Capítulo 14: Némesis

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Tras aquel encuentro no deseado, la recepción de la boda transcurría con normalidad, como si aquel encuentro hubiese sido solamente un mal sueño, aún cuando sabían que aquel suceso estaba lejos de ser un mal sueño, no obstante Ragnar decidió no darle importancia pues, tal y como lo había dicho, este se hallaba de muy buen humor en uno de los días más importantes de su vida.


-De verdad te odia- exclamó Svetlana observando a su esposo.

-Más de lo que creí, pero tampoco es como si no me lo esperase, al fin y al cabo no nos habíamos visto en veinte años, ya se le pasará- declaró Søren con una notoria confianza.

-Como desearía creer en esas palabras cariño- repuso la rusa para luego darle un sorbo a su copa, a lo que el sueco simplemente soltó una carcajada seguida de una mirada que emitía confianza y malicia.


Pero justo antes de que este pudiera decir algo, su voz se vio interrumpida por el aplauso atronador de todos los invitados justo en el momento en el que los recién casados cortaban el pastel <<Pensar que es el mismo mocoso que hace veinte años se la pasaba pegado a su madre, de verdad se convirtió en todo un hombre>> pensó el sueco para inmediatamente soltar una leve carcajada.


-Y ahora ¿Qué te hace tanta gracia?- preguntó Svetlana confundida.

-Nada, es sólo que aún no logro asimilar que aquel tipo sea el mismo mocoso que dejé aquí en Noruega hace veinte años, me alegra y me frustra al mismo tiempo el verlo así, ahora- respondió -Supongo que es eso a lo que llaman sentimientos encontrados- exclamó entre risas -...Bueno... mientras no se le suba mucho a la cabeza esa actitud altanera y arrogante, no tendré que tomar ninguna medida en cuanto a él- agregó con un notorio descaro, a lo que su esposa simplemente sonrió con cierto cinismo.


*Más tarde esa noche*


La fiesta había terminado y a excepción de Søren, Svetlana y Katya, todos los invitados ya se habían marchado, a lo cual Katya se acerca hacia su hermano y su cuñada para despedirse.


-Nuevamente, muchas felicidades a ambos, espero que tengan un matrimonio feliz y duradero... aunque tratándose de ustedes dos, resulta más que evidente que podrían estar juntos en esta y en muchas otras vidas- exclamó la joven rusa entre risas.

-Y supongo que en todas esas otras vidas volverías a ser mi querida y algo molesta hermanita ¿Verdad?- repuso Ragnar entre risas.

-No creas que te librarás tan fácilmente de tu hermana Ragnar- afirmó Katya, quién se notaba feliz por su medio hermano mayor -Espero que algún día sus hijos me llamen tía- agregó riendo.

-Supongo que no estaría mal si a mí me llaman abuelo- exclamó Søren interrumpiéndolos.

-Ni en tus sueños tendrás esa dicha Søren- declaró Ragnar con desdén.

Al escucharlo, Søren suspiró profundamente y se le acercó a Ragnar -Créeme hijo, en algún momento tus hijos sabrán que soy su abuelo y preguntarán sobre mí... y créeme, voy a disfrutar como no te imaginas el momento en el que me entere de ello- exclamó con desvergüenza, a lo cual Ragnar simplemente sonrió para luego asestarle un cabezazo que de inmediato derribó al sueco, quien con cierto fastidio a raíz de lo que acababa de suceder exclamó -Te guste o no, sigo siendo tu padre-.

-Te lo dije antes, perdiste ese privilegio hace mucho tiempo Søren, ahora lárgate, antes de que termine estrellando tu estúpido rostro en el suelo- replicó Ragnar mientras le veía a los ojos con una mirada llena de odio.

-Fue un placer volver a verte Ragnar- exclamó el sueco con una sonrisa sarcástica -¿Vienes con nosotros Katya?- agregó observando a su hija.

-No, yo volveré a mí hotel padre- respondió la chica con una notoria incomodidad.

-Está bien, entonces te veo en casa- exclamó Søren para acto seguido, marcharse del lugar.

-Siento que tuvieran que ver esto- exclamó Ragnar dirigiéndose hacia su familia -Espero que nos visites pronto- agregó observando a su hermana.

-¡Dalo por hecho!- repuso Katya con una sonrisa para luego marcharse.


*Mientras tanto, en otro lugar de la ciudad*


-Debo decir que hacía mucho no te veía actuar de ese modo cariño- afirmó Svetlana mientras ayudaba a su esposo a limpiarse la sangre que emanaba de su rostro.

-Debo decir que el chico tiene agallas- repuso Søren aún algo fastidiado y aturdido por el golpe -Creo que las cosas se pondrán muy interesantes de ahora en adelante- exclamó.

-Sólo no hagas una estupidez, es lo único que te pido Søren Bjørnson- exclamó Svetlana con cierto recelo.

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