___ Volkov hija de un ruso mafioso se va a vivir a Japón con su mejor amigo Kokonoi quien le ofreció administrar su brudel, ___ se encuentra con cosas realmente desagradable y decide hacer algo para cambiar eso sin saber el costo que le traerá...
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Con Volkov fuimos de regreso al burdel en mi auto nuevamente, ella iba en el asiento del copiloto tranquila y en silencio cosa que no era raro, su personalidad era tranquila y pacífica a simple vista.
- Cuando lleguemos... - ___ rompió el silencio - Me bajaré antes que tú, luego de unos minutos te puedes bajar, no quiero que vean que me relaciono con el cachorrito de Manjiro, podrían pensar que soy igual que tú - las palabras que dijo se sintieron como si me apuñalaran en el estómago.
- No sabia que te importara lo que el resto pensara de ti - solo tuvimos un encuentro sexual, no fue más que eso y la gente no se enterara por vernos juntos.
- No soy como tú, a ti todo te da igual y al menos yo si cuido mi imagen - cada vez que ella hablaba era como una apuñalada directamente en mi corazón.
- Come mierda ___ - le respondí molesto.
Cuando llegamos al burdel estacione el vehículo en mi estacionamiento asignado y esperé que ___ bajará del auto.
*Narra ___*
Entré al burdel y me recibió Riko como siempre, la parte más agradable del burdel era la cual donde habían clientes más normales por decirles así, no había tanto caos como en la parte ilegal del burdel.
Esta noche Kokonoi me ofreció dar un show para los clientes no vip con el fin de atraer más clientela.
Desde los 12 años cantaba pero nunca lo tomé en serio, solo era un hobby para mi. Kokonoi sabía que cantaba y quiso aprovechar mi talento para esta noche.
El escenario estaba listo, los hombres que estaban esta noche esperaban por mi y yo esperaba no defraudar a Kokonoi.
Subí al escenario por la parte de atrás donde me esperaba Hajime.
- Al fin llegas - se veía molesto.
- Tuve un percance - si claro, un percance solté una pequeña risilla.
- Estás atrasada con el show y lo peor es que los clientes están molestos - puso sus ojos en blancos.
- Que se vayan - dije sin interés alguno.
- ¿Eres idiota? Les cobré por venir a escucharte cantar - me mostró el dinero que cobró - Tenía que recuperar lo que hemos perdido estos días.
- Tu no cambias - reí y subí al escenario.
Tome asiento y acomodé el micrófono a la altura que más me acomodaba, las luces bajaron y una luz fuerte apuntaba hacia mí, no estaba nerviosa, nunca me dió miedo estar frente a tantas personas.
La música comenzó a sonar y miré al público, eran puros hombres de diferentes edades bebiendo y posando sus asquerosas miradas en mi.
Comencé a cantar en Ruso y mientras cantaba podía ver lo hermosos que lucian mis guantes de terciopelos junto a mi vestido con la luz que me apuntaba.
La confianza y la seguridad que sentía ante el público siempre era la misma, con la mirada busqué a Sanzu, quería verlo y ver que me estuviera viendo. No lo podía encontrar, había demasiado público y cada vez se llenaba más de hombres mirándome cantar.
*Narra Sanzu*
Me mezclé entre el público para ver cantar a Volkov quería llegar a los primeros asientos pero era imposible pasar entre tantos hombres, su voz era preciosa y escucharla hablar su idioma nativo me estremecía.
La observaba a unos metros del escenario, el vestido le quedaba jodidamente hermoso, los movimientos que hacía con su cuerpo la hacían ver demasiado sensual.
Mi mirada y la de ___ se juntaron y ella aprovechó el momento para mover su hombro en círculos mientras sostenía el micrófono en esa mano, su mirada y la mía estaban conectadas, no nos dejábamos de mirar con lujuria, quería desnudarla ahora mismo y hacerla mía.
De mi bolsillo saque una pastilla y la introduje en mi boca, necesitaba vivir este momento bajo el efecto de las drogas para poder disfrutar esto como se debe.
El efecto de la droga comenzaba a hacer efecto en mi cuerpo, mi vista se distorsionaba, los sonidos se intensificaban, todo estaba como quería para disfrutar este momento.
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*Narra ___*
- Hoy llegan las Rusas que compré - le dije a Manjiro.
- Espero que eso nos devuelva toda la perdida de dinero - dio un bocado a su taiyaki.
- No veo necesario que las americanas que tienen aquí sigan trabajando... Las Rusas llegarán a quitarles todo el trabajo, sería mejor despedirlas - mire su cara pero él no demostró ninguna expresión.
- Lo dejo en tus manos ___, confio en ti - Manjiro salió de mi oficina.
Lo había conseguido, al fin las americanas se podrán ir, se que mi trabajo no es para nada ético pero al menos estaba ayudando a unas chicas que fueron traídas hasta aquí con engaños.
Les conseguí papeles falsos a las rusas que llegarían, nombres, apellidos y edades cambiadas, así podrían pasar desapercibidas.
Terminé de poner en orden los papeles de las Rusas y luego salí a cobrar unas deudas que tenían unos tipos con Kokonoi.
- ¿A dónde tan solita? - una voz familiar me detiene saliendo del burdel.
- A cobrar unas deudas - volteo para encontrarme con Sanzu apoyado en la pared.
- ¿Puedo ir? - me pregunta sin moverse de su lugar.
- No te prometo diversión el día de hoy, no tengo ganas de ensuciarme con sangre - caminé hacia el vehículo que Kokonoi me asignó para saldar las deudas.
Sanzu y yo subimos al vehículo y manejé a las direcciones que Kokonoi me dio en una carpeta.
- Ten, este el primer tipo al que hay que matar - le entregué una fotografía a Sanzu.
- Pobrecito - dijo en tono burlón viendo la fotografía - ¿Como lo matarás?
Le apunte la parte trasera de los asientos.
- ¿Ácido? - pregunto viendo el contenedor.
- Ya te dije, no quiero ensuciarme con sangre - seguí manejando.
- ¿A cuantos tienes que matar hoy? - tomó la carpeta que estaba enfrente de él.
- Cinco, Kokonoi siempre me acumula el trabajo y odio no andar creativa para asesinar.
Sanzu me ayudó a cobrar las deudas que tenían unos hombres con Kokonoi, hicimos desaparecer tres cuerpos en ácido y los otros dos los dejamos colgados en construcciones abandonadas, matar junto a Sanzu era uno de mis nuevos pasatiempos preferidos, disfrutaba matar junto a él y esperaba hacerlo durante mucho tiempo.
