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El día empezaba notoriamente feliz, puesto que en las calles se presentaba un sol radiante mas no caluroso.
Es por eso que Michelle y Freddy decidieron que sería una buena idea llevar a su cachorro al parque.
M.- Hola pequeño, ¿Qué haces?-. Pregunto la alfa entrando al cuarto del menor.
G.- Hola mami, estoy pintando. Mira, este soy yo, esta tú y ahora voy a hacer a papá-. Apuntaba sus garabatos como si fueran una mismísima obra de Picasso, y vaya que su madre le seguía el juego.
M.- Wow cariño, eres realmente un profesional. Pero que te parece si guardamos todo esto y vamos al parque un rato, ¿va?-. Pregunto con una sonrisa y vio la felicidad plasmada en ese pequeño cuerpo que empezaba a saltar por todos lados.
G.- ¡Si, si, si! Voy a llevar la gorra roja y mi pañuelo verde-. Buscaba dichas cosas por todos lados y al obtenerlas se empezó a vestir rápidamente.
Cuando tuvieron todo listo la familia subió al vehículo de Trucazo y tomaron rumbo a un parque que tenían algo cerca de casa. Siempre aprovechaban dejar a Gustabo divertirse con niños de su edad para tener pequeños momentos a solas en los que podían hablar de lo que sea bajo la luz del sol.
[...]
Al llegar al destino el niño rubio no espero a que sus padres le dieran permiso de ir a pasear por donde sea, es por eso que cuando empezó a correr hacia los juegos sintió una mano agarrar su brazo.
M.- Gustabo ya sabes lo que hablamos; nada de alejarte sin avisar, no aceptes nada de extraños y si un adulto intenta hacerte algo tú solo grita y nosotros te buscaremos. Si quieres comer papá y yo estaremos sentados ahí-. Explico todo de manera rápida, concisa y seria. Ante todo estaba la seguridad de su cachorro.
G.- Que si mamá, ahora déjame ir a los columpios que se van a llenar-. Se zafó de el agarre y corrió a dicho lugar.
Al llegar ahí empezó a columpiarse felizmente, se sentía una paloma volando por los cielos por la altura que consiguió. Luego de unos minutos vio que más niños llegaban y se juntaban en grupitos para comenzar a jugar, así que alegre se acercó a ellos.
G.- ¿Puedo jugar?-. Pregunto inocente.
Y.- Clalo que no, vete niño feo-. Hablo un infante asiático.
G.- Por favor, puedo jugar a lo que ustedes quieran... lo que sea-. Insistió y vio que ninguno siquiera lo miraba o prestaba atención.
Intento con varios grupos de niños pero todos le negaban estar con ellos, a decir verdad eso era la primera ves que le pasaba y se sentía muy mal.
