Una semana fue todo lo que se necesitó para que mis abuelos obtuvieran información de lo sucedido en la playa. Claramente si ellos lo sabían, los Grimaldis también. Abuela me regañó, pero el señor Limbardi optó por escucharme antes de asumir cosas erróneas y puedo decir con bastante honestidad que jamás me había sentido tan bien de contarle lo que sentía a un adulto. No mencioné una que otra ya que no hay que hablarlo todo, aunque sé perfectamente que estúpidos no son.
Claro, después de mi inesperada visita a la casa de Camilo para escuchar sus tristes palabras, solo me desaparecí sin decir nada. Pude escuchar su llanto mientras me alejaba de su puerta y eso me destruyó por completo, pero no sabía que coño decir ante todo lo que soltó. Era la primera vez que me hacían esto; no sabía cómo mierdas reaccionar. Lo único que pasaba por mi mente era agresividad y claramente no era algo que podía utilizar al momento. No otra vez.
— Dios, solo vine aquí para unas vacaciones y terminé en todo esto... y apenas es 12 de julio — lágrimas se escaparon de mis ojos mientras observaba el techo
Sí, seguía dolida. Una semana no había sido suficiente para mejorarme. Creí que sí. Me hice creer que tal vez no era tan importante y simplemente era yo de exagerada, pero la disculpa del castaño corría por toda mi cabeza. Era como una maldita grabadora que cada cinco segundos se encendía sola.
Los abuelos tenían una reunión importante de trabajo y con los organizadores de su boda, así que sería otro día sola. Bianca trabajaba, Massimo estaba ayudando a su madre y los otros dos tórtolos estaban haciendo cosas de new couples.
— Te envidio Trice. De verdad que lo hago — lloré aún más — Te ganaste la puta lotería — sollocé y me giré en la cama, quedando de pecho en ella para esconder mi rostro entre las almohadas
No quería llorar todo el día, pero era inútil intentar parar. Era como si mi cuerpo quisiera dejar salir todas las lágrimas que me he aguantado durante años.
_____
El día había pasado muy rápido para mí. Había perdido la noción del tiempo en mi habitación. Ni siquiera me había dignado en salir; no tenía los ánimos para abandonar mi cama y todo porque le había dado demasiada vuelta al asunto cuando debería simplemente superarlo. Eran las 8:15pm y tampoco había comido algo en todo el día.
Hoy me muero.
Me paré de la cama con pereza ya que debía mínimo bañarme. Un rato debajo del agua haría todo más dramático y quién sabe, tal vez el visualizarme tan ridícula de esa forma me provoque gracia y terminé riéndome sola en la ducha. Todo es posible.
En mi trayecto al baño, mi celular sonó. Suspiré pero tomé el teléfono para responder. Era un número desconocido. Aún así, contesté. Al principio no se oía nada a excepción de una respiración pesada, pero luego habló. Era él. Mi corazón se detuvo por unos segundos. Había pasado una semana entera sin contestarle sus mensajes. Obviamente lo estaba ignorando.
Pero... ¿por qué me llamaba de un número desconocido? ¿De quién es ese teléfono?.
— ¿Camilo? —
— Perdón... — hipó — No quería herirte y lo hice — sus palabras fueron torpes, pero se entendían bastante
— Deja de disculparte — acaricié el puente de mi nariz — El problema que tenemos empieza con un tú borracho. Creí que al menos con eso habías aprendido — gruñí
Nuevamente comenzó a llorar, y mientras lloraba hablaba loqueras las cuales vete tú a entender qué eran porque yo no le entendía un carajo. Rodé los ojos. Iba a colgar, pero escuchar música horriblemente cerca me hizo suponer que no estaba en su casa.
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ᴍᴇ ᴄᴀᴇ ʜᴏʀʀɪʙʟᴇ, ᴘᴇʀᴏ ᴇꜱ ʟɪɴᴅᴏ
RomanceDecidida a pasar un año con su abuela en Naple, Vanessa conoce una familia adinerada de italianos cuyos hijos poseen el don de hacerla enojar con facilidad. Ya no hay vuelta atrás; tendrá que lidiar con ellos. En especial con él.