Capítulo 25

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No se formó ningún alboroto. Nadie hablaba en las calles sobre nada y eso era relajante. Habían pasado dos días desde aquel feo incidente en la marquesina del cual Ric se encargó muy bien. Los padres de Leonardo enviaron montones de regalos en forma de disculpas, además de cartas en las cuales mencionaban que habían enviado su hijo a terapia fuera del país.

Estaba relajada... ¡y tenía ropa nueva!.

Había hecho a Ric jurar no decirle nada a los abuelos. Si ya todo estaba resuelto, entonces no había necesidad de alterarlos. Aunque al yo contarles lo sucedido a mis amigas, los otros tres hermanos Grimaldis también se enteraron.

Camilo y yo no nos habíamos visto en estos dos días, pero me sentía, de una forma u otra, más cercana a él. Pues cuando un chico te ve en uno de tus peores momentos, un extraño lazo se hace presente entre ambos. Ya sea de amistad o algo más.

Por otro lado, si nos mantuvimos escribiéndonos bastante. Estaba sorprendía al ver lo gracioso y amable que podía ser el imbécil, pero las costumbres aún seguían ahí y de vez en cuando –la mayor parte del tiempo– nos insultábamos. Era más cómodo ahora. Se sentía hasta bien pensar en él y, por todo lo sucedido, hasta sentía seguridad cuando pasaba por mi mente.

— Rayos, ya estamos a 22 de junio. Pronto será julio y luego agosto... —

— ¿Acaso no sabes el orden en el que van los meses o qué? — me burlé. Ella me miró mal

— No quiero empezar la universidad — se dejó caer en mi cama de espaldas mientras que la rubia soltaba una risa profunda por el drama de nuestra amiga

Cierto era. Ya faltaba poco para que el verano se acabara y ellas volvieran a estar ocupadas... al igual que él. Beatrice estudiaba radiología mientras que Bianca estudiabas leyes ya que, en un futuro, se haría cargo de la empresa de sus padres.

Y yo perdiendo un año... aunque valió la pena.

— Salgamos entonces — propuso la mayor — ¿Qué les gustaría hacer?. La playa queda descartada hoy porque ya hemos ido bastante. ¿Compras?, ¿Museo?, ¿Cine? —

— ¡Vayamos a la feria! — Bianca gritó tan repentinamente que hizo que Beatrice y yo diéramos un brinco del susto — Cuando se acabe el verano, lo cerraran. Debemos ir — sentenció

Y entonces comencé a sudar frío.

— ¿Vanessa? —

— ¿Ha-Hay ma-machinas? — mis labios temblaron

— Pues sí, es un parque de atracciones tarada — Bianca intentó sonar obvia — Podemos montarnos en la "torre". He visto vídeos y te lleva tan alto que te ca... oh —

Beatrice rodó los ojos al ver lo lenta que fue su amiga para notar que yo le tenía terror a las machinas de feria. Una fobia construida en el 2010 cuando, sin estar preparada, me monté en una machina conocida como "el martillo" donde casi escupo hasta mis intestinos.

— No quiero ir — negué par de veces — Disfruten sin mí — me di media vuelta, pero me tomaron de las muñecas

— Vamos, nena. No te tienes que montar si no quieres. Habrán otras atracciones chéveres — la rubia golpeó mi brazo de forma amistosa — Irás con nosotras y si te niegas, usaremos la fuerza —

La presión de grupo me prohibió negarme a su invitación. ¿Y qué más daba?, habría comida y eso es lo importante.

Las tres nos bañamos en mi habitación, y sí: juntas. Idea de nuestra querida Bianca.

Al principio no estaba segura de ello, pero al paso de los segundos me dejé llevar y terminamos bromeando. Fue gracioso, pues nos halagamos los culos y las tetas. Ya cuando salimos, Beatrice puso una regla: "no iríamos vestidas como nenitas ricas a la feria".

Sumamente sencillo y en especial para mí.

La rubia optó por una camisa blanca corta de tirantes anchos, unos shorts holgados, pero bonitos, y unas converse blancas. Por otro lado, Bianca siempre ha sido la más exótica de nosotras y decidió colocarse una farda corta y negra, la cual combinó con una t-shirt corta –de color blanco— cuyos diseños era de las cartas de tarot, además de unas botas negras. Mi concepto de "no ir como nenitas ricas" es ir cómoda, y para mí la comodidad consistía en: pantalón de tela holgado y más arriba de la rodilla color gris, camisa bastante holgada de color negra y con Inosuke de Demon Slayer en ella, y mis preciosas nikes blancas.

Terminamos por maquillarnos, ponernos una que otra prenda y echarnos fragancias.

— Somos tan perfectas — Beatrice se lanzó un beso a ella misma justo cuando Bianca nos tomó del brazo para abandonar la habitación

Ay que terror.

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Bullicio, machinas y olor a mariguana mezclado con comida. Que horror.

Mi cara de asco era muy notable. Podía expresarme bastante bien con mis facciones y eso es algo que me ha traído problemas toda la vida.

— Bueno... hacen días estaba mejor que hoy — Bianca rió nerviosa mientras me miraba de reojo — En fin. Anímate, ¿sí?. Mira, hay una tienda de gelatos por allá — señaló aquella carpa morada la cual era atendida por una señora de sonrisa espeluznante

— Tiene cara de estafadora y roba niños — bromeé y ambas rieron — ¿Dónde irán primero?, no quiero perderlas de vista, luego perderme por andar sola y que me terminen raptando en este lugar. Valgo mucho — exageré solo para hacerlas reír otra vez

Beatrice miró a Bianca divertida mientras que yo simplemente estaba ahí en estado estupefacto. No sabía a qué venía todo eso, al menos no hasta que los vi a lo lejos.

Camilo, Dante, Gianni, Luka y los otros amigos de ellos venían en nuestra dirección haciéndome entrar en pánico.

¡Y todos venían tan bien vestidos!.

— Las odio — le musité a ambas justo cuando quedaron frente a nosotras

Todos saludaron a excepción de la ridícula de Sofía quien se atrevió a mirarme con desprecio. Seguro me tenía envidia porque puedo lucir esta ropa mil veces mejor que ella.

— Hola, muñeca — Camilo susurró en mi odio con una sonrisa cariñosa en sus labios

Su voz en esa zona me provocó cosquillas y no pude evitar alejarme al instante. Él lo notó y eso hizo que su sonrisa se agrandara.

Comenzaba a tener calor.

— Como puedes ver, nos rehusamos a que te quedes sola en alguna esquina del lugar, así que trajimos refuerzos — me lanzó una guiñada la morena

Le sonreí sin gracia mientras le enseñaba mi dedo corazón ya que sabía que eso de venir "normales" era solo para molestarme frente a él. Aunque realmente me importaba menos estar así frente a él, pero me incomodaba frente sus amigos y más con los ojos de esa perra encima mío.

— Nosotros nos iremos — Beatrice pasó sus ojos por todos, dejándoles en claro que el único que se quedaría conmigo sería Camilo — Andiamo — (Vámonos) ordenó

Todos se fueron mientras reían entre ellos y silbaban en nuestra dirección. Todos parecían estar normales, la única de las chicas que parecía molesta y claramente tenía un notorio disgusto hacia mi persona era: Sofía.

— Te queda bien la ropa de pobre — bromeó

— Jódete, Grimaldi —

ᴍᴇ ᴄᴀᴇ ʜᴏʀʀɪʙʟᴇ, ᴘᴇʀᴏ ᴇꜱ ʟɪɴᴅᴏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora