XVII

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     En realidad, si observabas bien la nota, estaba hecho un total desastre. Son como unos cuatro folios pegados y formando un cuadrado. No hay espacio libre ni por detrás de este, siento que Aubrey tenía mucho que decir antes de irse.

     Desde afuera se leía: "Por favor, si encuentra esta carta, entréguela a la habitación 110 de la segunda planta, o envíela a casa de los que estuvieron internados ahí."

     La abrí con cuidado, el sello seguía pegado a ciertas partes del papel y tenía miedo de rasgarlo.

     "Hola chicos, no sé quién de ustedes tres lea la carta, así que hablaré en general, ojalá hubiera tenido el valor de decirles cara a cara de esto. Dou se lo tuvo que haber imaginado desde hace tiempo, el pobre tuvo que aguantar mis ataques, y entre esos, fue que se me escaparon varias cosas que no debían. Espero que no hayan tenido que ver nada, debe ser una imagen horrible lo de allá abajo, ¿verdad? Espero que sea la última molestia que les ocasione. La he pasado genial todos estos meses, me dieron más de lo que jamás hubiera pedido, y les agradezco por todo. En realidad son como niños pequeños, niños que me han dado un amor incondicional que no merecía. Tengo un papel muy grande entre manos, así que me podré desahogar a gusto. No les voy a dar un mensaje individual porque siento que todos deberían saber todo. Imagino que ahora estarán con lágrimas de dolor por todo su rostro. Me los imagino incluso echándome la culpa y enojados, diciendo: "¿Por qué, Aubrey?", todo muy dramático. Primero que nada, quiero que sepan que no estoy asustada de esto, estoy más que feliz de haber tenido por una vez el valor de tomar este tipo de decisiones sin repercusiones. He intentado esto más de una vez, sin notas previas, me metía todo un bote de pastillas en la boca y mi garganta se cerraba antes de poder tan siquiera tragar la primera. Las escupía al instante, pensando que se habían disuelto lo suficiente en mi lengua como para hacerme doler el estómago, incluso del dolor de estómago tenía miedo. Pero ahora no, escribo esta carta porque estoy segura, es un gran avance, supongo. Todos estos días que voy con Lily a visitar a Adam, me disculpo unos minutos y subo al tejado, a ver qué tan terroríficos serían los segundos de la caída. Lo siento si fue algo muy poco discreto, las pastillas no eran una opción, tengo un miedo horrible a salir viva de una soga y las cuchillas me parecían demasiadas dolorosas. Tuve un poco de suerte, ayer pude ver un callejón en la otra punta, apuesto a que por ahí no pasa casi nadie, solo espero no ser el trauma de un pobre hombre que se asomaba por su ventana. Entonces, les voy a poner un poco en situación: Hace tiempo, mi mamá me había prohibido verlos, no es que pensara mal de ustedes, solo que tenía miedo de sus enfermedades. Pensó que podría "contagiarme" y se asustó de que cayera a ese mundo, un poco irónico, de poco le sirvió. Me sentí un poco más aceptada por todos, sobre todo Adam. Luego de eso, mi mamá me llevó a todos sus amigos del mundillo, a darle consejos para ayudarme, lo único que ustedes no supieron fue que sí llegué a curarme, pero sería imposible para mí seguir mi vida sin los tres, fueron como un virus. Fingí la depresión en contra de mis principios, en esa época empecé a salir con Adam y fue el único que lo supo. Me "aceptó" según sus palabras y apoyó mi idea, pero quiso llevarlo más a la realidad. Nunca me dijo cómo, ni tampoco entendí sus palabras, puede que si le hubiera dado cuenta antes hubiera salido de toda esta basura. El caso, estuvimos una semana luego de eso perfectamente, pero empezó un día a tratarme mal, me golpeaba en secreto y me decía todo tipo de groserías. No podía terminar con él, o eso pensaba, me imaginaba sus caras de asco al decirles por qué lo dejamos y que su amistad se rompiera por mí, y nunca me fue ético lo de mentirles. Me aguanté un poco todo este tiempo, han sido unos largos diez meses para mí. Después de los primeros dos, me diagnosticaron de verdad la enfermedad, pero ustedes de eso no tienen constancia. Mi mamá se preocupaba cada vez más y fue a hablar con Adam a mis espaldas, ignorando por completo que él era mi problema, creo que le dijo algo para hacerla sentir bien y mi mamá dejó mi salud en sus manos. Solo se fiaba de él porque no tenía un "problema real", decía que la ansiedad la tienen todos. Me parecía increíble que una mujer que trabajaba todo el tiempo con esas personas las menospreciara hasta ese punto. Pero entonces, Adam empezó a apretar más el puño cada día, era mi castigo por ser tan débil. Cada noche me decía que era por mi bien, pero pocas veces su voz se escuchaba más que mis gritos. Lily siempre desconfió de él, le parecía un "falso" según sus palabras, creo que tuvo un buen presentimiento, pero no por el mismo motivo. Ustedes no se imaginan cómo es dejar de tenerlo presente en tus mejores sueños a que sea él quien cause tus pesadillas. Me preocupa mucho en estos momentos que Dou se dé cuenta de algo, poco a poco voy escribiendo esta nota, llevo tres días desde que la empecé, pero es muy difícil terminarla, él siempre viene a mi habitación a preguntar cómo estoy, pero se huele algo, la guardo siempre en un cajón con llave por eso. Sé que en algún momento él leerá esto. Te quiero agradecer muchísimo por todo lo que te llegaste a preocupar, fuiste un gran motivo para pensar si lo que estaba haciendo era lo correcto, un poco molesto para mí, pero seguro el resto te ve como alguien que hizo lo mejor. Esto me tomó totalmente de imprevisto, Adam tuvo ese accidente y fue internado. Yo casi no pude esconder la emoción de pasar un día sin que me ponga un dedo encima, pero se sintió aún peor. La culpa me carcome, tuve que creerme todos estos meses que sus golpes eran algo especial, un regalo, una forma de perdonar todo lo malo que he hecho en mi vida; se siente raro no recibir más regalos. Creé una dependencia a él, y eso no lo puedo permitir, no puedo depender de alguien tan asqueroso. Siempre lo amé, porque vi algo hermoso cuando disimulaba frente a sus amigos, y eso se notaba muy real. Tal vez se esté tomando mis esfuerzos muy a lo literal, pero no sé cómo decirle que pare. Ahora se siente un poco mejor, creo que no me dejo más por decirle de toda esta historia. Por favor, sé que Adam es el culpable de todo, junto conmigo, pero no dejen de tratarlo como amigo, aunque les cueste demasiado. Apostaría lo que fuera a que ustedes también han visto ese lado que tanto amo de él. Como último deseo, le pido personalmente que sea feliz, que ya no tiene que estar buscando una historia creíble a base de golpes, que todo estará bien. Cambia, por favor, eres mucho para caer tan bajo. Por último, les pido que no hagan de esta historia algo triste, el final siempre se puede olvidar. Quiero seguir siendo el recuerdo que les venga a la cabeza cuando hablen de buenos momentos, aunque la haya fastidiado un poco. Ustedes son mi familia, han estado ahí siempre, y ahora me han dado un objetivo final. No estoy triste por eso, es la familia que me tocó, bastante les he pedido ya de su parte, ¿no? Quemen esta carta una vez leída, mi último recuerdo no puede ser un trozo de papel lleno de lágrimas. En serio, chicos: me alegro haber cerrado el último capítulo con tan buena historia."

     El pequeño espacio restante al final del párrafo estaba lleno de marcas de lágrimas secas.

     Nunca supe desde cuando fue que empecé a llorar. La pobre tuvo que aguantar a Adam y a su depresión al mismo tiempo. No sé que quería él que yo viera de especial en esta nota, obviamente no lo voy a entender, tuvo toda la culpa de su muerte. Decidido a tomar el sobre, la nota y el lugar donde venían protegidos, me dirigía hasta el cajón del escritorio delante de la cama. Quedé analizando aún más la situación, esperando haberme saltado algo importante, pero la verdad es que no. Mañana iré a visitarlo y le diré todo lo que se merece.

     Molesto y aún nervioso de todo lo sucedido fui a dormir.

     Esa tensión me hizo recordar el color de las flores del jardín: todas amarillas, menos las que estaban cerca de la casa del árbol, esas eran rojas.

[...]

     La mañana siguiente fue completamente normal, sin gritos como despertador ni alguien desaparecido de la casa. Pasé un buen rato perdiendo el tiempo con Douglas y Lilith en el salón, hasta que decido ir a ducharme. Buscando mis cosas entre los cajones, volví a ver la nota de Aubrey, resaltando entre todas las cosas. La tomé, cansado de tener que estar viviendo siempre un mal capítulo en mi vida, creo que la agarré del lado equivocado porque desde abajo se abrió el protector y cayó la carta al suelo. Lo curioso fue que, al recogerla, pude ver un papel blanco que también había llegado al suelo. Era totalmente nuevo, resaltaba mucho sobre la nota. Lo abrí, pensando que sería algo en blanco.

     "Querido Sherlock, imagino que me debes estar odiando, hasta yo lo haría si fuera tú y leyera esa carta. Si de verdad es así, me duele que me conozcas tan poco. Aquí viene lo gracioso: ¿por qué no le llevas la nota de Aubrey a Douglas y miras su reacción? Te aseguro que vale oro. Por otro lado, me iré al día siguiente del hospital, si lees esto antes de que eso pase, por favor, te pido que me dejes hacerlo, tengo mis motivos. Ayer no me rompí ningún hueso ni nada grave, solo pedí un poco de descanso y que me consultaran si me encontraba bien. Antes de venir a buscarme, dale a Douglas la carta, es muy importante. Le dejé a la recepcionista una nota para todos, ojalá no la haya leído. Nos encontraremos pronto, o no. Esto es un adiós definitivo, espero que de verdad puedas resolver todos tus problemas, querido Niall."

     —¡Mierda! —chillé.

     Me di cuenta demasiado tarde de la nota, ya tuvo que haberse ido. La releí una y otra vez, esperando poder creerme algo y buscando la excusa que les daré a los de abajo para que me crean que de verdad acabo de encontrar esto ahora.

     Tomé una decisión loca y le hice caso a Adam de nuevo. Tomé su nota y la escondí en mi bolsillo, en la mano derecha llevaba la carta de Aubrey mientras bajaba por las escaleras.

     —¿Dónde está Lilith? —pregunté para romper el hielo antes de entregarle eso.

     —Fue a dar un paseo, como siempre. —responde.

     —Adam ayer me pidió que te diera esto —dije después de haberme sentado a su lado en el sofá—. Es la carta de Aubrey.

     Él no respondió más nada y empezó a leerla, tomó una mueca de confusión y seriedad en pocos minutos. Yo guardé silencio, pensando que era un poco difícil para él, al terminar, me entrega la nota y me dice:

     —Esta no es la carta de Aubrey.

     —¿Qué? —No me esperaba esa reacción, para nada— ¿Cómo que no? Dijiste que nunca habías leído su carta.

     —Eso es verdad.

     —¿Entonces?

     —Aubrey nunca me ha tratado de "Dou". —respondió.

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