Capítulo 29

29 4 66
                                    

Dos días pasaron y yo seguía sin hablarme con Camilo. No sé si mis razones para estar molesta con él eran relevantes, pero lo estaba. Aunque en estos momentos creía estar más dolida que molesta.

Era 26 de Junio. Los abuelos y Enzo regresaban hoy. Estas dos semanas habían sido eternas y el no tenerlos conmigo había comenzado a deprimirme. Pero ya eso acabaría puesto que en un par de minutos estarían llegando a la mansión.

Mi celular sonó y lo tomé con desesperación. Si era él no quería seguir diciéndole cosas hirientes.

La dificultad en todo esto era la expectativa que Camilo tenía sobre mí. Suponía cosas sin siquiera preguntar antes y eso, eso me hastiaba. Aún así, no podía evitar pensar que detrás de toda esa desconfianza seguramente había un pequeño niño inseguro que tal vez, solo tal vez... quería amor.

Pero no, no era él. Era Massimo.

Papita Frita

¿Estás bien?.
No has visto el vídeo que te envié por instagram.
(9:24am)

Sí. No te preocupes.
¿Quieres venir después a ver Shrek y hablar
sobre el crush que tienes con Bianca?.
(9:26am)

¡CLARO QUE SÍ!
(9:26am)
Llevo los Cheetos y la sprite.
(9:26am)

👌🏼😏
(9:27am)

Dejé el cel a un lado mientras sonreía como estúpida ya que ese niño rico me hacía reír más que los funny videos que buscaba en Youtube a las 3am.

Escuché par de voces provenientes de la primera planta de la casa. ¡Habían llegando y yo seguía en mi cuarto luciendo como una mendiga!.

No le di mucho énfasis a eso ya que al fin y al
cabo eran solos los abuelos, y salí corriendo escalera arriba. Seguramente lo único que ellos podían escuchar eran mis duros pasos desde la sala principal. Abrí la puerta y quedé en su punto de vista. Sonreí grandemente y los abracé con muchísima energía para luego separarme de ellos y literalmente tirarme en los brazos de mi guapísimo Enzo.

— No vas a creer cuánto te extrañé, amore mio — bromeé y él enseguida rodó los ojos, dejando de paso un dulce beso en mi frente el cual casi me hace chillar de la emoción

Me alejé de Enzo cuando alguien decidió aclarar su garganta para llamar la atención. Había sido Ric y lo había hecho porque los Grimaldis estaban aquí.

Ay no.

Intenté mantener la calma aunque era difícil considerando el hecho de que todas las jodidas miradas estaban en mí. De todas maneras no olvidé mis modales y, aunque solo tres de la familia estuvieran al tanto de mi situación con el más tatuado de todos, los saludé. Sus padres –como siempre– me recibieron con muchísimo cariño. Eran tan buenos que algunas veces sentía pena de que tuvieran que lidiar con ellos cuatro.

— Querida, iremos a desayunar con los Grimaldis — me avisó abuela con una sonrisa dulce la cual me hizo sentir feliz. De verdad la había extrañado

— De acuerdo. Iré a arreglarme entonces —

No crucé miradas con ninguno de ellos a pesar de haberlas sentido posadas en mí. Nuevamente volví a mi habitación donde –ya que ninguno de ellos estaba vestido de forma fancy– saqué una camisa blanca y corta de tirantes finos y con diseños de flores, una farda corta de tela color vino y unas medias de mayas las cuales sabía que lucirían perfectas con el outfit.

ᴍᴇ ᴄᴀᴇ ʜᴏʀʀɪʙʟᴇ, ᴘᴇʀᴏ ᴇꜱ ʟɪɴᴅᴏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora