-Camilo Grimaldi-
Ella vestía un top rojo y una falda high-rise ajustada negra con líneas blancas verticales que me estaban matando. Al sentarse en el asiento de pasajero su linda falda se subió un poco permitiéndome disfrutar bastante de sus gruesos muslos, y eso me enojaba porque sabía que en esa fiesta habrían otros que disfrutarían de la vista al igual que yo.
No, no la obligaría a taparse porque esa era la ropa que ella había elegido y se veía exquisita, pero si mataría al que se atreviera a ponerle un dedo encima.
— Maldito sexy — soltó de la nada haciéndome sonreír — Estás guapo —
Yo iba sencillo: blusa negra, pantalón negro con líneas blancas y zapatos negros.
— Y tú estás hermosa —
Acaricié su mentón –sin quitar los ojos de la calle– y terminé por tomarle la mano en lo que restaba del camino.
_____
La mansión de los padres de mi mejor amigo estaba repleta de luces de todos los colores. Típico de Giovanni. Ese chico adoraba lanzar grandes fiestas.
— Demonios... — pude sentir como Camila se tensaba al ver tanta gente entrar por la gran puerta
— Tranquila muñeca, estarás conmigo — agarré su mano fuertemente y juntos comenzamos a caminar hacia los adentros de la casa
La música sonaba fuerte, pero no de una forma exagerada. Cuando quedamos en la sala de estar pude distinguir, entre toda la gente, a los chicos y al cumpleañero. Solté la mano de Camila para saludarlo con un abrazo el cual él correspondió.
— Buon compleanno vecchio — (Feliz cumpleaños, viejo) palmeé su espalda tres veces y luego me separé
Comencé a saludar a los demás hasta terminar en Sofía quien me miraba de arriba hacia abajo como si quisiera comerme. No le negué un saludo, pero fue corto porque sabía lo que quería causar y lo que causaría si hacía algo.
— Creí que Massimo estaría aquí — Camila parecía buscarlo con la mirada, así que señalé a sus espaldas al chico de camisa de botones que venía agarrado de manos con la morena — ¡Massimo, Bianca! — gritó con emoción
Dejé a Camila hablando por un rato con todos mientras que yo iba por bebidas. Había de todo, pero decidí irme por lo más fuerte teniendo en cuenta que mi chica no se emborrachaba fácilmente y si lo hacía era porque bebía hasta dejar botellas vacías.
Una pálida mano acarició la mía con lentitud, llamando mi atención. Era una chica peli-negra de ojos verdes la cual sentía haberla visto antes.
— Non pensavo di vederti qui. Non hai mai risposto alle mie chiamate — (No pensaba verte aquí. Nunca devolviste mis llamadas)
Mi cabeza dio vueltas mientras yo intentaba recordar quién demonios era ella.
— Scusa ma, chi sei? — (Disculpa pero, ¿quién eres?)
Su mirada ofendida me hizo entender la situación en la que estaba, y aunque no la recordaba, sabía perfectamente que algo había pasado entre ella y yo. Algo corto lo cual ella parecía recordar con claridad y yo no porque mi vida solía basarse en alcohol y sexo.
Planeaba disculparme por lo que sea que hice en el pasado con ella y por no haber contestado sus llamadas, pero el imprevisto calentón en mi mejilla, causado por su mano, me dejó callado. Moví la mandíbula levemente mientras el dolor cesaba e intenté mantenerme neutro para no reaccionar mal ante el acto de la chica porque de seguro me lo merecía. Tenía intensiones de alejarme sin más, pero cuando noté los tacones negros de Camila supe que la cosa se pondría intensa.
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ᴍᴇ ᴄᴀᴇ ʜᴏʀʀɪʙʟᴇ, ᴘᴇʀᴏ ᴇꜱ ʟɪɴᴅᴏ
عاطفيةDecidida a pasar un año con su abuela en Naple, Vanessa conoce una familia adinerada de italianos cuyos hijos poseen el don de hacerla enojar con facilidad. Ya no hay vuelta atrás; tendrá que lidiar con ellos. En especial con él.