-Camilo Grimaldi-
Sentía que las palabras que utilizaba hacia ella no eran las correctas, pero realmente no sabía qué tipo de cosas decirle. Mi toque lo había perdido hace tiempo y al meterme con tanta chica cuyo gusto eran chicos "indiferentes", cambié por completo.
No podía evitar mirarla con tentación.
Esa agresividad que se cargaba me ponía caliente y ese lindo rostro sonrojado por simples palabras empeoraba mi estado. Y ni hablar de ese buen culo que tenía. Dios se tomó su tiempo al crearla.
La observé meterse al agua lentamente, quejándose de lo fría que estaba.
— Está buena, eh — Beatrice me tomó por sorpresa sentándose a mi lado con dos bebidas en mano — Toma — me extendió uno y finalmente terminó por acomodarse — Deberías perder el miedo, y antes de que sueltes el típico: "¿De qué hablas?"... — falló al intentar imitar mi voz — Me refiero a que se nota que Vanessa te interesa y no solo pa' darle duro contra el muro —
Le dio un sorbo a su bebida y dirigió su vista a otro lado. Más bien: a mi hermano.
— Debajo de toda esa bola de agresividad, hay una chica a la cual le rompieron el corazón de una de las peores formas — suspiró — No está en mí contar lo que sucedió, pero lo haré para que sepas un tantito más y nunca cometas alguna pendejada más grande de las que ya has cometido — me echó el brazo y volvió a darle otro sorbo a su bebida — Vanessa se llegó a enamorar de un tal: Frank. Ese típico chico que empieza siendo bien nice contigo y al final resulta ser un cabrón nivel saiyayin fase mil. Le dijo cosas feas montones de veces, la hirió por las marcas naturales que nos salen a todos en la piel e inclusive la menospreció para, al final, terminar engañándola con su "mejor amiga" —
Quedé atónito. No sabía qué decir al respeto, pero una rabia en mi interior se encendió y por algo lo cual era pasado. Me sentí mal porque tales insultos pudieron haberle causado inseguridades y probablemente yo no había sido de mucha ayuda.
Beatrice continuó hablando, pero yo dejé de prestarle atención cuando perdí de vista a Vanessa. Me levanté de la toalla un tanto paranoico y me alejé de la rubia.
Literalmente la ignoré y solo para terminar viendo que Vanessa estaba bien. Solo flotaba tranquilamente.
Suspiré.
Poco a poco me adentré al agua y me acerqué a ella sin causar mucho movimiento. Tenía los ojos cerrados, pero cuando pal de pequeñas olas –provocadas por mí– golpearon su rostro, los abrió.
— Deja de acosarme — se movió
Su intento de nadar lejos de mí fue un fracaso puesto que tomé la delantera y me sumergí en el agua para nadar tras ella. Tenía los ojos cerrados, así que cuando hice contacto con ella no me percaté bien en qué exactamente agarré... hasta que apreté.
— ¡Hijo de puta! — volví a la superficie gracias al tremendo, y doloroso, agarrón de pelo de Vanessa — ¿Qué hostias te pasa, Camilo?. ¿Ahora también me manoseas? —
Se le notaba molesta y nerviosa.
Que linda.
— Lo siento — reí mientras tomaba su muñeca con delicadeza con la intención de que soltara mi cabello — Eres fuerte, Camila, y a mí me gustan las chicas así — pegué mi rostro bastante al de ella, dejando solo centímetros de distancia
Ella intentó disimularlo, pero sus ojos estaban bien clavados en mis labios. No la culpaba. En estos momentos yo me quería comer los suyos. Me la quería comer a ella. Dejé caer mi mano por todo su brazo con lentitud, hasta que ella me empujó.
— ¿Qué droga te metiste? — fingió molestia y me chapoteó agua — Estás actuando muy raro, Camilo. Me tienes mal —
Sabías que sí. Sabía que debía ser confuso mi repentino cambio pero es que ni yo mismo me entendía bien. Solo sé que había algo en esa chica que me estaba comenzando a volver loco y necesitaba averiguarlo.
Me sumergí hasta los hombros y, antes de que ella pudiera soltar alguna queja o apartarme, rodeé sus muslos con mis brazos y la elevé. Ella me pedía que la bajara mientras que yo intentaba no girar mi rostro, aunque el deseo que tenía de voltear mi cara y chocar con sus tetas era tentador.
— Camilo, bájame ya. Nos están viendo... — golpeó mi espalda con la palma de su mano causando que yo la arqueara por el leve dolor — Tu novia nos está mirando. Parece que en cualquier momento me ahogara. ¡Suéltame! — gruñó entre dientes, así que la solté tal y como ella quería
— Sofía no es mi novia —
— No me sorprende. Seguro ella cree que tienen algo serio y tú solo juegas con sus sentimientos — espetó con fastidio
Sus palabras me supieron a mierda aunque sabía perfectamente que esa era la impresión que muchos tenían sobre mí. Jamás me había tomado la molestia de probar lo contrario... al menos no hasta ahora.
— Es mi amiga, así como lo era Sarah —
Sus ojos se encontraron con los míos. Sabía muy bien que ella estaba loca por obtener información sobre Sarah.
— No necesito explicaciones — mintió
Claramente quería saber pero su orgullo impediría que lo admitiera.
— Tal y como Leonardo dijo: solían ser novios. Sarah era mi mejor amiga y conoció a aquel imbécil en una fiesta a la cual Dante lo invitó — peiné mi cabello hacia atrás y sorbí mi nariz un poco — Llegó un punto en el que se puso muy posesivo con ella y eso la asustó. Leonardo la estaba forzando a que tuviera sexo con él, pero ella no quería. Terminó en mi casa y eso hizo que aquel hijo de perra hiciera conclusiones erróneas en las cuales YO terminé como el villano — gruñí. Todavía me cabreaba el recuerdo — Yo no "robo" novias de otros. Sí tuve sexo varías veces con Sarah, pero fue después de que rompiera con Leo y simplemente porque nos dejábamos llevar por el momento; no habían sentimientos de por medio —
Me miró con asco. Yo reí.
— No me interesaba lo último — se movió un poco en el agua, pero no se alejó
Me sentía bien al habérselo dicho. Tal vez de esa forma pensaría un poco mejor de mí y no como "el chico quita novias".
Quería sacar el tema de su ex novio: Frank. Al igual que ella, tenía curiosidad sobre su vida. Beatrice me había contado, pero no era lo mismo escucharlo de su boca que de la de Camila. Aún así mantuve silencio. Me tragué mi curiosidad y solo opté por molestarla un poco más.
Me comenzaba a gustar verla enojada.
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ᴍᴇ ᴄᴀᴇ ʜᴏʀʀɪʙʟᴇ, ᴘᴇʀᴏ ᴇꜱ ʟɪɴᴅᴏ
RomanceDecidida a pasar un año con su abuela en Naple, Vanessa conoce una familia adinerada de italianos cuyos hijos poseen el don de hacerla enojar con facilidad. Ya no hay vuelta atrás; tendrá que lidiar con ellos. En especial con él.