Mal Momento - 𝐿𝑒𝑒 𝑆𝑢-ℎ𝑦𝑒𝑜𝑘

Capituló 1

ESTABA EN LA PARTE TRASERA DE LA ESCUELA buscando una escoba para empezar a barrer una parte de la escuela junto con unas amigas. En el camino nos encontramos a tres amigos que estaban peleando, solo me limito a mirarlos con una sonrisa divertida, cuando nos miraron nos saludaron sacudiendo sus manos e imitamos su acción y nos fuimos del lugar mientras hablábamos.

Pasaron las horas y las clases terminaron, todos mis compañeros recogieron sus materiales y salieron del aula, por mi parte esperaba a mis dos amigas para salir juntas.

— ¿Iras con nosotros al restaurante de la mamá de Cheon-san? —me pregunta con curiosidad On-jo.

— Me gustaría ir, pero le prometí a papá que iría a casa para comer con el. Sabes que con el trabajo es imposible que comamos juntos y hoy quiero comer con el —contesto con una sonrisa triste, con tan solo pensar las tantas veces que iba a casa para comer con el y el me dejaba plantada por su trabajo— Mándale saludos a la mamá de Cheong y dile que lo siento por no ir.

— Esta bien. Sera otro día entonces —nos dimos un abrazo de despedida y nos fuimos a diferentes direcciones.

Dicho eso empecé a caminar a dirección de mi casa, era un pequeño departamento. Solo somos mi padre y yo, aunque por el trabajo de papá parece que solo vivía yo. Me la pasaba todos los días sola, las únicas veces que veo a papá es en la mañana y si es que en la madrugada despierto y reviso si el se encentra, que algunas veces ni siquiera llega a casa y me deja preocupada.

Cuando llegue a casa dejo todo en mi recamara y me quito mi uniforme para meterlo a lavar y poder ponerme algo mas cómodo. Saque mis cuadernos y libros para ponerme a hacer los deberes antes de hacer algo para comer. Mi padre llegaría hasta la noche así que por ahora solo me prepare un ramen instantáneo y cuando se haga mas tarde preparare la cena para los dos.

[...]

Había terminado de hacer mis deberes de la escuela y de la casa y ya se había hecho mas tarde así que me puse a poner hacer la cena, prepare unos Dumpling y Tteokbokki, si papá no quería Dumpling pues podía comer Tteokbokki lo cual sin duda no negaría.

En lo que llegaba papá a la casa tape la comida para que no se enfriara y me fui a mi habitación tomando mi teléfono y empecé a marcar a papá. Nunca contesto, no quería ponerme triste, simplemente no contesto a una llamada. Tal vez esta ocupado, pero llegara a casa para comer juntos como lo prometió.

Después de varías llamadas y pasaron como dos horas me di por rendida. Ya estaba claro que no iba a llegar a comer, otra vez. Sintiendo mis lagrimas salir me tiro a la cama cerrando los ojos, una parte de mi sabe que si fuera por el, el simplemente saldria del trabajo para pasar tiempo conmigo, pero otra solo piensa que el le importa mas su trabajo que su propia hija.

[...]

Los rayos del sol pegaban directamente a mi cara lo que provocara que me despertara, cierro las persianas de la ventana y veo la hora en mi celular, es temprano, pero en lo que me baño, me arreglo y desayuno será ya la hora de irme a la escuela.

Lo primero que hice fue alistar mi uniforme y me fui a mi bañera que me tarde menos de 15 minutos, me puse mi uniforme y me empecé a maquillar y a peinar. Cuando ya estaba lista salí de mi habitación yendo a la cocina encontrándome a mi padre.

— Buenos días, princesa —mi padre se acerca a mi y me da un beso en la cabeza y vuelve a la estufa.

— Hola, papá —lo saludo poniendo platos en la mesa.

— Lo siento por no haber llegado ayer. Tenía mucho trabajo —dice mi padre y solamente lo ignore, no quería hablar sobre eso— ¿Qué pasa, princesa? —pregunta sentándose a un lado mío.

Me quedo callada desviando la mirada, pero nuevamente volvió a preguntar mi padre.

— Podías haber llamado, papá. Te marque mas de 10 veces y en ninguna me contestaste. Mis amigos me invitaron a comer y les tuve que negar su invitación para comer contigo. No te costaba nada marcarme y decirme que no ibas a llegar. Pude haber ido con ellos. —bufo enojada.

— Hija, lamentó mucho eso. Sabes cómo es el trabajo, me tiene muy ocupado —justifica.

— Pero no tardabas ni dos segundos en mandarme un mensaje diciéndome que no ibas a venir —una alarma hace que nos exaltemos, veo mi teléfono indicándome que ya eran las 7: 30 de la mañana—. Me tengo que ir, no me esperes en la noche. Saldré con mis amigas —tomo mi mochila y empiezo a salir de casa.

— ¡Ha-na! —grita mi nombre, pero sigo mi camino—

Ya no quería seguir hablando del tema solo quería irme a la escuela y olvidarme del tema por lo menos unas pocas horas.