Todos corríamos a toda prisa hacia la parte superior del edificio, sin detenernos. Nadie quería descubrir cuándo los zombis nos alcanzarían. En un descuido, Su Hyeok resbaló y cayó al suelo. Extendí mi mano para ayudarlo a levantarse, y él la aceptó sin dudarlo. Sin soltar su mano, seguimos corriendo hacia la azotea.
Al llegar, nos encontramos con los demás golpeando desesperadamente la puerta cerrada. Sus gritos eran un eco de su angustia, pero ninguna respuesta llegaba desde el otro lado.
Traté de pensar en una solución, pero el pánico comenzaba a nublar mis pensamientos. No podíamos quedarnos atrapados aquí.
Mis preocupaciones fueron interrumpidas por el sonido de pasos acercándose. Eran demasiados, demasiado rápidos. Estábamos a punto de ser rodeados por los zombis, y si no conseguíamos abrir esa puerta, estábamos perdidos. Con fuerzas menguantes, apenas pude advertir a los demás.
—¡Ya vienen! —grité, y en un instante, las escaleras se llenaron de zombis.
Su Hyeok y Cheong San se lanzaron a pelear con los zombis, tratando de mantenerlos a raya y evitar que avanzaran más allá de las escaleras. Pero la lucha era desigual; los zombis eran numerosos y poderosos.
Nam Ra se acercó a mí, golpeando repetidamente mi brazo para llamar mi atención. Cuando la miré, señaló una lona azul.
—¡Usemos esto! —grité, y tomé la lona en mis manos antes de arrojarla por el barandal.
La lona cayó, cubriendo a los zombis y bloqueando su avance.
Algunos zombis lograban pasar, pero Su Hyeok y Cheong San los detenían con firmeza. Sin embargo, de repente, ambos se quedaron inmóviles. Me acerqué para ver qué sucedía y descubrí que un zombi estaba siendo sujetado por una mano humana. Traté de distinguir quién lo sujetaba, y entonces salió a la vista: Gwi Nam.
La persona que había hecho mi vida un infierno. ¿Por qué no estaba muerto? Su Hyeok lo había arrojado desde el sexto piso; debería haber quedado muerto. Observé cómo se acercaba a los chicos, y en un impulso me posicioné frente a ellos, como un escudo humano.
—Esto no tiene que ver contigo, Ha Na —dijo Gwi Nam, con una mirada fría—. Aparta.
—No les harás daño —declaré con determinación.
Estaba dispuesta a pelear. Necesitaba liberar mi rabia con alguien, y ¿quién mejor que aquel que había sido la causa de mi sufrimiento?
El chico se quedó inmóvil por unos segundos, pero luego avanzó hacia adelante. No iba a retroceder, no iba a dejar que me intimidara. Estaba decidida a pelear.
Pero antes de que pudiera enfrentarlo, vi cómo unas manos rodeaban el cuello de Gwi Nam y lo arrojaban contra el suelo con fuerza. Al levantar la mirada, vi a Nam Ra con unas venas marcadas alrededor de sus ojos, pero desaparecieron casi instantáneamente.
¿Qué acababa de suceder?
—¡La puerta ya está abierta! —gritó On Jo, interrumpiendo mis pensamientos, y todos salimos corriendo—
Al salir, nos dimos cuenta de que un helicóptero se estaba alejando. Gritaron desesperadamente para que se detuviera, pero el ruido de la aeronave nos ahogaba.
Quedé parada en la puerta, intentando recuperar el aliento y procesar lo que acababa de presenciar.
Nam Ra había lanzado a Gwi Nam, algo que ni Su Hyeok ni Cheong San habían logrado. Lo hizo ver tan fácil, como si fuera algo natural para ella. ¿Acaso había sido mordida? ¿Era como yo? Pero, ¿cuándo había sido mordida? ¿Y por qué no me lo había comentado?
Observé a Nam Ra, cuya mano temblaba ligeramente mientras recuperaba el aliento. Sin embargo, su respiración agitada no parecía ser resultado del esfuerzo físico, sino más bien del miedo que la embargaba.
Ella estuvo a mi lado cuando nadie más lo estuvo, así que ahora debo estar con ella, sin importar lo que esté pasando.
Sin pensarlo dos veces, me acerco a ella, tomo sus manos temblorosas y la abrazo con fuerza.
—Estoy aquí, Nam Ra —susurro con suavidad, tratando de transmitirle calma y apoyo en medio de la incertidumbre.
Ella permaneció quieta por unos instantes, pero finalmente sentí cómo se relajaba y rodeaba sus brazos alrededor de mi cuerpo. Aunque había dejado de temblar, aún se mantenía rígida, como si estuviera luchando contra sus propios miedos.
Todos estaban sumidos en una profunda tristeza por la partida del helicóptero, nuestra única esperanza de salvación. Hyo Ryung se dejó caer al suelo entre sollozos, mientras On Jo intentaba consolarla. Los demás no podían apartar la vista del helicóptero que se alejaba, y algunos dejaban escapar lágrimas de sus ojos.
Hubiera deseado que nos rescataran, pero ¿qué pasaría si descubrían que soy un monstruo? En cada película que he visto, cuando alguien es diferente, lo consideran la clave para una cura y lo someten a innumerables experimentos, llevándolo al borde de la muerte o incluso a la muerte misma.
No quiero morir ni ser sujeto de experimentación, pero tampoco quiero perecer aquí. Esta no es la muerte que había imaginado para mí.
Pero en ese momento, mi propia muerte pasó a un segundo plano cuando noté movimiento dentro del edificio. Mis ojos se fijaron en la puerta, donde Cheong San se apoyaba mientras intentaba controlar su agitada respiración. De repente, lo vi retroceder de la puerta, con un gesto de puro terror en su rostro. Observé con cautela mientras la puerta era golpeada con una fuerza inusitada. Mantuve mi mirada alerta; no estaba segura de si podría abrir esa puerta, pero estaba preparada por si acaso. Sabía que ninguno de los chicos podría vencer lo que sea que estuviera detrás de esa puerta, pero tal vez Nam Ra y yo podríamos.
Los golpes a la puerta se detuvieron, así que agucé mis oídos para escuchar si el peligro ya había pasado.
—Ya se fue —informó Nam Ra, su voz tranquila contrastaba con la tensión del momento.
—¿Quién se fue, Nam Ra? —preguntó Su Hyeok, con evidente curiosidad.
—Gwi Nam.
Sus pasos se alejaban de la azotea, junto con su extraño olor y su respiración agitada. La sensación de alivio se apoderó de nosotros, aunque sabíamos que aún no estábamos completamente fuera de peligro.
NOTA DE LA AUTORA: Después de desaparecer por unas pocas semanas, actualizó.
Espero que les guste y que lo apoyen, los quiero mucho💕💕
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Mal Momento - 𝐿𝑒𝑒 𝑆𝑢-ℎ𝑦𝑒𝑜𝑘
FanfictionEsᴛᴀᴍᴏs ᴍᴜᴇʀᴛᴏs - 𝐿𝑒𝑒 𝑆𝑢-ℎ𝑦𝑒𝑜𝑘 Un virus que hace a las personas más agresivas se propaga por la ciudad, infectando a estudiantes, niños, ancianos, etc. A todo clase de seres vivos. Un grupo de adolescentes intentan sobrevivir al virus espe...