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Cuando Gustabo decidió empezar con aquella divertida relación poliamorosa siempre intento ser lo más sincero y transparente con los otros hombres.
Pero había un secreto, algo importante, que nunca les comento. Quizás si se los hubiera dicho lo que estaba por suceder jamás pasaría.
J.- Gustabo ven a mi despacho por favor-. Hablo Jack por radio, tanto él como el ruso llevaban horas haciendo papeleo y querían relajarse un rato con su novio.
No recibieron respuesta por radio, cosa que los confundió, pero al cabo de unos segundos vieron al rubio ingresar por la puerta sin tocar.
V.- Cariño, ya hablamos de entrar a los lugares sin tocar antes-. No había rastro de enojo en su voz, más bien había uno de diversión.
El omega solo asintio y sonrió sin soltar ni una sola palabra, sus alfas lo miraban entrecerrando los ojos pero él solo se hizo el loco y empezó a caminar cerca de ellos.
J.- ¿Te comió la lengua un ratón, muñeca?-. Ambos lo acorralaron y comenzaron a dejar suaves besos en su cuello y claviculas.
Viktor al lamer su glándula de aroma se percato de que no tenía el mismo olor de siempre así que frunció el ceño.
V.- ¿Por qué hueles solo a coñac?-. Enterró su nariz en busca de los otros dos aromas pero nada.
El menor solo elevo los hombros a modo de respuesta y Jack lo miro fijo a los ojos, había algo raro en el chico pero no sabía descifrar qué. Se acercó hacia sus labios y estuvo apunto de besarlo pero se vio interrumpido por el sonido de la puerta siendo abierta.
G.- ¿¡Qué coño hacen!?-. Grito al ver a sus alfas en una posición comprometedora con quien parecía ser un chico rubio pero no lograba ver su rostro ya que estaba de espaldas.
Conway y Volkov al ver a Gustabo en la puerta se sintieron palidecer, parecía como si hubieran visto un fantasma. Se sentían sumamente drogados o locos al ver a dos personas exactamente iguales. La única diferencia es que el recién llegado parecía sacar fuego de sus orejas debido al enojo.
V.- ¿J-jack, tú también ves a dos Gustabos o me volví loco?-. Hablo casi en susurro y el nombrado asintió confundido.
El español se acercó a ellos dispuesto a golpearlos por ser infieles pero cuando la otra persona se dio vuelta sintió su mundo caer en tres segundos.
G.- ¿P-pogo? -. Esa frase salió en un hilo de voz a la par que sentía sus ojos cristalizandose poco a poco.
P.- Hola hermanito-. Sonrió en grande, hablando por primera vez.
En ese instante los alfas cayeron en cuenta el porque no lo había hecho antes, pues ambos hermanos tenían voces bastante distintas.
P.- ¿No vas a abrazar a Pogo?, que feo de tu parte Gus-. Hizo un falso puchero y vio al otro rubio ahora si romper en llanto y acercarse a él con el rostro fruncido.
