14. Eddie Diaz

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Pedido: Si. Gracias a la linda lectora que me dejó este pedido, ¡me encantó escribirlo!

Advertencias: spoilers del capítulo 5x06, no lean si no lo vieron aún porque está basado en ese capítulo. Secuestro, violencia típica de la serie




—Este es el 911. ¿Es un simulacro?

—Soy el jefe de seguridad, Isaacs de la prisión estatal Jamestown. El código es 5-7-Charlie-Adam-James. El color del día es amarillo. Informe de situación: los reclusos se liberaron de la contención y tomaron control de los bloques de celdas A y C. Tenemos múltiples incendios y el sistema de ventilación está empujando el humo por toda la prisión. La situación es crítica. Repito, esto no es un simulacro.



El equipo de la estación de bomberos 118 se sorprendió al escuchar los detalles de la emergencia a la que habían sido llamados para asistir, pero debían admitir que no era la situación más extraña o peligrosa a la que se habían enfrentado. Aunque eso no la convertía en menos estresante o riesgosa. El motín no estaba controlado cuando llegaron. Los guardias corrían por los pasillos, desesperados por controlar el caos. El incendio que los prisioneros habían iniciado se extendía cada vez más y el sistema de ventilación no hacía más que agravar la situación al transportar el humo hacia el resto del edificio.

El grupo trabajó con rapidez, analizando la situación en segundos y decidiendo un plan de acción. Lizzie acató las órdenes de su Capitán al pie de la letra, aunque siempre se mantuvo cerca de Eddie. No lo hizo conscientemente. Era un acto reflejo causado por la seguridad que su presencia generaba en ella.

Era algo que siempre había sentido cuando estaba alrededor de él, incluso cuando ella era una nueva recluta en el grupo y apenas se conocían. Eddie había sido el primero en hacerla sentir bienvenida, manteniéndose cerca de ella y enseñándole cómo funcionaban las cosas en la estación 118. Desde el primer día, Lizzie supo que harían un gran equipo, aunque nunca se habría imaginado que la química que compartían excedía el ámbito laboral.

Su relación amorosa era reciente, pero no por eso menos seria o importante. Habían estado coqueteando desde hace tiempo, pero recién se cumplían tres meses desde que decidieron darse una oportunidad. Todo entre ellos iba de maravilla. Se pasaban los días contando las horas que faltaban para que sus turnos terminaran y así poder pasar tiempo juntos como pareja. Disfrutaban de la compañía del otro más de lo que esperaban en un principio. Y cuando se besaban una corriente eléctrica les recorría el cuerpo.

Sin embargo, habían decidido tomarse las cosas con calma. Actuar con precaución y honestidad para proteger su relación laboral y, lo que era más importante, a Christopher. Acordaron que era mejor que ellos tuvieran tiempo para explorar su relación y averiguar si funcionaba antes de anunciarla al mundo. Lo que significaba que mantenían su amor en secreto, tanto del hijo de Eddie, como de sus compañeros de trabajo. En ninguno de los dos casos había sido una tarea sencilla. El equipo de la 118 era capaz de actuar como un grupo de niños curiosos si sospechaba que alguno de sus miembros ocultaba algo. Pero, por suerte, su buena relación laboral y excelente química los había ayudado a mantener a sus entrometidos compañeros lejos de la verdad. Aunque no sabían por cuánto tiempo serían capaces de continuar engañándolos.

El equipo estaba avanzando hacia la salida luego de contener el incendio cuando un ruido los detuvo. Eran los quejidos de dolor de un hombre herido que se encontraba en el piso recostado junto a otro que parecía estar inconsciente. Ambos estaban golpeados y ensangrentados. Tenían los rostros hinchados y las ropas desgarradas. Uno de ellos había sido apuñalado en el estómago, por lo que el equipo se puso a trabajar de inmediato.

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