-Camilo Grimaldi-
Seguía sin poder creerme las palabras que habían salido de la boca de Camila. Porque sí, sabía que ella era diferente pero parte de mí creía que –al igual que Isabelle–, una vez supiera mi pasado quedaría horrorizada y se alejaría de mí. Pero fue todo lo contrario y ahora me encontraba teniendo una cita con ella.
¿Quién lo diría, juh?. "El mujeriego de los Grimaldis" teniendo una cita con la chica con la cual peleaba a principios del verano. La chica la cual herí varias veces y aún así, aquí estamos.
Intentaba mantenerme despistado, pero cada cosa que hacíamos, o lo mucho que se me acercaba, me hacía recordar lo de esta mañana. He tenido sexo incontables veces, pero esta era la primera vez que me ponía así de nervioso y solo porque mi puto pene erecto –causado por un simple juego de lenguas con ella– tocó su descubierta y húmeda entrada.
Quería estar entre sus piernas y hacerla sentir la mejor sensación de su vida, pero aún no era el momento –aunque quisiera– y jamás la forzaré a algo que ella no quiera.
¡PERO REPITO MALDITA SEA!.
Era jodidamente difícil no pensar en ello y menos cuando ella caminaba frente a mí y mi vista quedaba en ese redondo y buen culo que se traía.
"Joder, debo verme como un maldito depredador sexual ahora mismo." Pensé y pasé mis manos por toda mi cara mientras intentaba calmarme y pensar algo bonito y menos pervertido.
— Compremos café — sugirió y antes de que yo pudiera concordar con ella, la chica culona ya se encontraba entrando a la cafetería
"Quiero apretarlas y morderlas."
_____
Estuvimos un buen rato sentados en una banca leyendo. Camila leía "El demonio y la señorita Prym" de Paulo Coelho, mientras que yo leía el primer libro de "Magnus Chase and the Gods of Asgard", escrito por Rick Riordan. La mitología nórdica era algo que siempre me había atraído, y esta belleza que se encontraba recostada de mi hombro y sumida totalmente en la lectura tenía toda una saga sobre este libro de aventura.
— ¿Qué te parece? — preguntó de la nada mientras intentaba mirar de reojo
— No he leído mucho porque la sensación de tu seno por mi brazo es distractora, pero pienso llevármelo y aparecer en tu lindo y desordenado cuarto cuando lo termine para llevarme el segundo —
— Lo dices como si yo te fuera a dejar entrar, imbécil — me miró mal
— Siempre logro entrar — le lancé una guiñada coqueta y tomé mi vaso de café del cual ella se antojó al instante
No tuve más remedio que darle a probar, porque si no lo hacía ella terminaría quitándome el vaso de todas formas. Dejó de beber cuando un mensaje llegó a su mobile el cual atendió al momento, mencionando que había olvidado contestarle a Massimo desde antier. Comenzó a teclear algo a una velocidad impresionante y eso me hizo enojar.
— No tienes que darle explicaciones — gruñí
— Es mi amigos y habíamos quedado en ver una película antier en la noche en mi cuarto, pero terminé en el bar contigo y no recuerdo si le había dicho o no —
Me reincorporé hacia atrás y la miré con una ceja enarcada.
— ¿Ibas a ver una película con él en tu habitación? —
— Camilo, por favor. Él es solo un amigo que para tu información está interesado en otra persona, y también es tu amigo — me miró, rodó los ojos y volvió a seguir tecleando
— Que sea mi amigo no significa que debo dejar que mensajee con mi chica. Tú ni siquiera respondes mis mensajes — fingí dolor
Camila se sentó derecha y se quedó mirando a un punto fijo como por un minuto, hasta que finalmente se volteó y me regaló una sonrisa inocente antes de decir:
— Lo que sucede es que yo había bloqueado tu número —
La miré incrédulo. ¿Todo este tiempo le había estado mandando mensajes a absolutamente nadie?. Solo los hackers veían los mensajes y seguramente se reían al saber que ella me tenía bloqueado.
— No me mires así; te lo merecías — se encogió de hombros, provocando que yo abriera mi boca impresionado
Ella volvió a voltear y se comenzó a reír dado a mi expresión. Realmente lo hice con toda la intención; quería verla reír. Me gustaba su sonrisa y por más fuerte que fuera, también me gustaba su risa estruendosa.
— Bueno, bueno... ¿tienes hambre? — intentó calmar ese ataque el cual yo había causado para poder hablar
Asentí y a medida que ella se levantaba aproveché y tomé su mano. Aquella vez la rechacé, pero el día del antro me hice mi propio juramento y ese es: "tomarle la mano siempre que tenga la oportunidad y ella quiera". Ese simple gesto mío la había herido mucho y no me iba a permitir cometer el mismo error. Además de que su mano era más pequeña que la mía y justamente encajaban a la perfección. Era como si nuestras manos hubieran sido creadas para sostenerse la una de la otra.
Ya me estoy volviendo cursi.
_____
De todos los lugares a los que hubiéramos podido entrar, Camila se antojó de McDonalds. Sí, McDonalds no me gustaba. Era de muy baja clase para mí. Prefería Wendys. Pero si eso ella quería, lo aceptaría... además de que ya estábamos en la fila.
— No puedo creer que haya aceptado comer aquí — solté con fastidio mientras me cruzaba de brazos y movía mi pies con desespero
— No te obligué a estar aquí. Si querías comer en otro lado lo hubieras dicho — se volteó para verme — ¿Qué otro fast food te gusta?. No se me antoja comida cara para el cabrón hambre que tengo, así que dime —
Pero que gruñona de momento. ¿Estaba en sus días?.
— ¿Estás en tus...? — entre cerré mis ojos y ella asintió con molestia — Sabías que si te follo estando en tu periodo, hay menos chance de que quedes... — tapó mi boca
Camila me agarró del brazo y me haló fuera de la fila con total agresividad. Una agresividad a la cual me sentí atraído a decir verdad. No todos los días encontrabas a una gruñona sexy como ella. Tenía suerte.
— No hables de esas cosas en fila, idiota — gruñó — Y sabes muy bien que no tendré sexo contigo — me señaló enojada
— Aún — le añadí — Tranquila, mi muñequita — escondí mechones de su rizado cabello por detrás de su oreja repleta de piercings — Solo te estaba molestando para ver esa linda reacción... — acaricié su mejilla hasta llegar a sus grandes y rojizos labios por los cuales pasé mi pulgar con total lentitud — ...pero no me molestaría en lo absoluto montarte mientras estás así —
Acaricié su cuello con mi mano libre, pero poco a poco la fui bajando. Guié mi dedo índice por encima de la tela de su camisa hasta llegar a su cintura y obligarla a quedar más cerca de mí. Lo había dicho: no la voy a presionar a nada, pero si ella lo disfrutaba, entonces yo continuaba. Así de sencillo.
— Como quisiera hacerte gritar mi nombre — solté en un suspiro, bastante cerca de sus labios
Ella posó toda su mano en mi boca, regalándome una mirada extremadamente sensual la cual me
hizo desearla más.— Aún no, campeón —
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HEHEHE
La verdad es que no sé qué decir aquí, solo que maybe pronto se venga salseo. Who knows.
Espero que la estén disfrutando, de verdad. Sé que no es mucho pero pongo todo mi esfuerzo para hacerla entretenida y la he alargado, pero no quiero que mi personaje se tire a los brazos de un chico tan rápido. No, no, no... así no es la Vanessa que conozco.
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ᴍᴇ ᴄᴀᴇ ʜᴏʀʀɪʙʟᴇ, ᴘᴇʀᴏ ᴇꜱ ʟɪɴᴅᴏ
RomanceDecidida a pasar un año con su abuela en Naple, Vanessa conoce una familia adinerada de italianos cuyos hijos poseen el don de hacerla enojar con facilidad. Ya no hay vuelta atrás; tendrá que lidiar con ellos. En especial con él.