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. . . . .╰──╮ Rutina╭──╯ . . . . .

continuación del capítulo 25 "prendas con aroma"

La vida de Gustabo avanzo con rapidez, cualquiera que le preguntara como fue su niñez o adolescencia él diría que fue de lo más feliz y plena

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La vida de Gustabo avanzo con rapidez, cualquiera que le preguntara como fue su niñez o adolescencia él diría que fue de lo más feliz y plena. Sus padres se encargaron de aquello.

Hoy era su primer día en la universidad de medicina. Sinceramente siempre quiso seguir los pasos de su madre y trabajar en el cni o la policía... pero todo eso lo dejo atrás cuando a sus 15 años una mafia tomó represalias contra ellos y entraron a su casa con la clara intención de matarlos. Freddy a pesar de ser el omega de la relación logró protegerlos muy bien y ellos pudieron huir, lastimosamente él no tuvo la misma suerte y falleció ese día.

Dejo esos pensamientos atrás y sacudió su cabeza para concentrarse.

H.- Perro al fin llegas, vamos que se hace tarde-. Su amigo llegó y lo jalo hacia adentro de la universidad.

Al llegar a su respectivo salón notaron lo enorme que era y se sorprendieron. Había mucha variedad de gente de diferentes castas, nacionalidades y edades, eso realmente lo emocionaba.

[...]

La primera clase pasó rápida y entretenida, no era para nada como el instituto o la ESO. Igualmente estaba muy hambriento y por eso estaban de camino hacia la cafeteria del campus.

A.- H-hola, mi nombre es Armando, los vi solos y me preguntaba si querían venir conmigo-. Hablo un alfa pelinegro.

Gustabo lo miro fijamente y noto como el muchacho soltaba sus feromonas en un intento de coquetear.

G.- No gracias, mucho gusto-. Negó amablemente y siguió su camino oyendo las quejas de Horacio a sus espaldas.

H.- ¿Aún sigues con esa bobada? Gustabo no puedes esperar a encontrar a dos alfas que conociste con seis años... quizás ellos están casados y con hijos y tú sigues viviendo ese sueño-. Reprocho y recibió una mala mirada del rubio.

G.- No te metas en mi vida, si yo quiero esperar a encontrarlos durante veinte años más lo haré. Ellos son mis destinados... algún día los volveré a ver-. Aún vivía con esa ilusión, quizás era tonto por hacer aquello pero no le importaba.

H.- Vale, vale, perdón niño gruñón-. Río y removió sus cabellos para fastidirarlo un poco más.

G.- ¿¡Niño!? No soy un niño, tengo diecinueve añacos chaval-. Se sentaron en unas mesas de por ahí y comenzaron a comer con parsimonia.

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