Rise Of The Dark Phoenix

Capítulo 15: Pecado Y Sentencia

*Unos días después*

Tras lo sucedido entre Ragnar y Søren luego de que la fiesta terminara, todo permaneció en notoria calma, aunque el ambiente no dejaba de ser tenso pues, Ragnar sabía muy bien que Søren tenía los medios suficientes para hacerle la vida imposible en represalia por lo sucedido, sin embargo pasaron los días y Søren no hizo absolutamente nada, lo cual dejó a Ragnar con el mal presentimiento de que el sueco seguramente tramaba algo.

Sin embargo, la noticia del regreso de Søren a Rusia calmó de cierta manera la preocupación de Ragnar, quien a pesar de esto no dejaba de estar alerta en todo momento, ya que aunque se habían calmado las aguas, este aún tenía una sensación de inquietud, <<No puedo asegurar nada, pero de seguro algo trama ese desgraciado>> pensó en varias oportunidades. No obstante, con el tiempo este al ver que nada extraño sucedía pudo recuperar la cordura que esos pensamientos le estaban costando.

*Volgogrado, Rusia. Ocho meses después*

-La verdad llegué a pensar que cometerías una locura luego de lo que te hizo tu hijo- exclamó Svetlana con cierto alivio -Supongo que mis pensamientos fueron precipitados- añadió.

-Honestamente pensaba en actuar inmediatamente, pero creo que es mejor usar la psicología un poco... además, de cierta forma ese golpe en lugar de molestarme, me convenció de que si hago las cosas bien, las acciones de Ragnar pueden terminar jugando a mi favor, sobretodo con lo que se viene- exclamó Søren con una sonrisa sarcástica en el rostro -¿Quién iba a pensar que dos hermanos americanos tendrían semejante plan para traicionar a su país con los chinos y norcoreanos? Y para colmo, sólo por venganza... sin duda el ser humano es bastante astuto a la vez que ingenuo- agregó entre risas.

-Sólo espero que la guerra que se avecina no entorpezca el negocio- exclamó Svetlana notoriamente dudosa -Aunque ciertamente el venderle armas a los rebeldes y a los de Al-Qaeda suena como una gran oferta para el negocio, también suena a que podría involucrarnos en algo más grande y problemático, sobretodo si las cosas llegan a salirles mal, pero ¿Quién soy yo para intentar adivinar los caminos del destino?- añadió.

-Confiemos en que todo saldrá bien... Y volviendo al tema original, ya me encargaré de darle a Ragnar una buena lección luego- espetó el sueco con una mirada asesina.

*Oslo, Noruega. 5 años después*

El tiempo transcurrió en un parpadeo, y para Ragnar, Malai y William esto había significado el graduarse de la universidad y emprender sus caminos, Ragnar se dedicaba de lleno a la música y a su nuevo podcast, a su vez Malai ya era conocida en el mundo del arte gracias a sus pinturas y fotografías, mientras que William había decidido seguir los pasos de su padre y ahora era agente de la CIA en Estados Unidos.

Mientras tanto, en el mundo se acrecentaban las noticias sobre una posible guerra pues, la Unión Soviética se había reunificado, cosa que mantenía a William entre montañas y montañas de papeleo, mientras tanto Ragnar recibió noticias sobre uno de sus familiares.

-¿Ocurre algo amor?- pregunta Malai intrigada observando a su esposo.

-No, sólo que acabo de recibir noticias sobre uno de mis primos, Sveinbjörn, resulta que él, su prometida y algunos de sus amigos se unieron al ejército estadounidense... fue toda una sorpresa, más aún teniendo en cuenta que él es islandés y su prometida es canadiense, pero parece que es real eso de que en este mundo todo es posible- respondió Ragnar entre risas.

-¡WOW! Eso sí es algo inesperado, esperemos que no se meta en muchos problemas- exclamó la chica sorprendida -Cambiando de tema, en unos días será tu cumpleaños, así que tu madre, mi madre, Katya y Lawan vendrán de visita- añadió.

-Pues habrá que recibirlas como es debido- exclamó el noruego -Espero que mi regalo sea asombroso- agregó entre risas.

-Ni te imaginas- exclamó Malai entre risas -Imagino que los chicos de la banda también vendrán- añadió.

-Sí, todos podrán venir- afirmó Ragnar.

-Creo que vamos a estar ocupados- exclamó la tailandesa entre risas.

-Ya lo creo- replicó el pelirrojo observando a su esposa.