¿Cuál es la pregunta de Marcello? Cap. #11

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¿Qué si interrumpía? ¡Vaya que si! ¡Pero que inoportuno era Filip en ese instante! Pero, aún más importante... ¿era casualidad o estaba preparada aquella interrupción? Evans no conocía en lo absoluto al pequeño italiano frente a él, pero algo le decía que para nada era casualidad aquella "escenita".
Además, el pequeño italiano no le quitaba los ojos de encima a su secretario, y eso no era lo peor, sino que lo miraba con una sonrisa coqueta que simplemente enfermaba a Evans... un segundo, ¿Evans estaba sintiendo celos de Filip? Bueno, si celos era querer romper aquel rostro que tenía aquella estúpidamente coqueta sonrisa–que por cierto, para nada era linda–entonces sí, Evans estaba celoso de Filip.

Evans ya había aceptado que Marcello Bendetti le gustaba de aquí a la siguiente galaxia, es más, también sabía que el sentimiento era mutuo ya que le gusta a su secretario. Ya habían dado unos grandes pasos como para echarlo a la basura por un nuevo dígito–que por cierto, no encaja para nada según Evans–en la operación. Definitivamente tenía que despejar a esa "X" de la operación.

—Eh...—farfulló Evans.—de hecho si, Marcello y yo estábamos a punto de entrar al restauran para poder tener la cena que ya habíamos planeado previamente.—explicó queriendo sonar seguro en su afirmación, pero aunque quisiera no era del tipo de persona que podía ponerse a la defensiva rápidamente para poder pasar sobre los demás a como le diese la gana.

Marcello lo miró un poco dudoso.—¿En serio habíamos plane...—no termino de articular la oración ya que su jefe le lanzó una mirada fulminante, queriendo que siguiera con la pequeña farsa que no era tan falsa.—¡Oh, es cierto!—afirmó el italiano entendiendo el juego.

—Hmmm... tío, pensé que me había traído para buscar el tra...—intentó decir Paco, pero se detuvo en seco al sentir las miradas asesinas de su tío y Evans.—el tra... tamiento en ungüento para los barros... en mis... en mis nalgas...—okay, para haber tenido que inventar una fachada para la escena montada con la sílaba "tra" no estaba tan mal, aunque aún así todos le quedaron mirando raro.

—Si, así mismo es Paco, Evans tiene el ungüento que necesitas, y por eso aprovechamos para cenar también.—siguió el oso. Obviamente Filip no se creía ni media palabra de lo que el trío de hombres le estaba diciendo.

—Bien, entonces me retiró, tengo algunos asuntos importantes que hacer.—explicó mientras miraba a Marcello y le depositaba un beso en cada mejilla haciendo hervir de celos al castaño.—Nos vemos mañana en el trabajo, Marc.—luego volteó hacia Evans con una mirada que gritaba asco combinado con desprecio por cada micro-milímetro de su ojo.—Igualmente para usted, señor Brown.—le dijo, o mas bien le escupió con desdén. Sin más, Filip Lepore salió del lugar con el aire de grandeza que tanto se gasta a pesar de su mínima estatura.

Los tres hombres suspiraron aliviados.

—Por Dios, que pesado se sintió el ambiente. Lo peor es que no ha ni empezado el proyecto y el tipo ya me detesta.—habló Evans.—Aunque... el sentimiento es mutuo.—masculló después para si mismo, aunque los dos italianos también lo escucharon.

—Filip suele poner el ambiente así.—acreditó el más robusto.—Por cierto, gracias por sacarlo de aquí tan ingeniosamente Evans... no se me hubiera ocurrido algo como eso tan rápido.—le sonrió cálidamente, lo que hizo sentir bonito a Evans.

—Gracias.—respondió mientras le correspondía aquella tonta mirada que ambos se sostenían, apreciando lo que le atraía del otro... vaya; era como esos lindos amores de high school que nadie olvida.
Paco que solo podía observar aquella escena no pudo más que admirar lo bonito que es el amor y desear que algún día le llegara alguien con quien intercambiar miradas y sonrisas bobas por minutos como lo hacían ellos ahora... bueno, quién sabe, quizá le llegue el amor pronto a éste italiano.

Un oso para papá.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora