___ Volkov hija de un ruso mafioso se va a vivir a Japón con su mejor amigo Kokonoi quien le ofreció administrar su brudel, ___ se encuentra con cosas realmente desagradable y decide hacer algo para cambiar eso sin saber el costo que le traerá...
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Un rayo de luz natural apuntando a mis ojos hizo que me despierte, me dolía mucho la cabeza y mi boca estaba completamente seca, me quise sentar en la cama pero un bulto en mi cintura me detuvo.
Me giré a ver que era y noté que no estaba en mi habitación y el idiota de Haruchiyo estaba apegado a mi abrazándome y durmiendo plácidamente como un bebé.
- Mierda... ¿Que sucedió anoche? - lleve mi mano a mi cabeza.
Moví cuidadosamente el brazo de Sanzu pero este despertó de inmediato.
- Buenos días amor - dijo con voz ronca y talló sus ojos.
- Buenos día tu abuela - le respondí molesta - ¿Que pasó anoche?, ¿Que me hiciste? - mire bajo las sábanas y solo tenia mis bragas puestas.
- Que no pasó y que no te hice - me corrió unos mechones de cabello que caían sobre mi cuello.
- Eres un idiota - golpee su mano para que la apartara de mi.
- Anoche te peleaste con unos árabes en una reunión de negocios y luego me confesaste tu amor, te traje a mi humilde hogar y me imploraste para que te coja - tiró de las sábanas dejando mis pechos al descubiertos.
- ERES UN IDIOTA HARUCHIYO, UN IDIOTA - me paré de la cama y fui al baño para darme una ducha.
- ANOCHE ME DECÍAS PAPI - me respondió desde la cama.
Idiota siempre conseguía ponerme de malas con sus estupideces y más ahora que me sentía fatal y solo quería algo para el dolor de cabeza.
Di el agua de la ducha y mientras se temperaba me vi al espejo, mi maquillaje era un desastre, mi cuello y mis pechos tenían marcas, no se como volvería donde Kokonoi...
Me metí a la ducha para refrescarme y despertar, el agua tibia me hizo sentir mucho mejor y ahora solo necesitaba algo para este maldito dolor de cabeza.
Envolví mi cuerpo en una toalla y salí del baño.
- ¿Qué estás haciendo con mi celular? - Haruchiyo estaba con mi celular en sus manos.
- Nada, lo tienes en Ruso y no entiendo nada - dijo sin asustarse porque lo encontré con las manos en la masa - Ten - me pasó un frasco de píldoras - No son las mismas de anoche, son para tu dolor de cabeza - rió y entró al baño.
Tome las píldoras junto al agua que había en el vaso de la mesita de noche de Sanzu.
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- Hasta que te dignas a llegar - Kokonoi me tomó por sorpresa.
Oír su voz hizo que diera un pequeño brinco.
- Te dije que saldría - le respondí cerrando la puerta principal, la mirada de Kokonoi viajó de forma inmediata hacia mi cuello.
- Estuvo buena la salida al parecer, cúbrete esas marcas de prostituta barata para ir a trabajar esta noche - dijo molesto y se levantó del asiento.
