‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎001. PROVOCACIÓN

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más de 1000 palabras. ©︎

sugestivo.

Las dos chicas se encontraban en la casa de Berta, quien era la más grande de las dos. Ellas se habían conocido en la Escuela Primaria, pese a no ír al mismo curso, la madre de Berta había pedido a ella que se acercara a Lucía porque parecía no tener amigos con quienes pasar el recreo. Y claro que con el tiempo, Lucía no se había separado nunca de Berta. Eran un completo cliché porque mientras que Berta era la chica más atractiva de la escuela, Lucía era la amiga menos atractiva del grupo. Pero al pasar los años, Lucía entendió que no era fea sólo por ser diferente a Berta. Y Lucía era demasiado consciente de que si ellas no se hubieran conocido como lo habían hecho al ser pequeñas, no podrían ser amigas en la actualidad. Y es que en la actualidad Lucía no tenía manera de llamar la atención de Berta realmente.

A veces en la actualidad tampoco tenian muchas cosas en común en cuanto a sus actitudes o personalidades. Eran opuestas, lo cuál las diferenciaba completamente. Berta era la luna, Lucía era el sol. Y cualquier persona que las conociera podía estar de acuerdo con eso. Algunos no entendían cómo personas tan diferentes como ellas podían ser amigas. Sin embargo, ahí estaban ellas en el presentes. Lucía estaba sentada sobre una alfombra al costado de la cama de dos plazas de Berta en su cuarto. Y es que teniendo en cuenta que los padres de Berta casi no estaban en la casa, ella tenía el cuarto más grande. Así, Lucía tenía su espalda contra la cama en el piso observando como Berta sacaba ropa de su armario. Y es que esa noche, Berta tenía que salír con un chico con quien había estado hablando por Instagram en esas últimas semanas. Y por ese motivo Berta había invitado a Lucía para que le diera su opinión sobre la ropa que debía usar.

Lucía no se había negado por razones obvias. Las dos eran adolescentes, Lucía no podía negar que le agradaba ver a Berta mientras se cambiaba. Y no creía que hubiera algo malo al respecto. Además, para Lucía siempre era como estar en casa estando en la casa o el cuarto de Berta. Y Berta no tenía ningún tipo de vergüenza en modelar sus prendas de ropa frente a Lucía. Se probaba una camiseta corta para probarse otra, una pollera para después probarse otra. Incluso le preguntaba a Lucía si creía si al chico de Instagram le iba a gustar o no. Y teniendo en cuenta que Berta se iba a quedar a dormír en casa del chico después de tener sexo, quería llevar ropa interior a la altura. En serio quería sorprender, que se tenga una buena impresión de ella. Berta quería que el pibe no se olvide de esa noche.

Y a ver, Lucía estaba acostumbrada a que Berta se cambie de ropa delante de ella. Era algo que se tenia normalizado entre amigas. De hecho, a veces cuando salían del colegio iban a la casa de Berta para cambiarse de uniforme para irse a las clases de Ed. Física. Y es que por esas situaciones cuando Lucía cumplió dieciseís años, cuando Berta tenía dieciocho años, Lucía se había visto a sí misma observando de más a Berta. Sus cuerpos se iban desarrollando de a poco, pero Berta lo hizo mucho antes. Así, Lucía estaba más que convencida de que sus sentimientos por Berta eran nada más que un simple deseo sexual. Entonces, cuando Berta se paró delante de ella con su ropa interior puesta, le mostró dos opciones de polleras que sostenía con sus manos. "Y son medio parecidas. Cualquiera da igual." Habló Lucía al darse cuenta de que Berta le estaba pidiendo una opinión.

"¿Cualquiera? La idea es que me des una mano, no que me confundas más." Le contestó Berta, a lo que Lucía soltó una risa. "Es que cualquiera de las dos te va a quedar bien. Tipo, estamos hablando de vos no de mí." Y con eso, Berta soltó una risa nasal que causó un pánico interno en Berta. "Digo, las dos están bien. No veo la diferencia." Habló Lucía mientras se sentaba en la orilla de la cama. Y aprovechando el cambio de lugar de Lucía, Berta quiso tentar el autocontrol de ella. Así, subió una de sus piernas encima de la pierna de Lucía obteniendo una expresión sorprendida de Lucía. Entonces, al notar que Lucía no hacia nada al respecto, Berta puso la mano de Lucía sobre su muslo al descubierto esperando que eso causara una reacción de Lucía. Y así, la chica no sabía si observar la cara de la otra o su pierna.

"¿Qué haces?" Le preguntó Lucía en un susurro, a lo que Berta soltó una risa. "¿Qué? ¿No te gustan mis piernas?" Le contestó Berta en un susurro más íntimo, a lo que Lucía negó con la cabeza como primer instinto. Pero más allá de lo que pudiera estar pensando, Lucía no quería seguír adelante con lo que sea que fuera esa situación. Y la expresión confundida en la cara de Lucía fue una alarma para Berta, quien sólo se dió vuelta, soltando el cuerpo de Lucía. Y es que no era fácil para Lucía, porque no sabía cómo confesar sus sentimientos hacia Berta, los cuáles a veces la confundían. ¿Era deseo sexual o era amor? Lucía no lo sabía del todo. Lucía no quería arruinar su amistad. Entonces, Berta aún en ropa interior, agarró un pantalón de tiro alto que resaltaba las curvas pronunciadas de su cuerpo. "¿Cómo se me ve de atrás éste?" Le preguntó Berta con confianza al observarse a si misma con ese atuendo. "Bien, como todos los otros. A propósito lo haces." Le contestó Lucía entre risas.

Y es que a ver, Berta era consciente del cuerpo que tenía. Eran obvias sus intenciones de querer que Lucía la observara. "Y pero amiga, te invité para que me dés tu opinión. No para que me confundas todavía más. No seas mala." Habló Berta al darse vuelta, a lo que Lucía soltó un suspiro antes de contestar. "Te queda bien, Ber. Eso sí, parece un poco apretado. Ya sabes en dónde." Habló Lucía soltando una risa cómplice, a lo que Berta negó con la cabeza. "Eso no importa." Le contestó mientras se acercaba al armario para seguír buscando otras opciones. Así, en esos momentos Lucía sentía admiración por la soltura que Berta tenía. "Ahora la parte de arriba." Habló Berta poniendo partes de arriba que solía usar para salír a bailar. Casi todos eran de un color negro, o tonos oscuros en general. Así, Lucía comenzó a observarlos para elegír alguno que la convenciera.

Lucía terminó eligiendo uno de color claro que Berta había puesto en la cama. Lo agarró para mostrarselo a Berta para que se lo pruebe. "Este me gusta. A ver, probatelo." Habló Lucía, a lo que Berta lo agarró con la mano. Y es que no solía usar esa parte de arriba porque se transparentaba. Entonces, lo agarró con la mano para después mirar a Lucía con el ceño fruncido. "¿Estás segura de éste? Yo lo uso sin corpiño. ¿Me puedo cambiar adelante de vos? Es que no tengo ganas de ír al baño ahora." Habló Berta en un susurro al momento en que desabrochaba el corpiño que tenía puesto. Parecía dispuesta a probarlo delante de Lucía. Y a ver, se habían visto en ropa interior antes pero esta situación era diferente. Sin embargo, Lucía la observó con el ceño fruncido porque no esperaba que Berta actuara de esa manera. Berta lo estaba haciendo a propósito, estaba segura de eso.

GUSTO CULPOSO | LESBICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora