La promesa de un oso enamorado. Cap. #26

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Los días pasaron, y mientras ellos pasaban nuestro secretario favorito sólo podía preparar meticulosamente su pedida de mano, tenia que ser perfecta, porque su hombre era simplemente perfecto, no obstante sus cupidos no le ayudaban mucho en eso.

—¿No era más fácil llevarlo a Disneyland y pedírselo frente a un castillo? Es lo que la mayoría de gays hacen... o eso dice tiktok e Instagram.—inquiere Beth, mientras observa el lugar.

—Yo creo que es una buena idea.—acredita Paco.

—Si, bastante didáctico.—comenta Sarah.—¿aquí es dónde esperaras con la serenata? ¿Cómo pretendes traer a Evans hasta aquí?—se cuestionó.

—¿No es genial?—pregunta el oso viendo la esquina de la cuadra, donde había un terreno vacío listo para ser decorado.—Bueno, Chris y Brady me ayudaran en eso.—responde.

—¿Quiénes son esos?—pregunta Beth confundida.

—Es el hijo de Evans y el mejor amigo de éste.—responde Paco.—Con las tiras de luces esto quedará con un aura muy mágico, eso es seguro.

—Tío Marcello, debería considerar conseguir amigos de su edad.—ríe la castaña.

—Bien, ¿cuándo empezamos a decorar? O más bien; ¿cuándo planeas pedirle matrimonio a Evans?—cuestionó la ejecutiva.

—Oh... bueno mañana sería ideal como a las 7 pm para que no sea tan tarde pero lo suficientemente oscuro para que las luces luzcan, ya es final de mes, de esa forma dentro de cuatro meses sería perfecto para la boda.—responde.— Además que nos da tiempo de ahorrar, nuestro aniversario quedaría de esa forma alineado con nuestras vacaciones y así podríamos disfrutar de celebrar debidamente.—concluye dejando a todos perplejos.

—¿Si que los has planeado, no?—pregunta Sarah temiendo que su mejor amigo se fuera a casar con alguien obsesivo compulsivo.

—Es un clásico de Virgo.—suelta Beth y la mayoría asiente.

—Bien chicos, nos vemos entonces mañana a las 4 para comenzar a adornar.—dice la mexicana.—Marcello, te mandaré el traje de mariachi a tu departamento más tarde con Rafa, igual aprovechan y ensayan una vez más.—agrega y el mencionado asiente.

—Genial, nos vemos entonces porque tengo que regresar a la oficina, Evans debe estar preocupado porque sólo me mandó por su traje a la lavandería.—comentó el secretario.

—Entonces vamos.—sugirió Sarah para irse con el hombre en su camioneta.

~*~

Por otro lado, en una de las salas de reuniones de la compañía se encontraba todo el equipo de trabajo a cargo de la remodelación completa del restaurant del ejecutivo Logan Ross que si bien llevaban avanzado bastante del trabajo aún no había llegado a su fin.

—Partiendo de que el jefe de proyecto no ha podido darnos una ruta que tomar para el problema de ampliado del establecimiento hemos decido llamar a uno de nuestros mejores arquitectos para que nos de su opinión.—anuncia.—Con ustedes; Arnold Wolf.—presenta al hombre rubio y maduro que entró por la puerta con una amplia sonrisa.

—¡No jodas! Evans, es el guapo familia de los ricos estos que te dije son de México... los... los Wolf son.—le susurra la castaña a su mejor amigo, quien asiente sorprendido.

—Si, sí que es guapo...—respondió Evans.—pero no más que mi oso.—aseguró haciendo reír a Sarah.

—No recuerdo si éste es hermano o primo de los hermanos Wolf...—comenta dudosa.

—Un gusto saludar a todos aquí, bueno; regresando al proyecto Ross tengo que mencionar algunas cosas;—hablaba el gran arquitecto.—si bien estamos contra un barranco podemos asegurar este con un reforzamiento, que si es costoso pero me parece vale mucho la pena por los siguientes puntos...—seguía parlando el hombre. Pues si será un costo bastante extra, pero creo que si hacemos un recorte podríamos manejarlo...–pensaba Evans mientras analizaba la situación, su atención pronto se posó en el marido de Victoria que estaba tomando notas.–¿qué carajos hace él aquí? No forma parte del proyecto... ¿estará cubriendo a Victoria? O también podría estar aprendiendo de la reunión como Sarah, ella tampoco está asignada a éste pero le es interesante el cómo recortar presupuesto en mano de obra y materiales más viables cuando se requiere... aún así se me hace muy extraño siendo él.–pensó.

Un oso para papá.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora