___ Volkov hija de un ruso mafioso se va a vivir a Japón con su mejor amigo Kokonoi quien le ofreció administrar su brudel, ___ se encuentra con cosas realmente desagradable y decide hacer algo para cambiar eso sin saber el costo que le traerá...
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Mi corazón latía muy rápido, los sonidos se agudizaron, mi temperatura corporal aumentó más de lo normal, sentía que era capaz de subir y bajar las escaleras de un edificio corriendo sin parar.
- Bésame Haruchiyo - le dije al sentir nuestras frentes aun juntas.
Sanzu soltó una sonrisa pícara y con una de sus manos tomó mi mentón con mucha delicadeza y lo elevo a su altura.
- No sabes lo que dices Volkov, estás muy drogada - susurro en mi oído.
Él tenía razón porque estando lúcida jamás tendría el valor de pedirle un beso, llevo mucho tiempo queriendo besarlo y sentir sus labios con los míos, su lengua chocar con la mía, probar de su saliva... Quería besarlo y si no era ahora no sería nunca...
El estar drogada me dificultaba realizar algunos movimientos pero eso no me impediría probar los labios de Sanzu.
Alcé mis manos y tomé la nuca de Sanzu y lo empujé a mis labios, nuestras bocas se conectaron de manera inmediata, el beso era lento y solo nos saboreábamos nuestros labios.
Sanzu presionó mi cintura con sus dos manos, bajo el efecto de las drogas esa presión se sintió diferente, sentía que sus manos trapazaban mi vestido y tocaban mi piel desnuda, mis dedos se enredaban en su cabello con desesperación y deseo.
- Vamos - él se separó de mi boca y tomo mi mano.
Todo giraba a mi alrededor, sentía que algunas miradas se posaban en mí y probablemente estaba hecha un desastre pero ¿que importa? probablemente nunca más vuelva a ver a esas personas en mi puta vida, Sanzu sin soltar mi mano y dando de empujones a las personas que estaban en el camino me guío hasta la salida.
- Bien dame las llaves de tu auto, no puedes manejar en este estado - extendió su mano hacia mi.
- Tú también estás drogado - busqué las llaves en mi cartera.
- Yo ya estoy acostumbrado además las pastillas no me pegan tan duro como a ti - le entregué las llaves, subimos Haruchiyo manejo dirección a su casa.
Al entrar a la casa Sanzu tomó de mi cintura y apegó nuestros cuerpos mi cuerpo ardía por él.
Sanzu inició besando y lamiendo mi cuello sin piedad, parecía realmente desesperado por mi y eso me encantaba.
- Ahh ~ - gemidos eran lo único lo que salía de mi boca.
El contacto entre ambos se sentía totalmente diferente bajo el efecto de las drogas, algunas partes de mi cuerpo se sentían demasiado sensibles al contacto con Haruchiyo.
Sanzu masajeaba y apretaba mi muslo lentamente, su mano se sentía muy suave sobre mi piel.
Tome su cabello y bese sus labios con sabor a alcohol, nuestras lenguas se enredaban como si se desearan desde hace mucho tiempo, sin separar nuestros labios nos dirigimos a la habitación.
