a la puerta para irse.

—Adiós mamá y papá.

Los dos voltearon a verlo una última vez y vieron la ventana detrás de él, el hex restante comenzaba a desvanecerse.

—Gracias por habernos elegido como sus padres— exclamó Gwen.

James les sonrió para después taparse bien con la sabana y dormirse.

Steve y Gwen caminaron a la sala principal pero la peliverde iba unos pasos más adelante hasta que su esposo la tomo de la mano con delicadeza y le dio la vuelta para pegarla a su cuerpo y abrazarla.

—Lamento que hayas tenido que pasar por esto— se disculpó Gwen aguantado las lágrimas.

—Yo lamento haberte presionado con lo del bebé, sé que no es tu culpa— Steve sentía los ojos llenos de lágrimas.

Steve se despegó de ella y se acercó a la grabadora de sonido, puso una canción y le extendió la mano a Gwen.

—Me permitiría esta piesa bella señorita?

—Si apuesto caballero.

Los dos bailaron lentamente al sonar de la canción mientras todo a su alrededor volvía a la normalidad y se acababa el hex.

La canción terminó al igual que la ilusión que se mantenia en su casa, la ilusión de la vida que Gwen había iniciado.