{Romina}Me pareció rarísima la situación pero no le di importancia, subí y entré al baño.
Segundos después de sentarme en el inodoro sentí dos golpes en la puerta.
-Acabo de subir- resongué mientras rodaba los ojos -Está ocupado- dije más fuerte
-Soy yo- escuché la voz de Thiago del otro lado. Quise decirle que se vaya, pero nada salió de mi boca, de la misma forma en la que mis labios se abrieron volvieron a cerrarse.
-¿Puedo pasar?- preguntó ante mi silencio.
-Estoy en el baño Thiago- le dije de mala gana y tiré la cadena.
-¿Y? No hay nada que no haya visto antes- me reí en voz baja y subí mis bragas sin contestarle, tenía razón.
-Permiso...- de pronto su cabeza se asomaba entre la puerta y la pared. Carajo, si que era insistente este hombre.{Thiago}
Entré despacio, era cierto que no tenía nada que no haya visto pero de cualquier forma no quería incomodarla. La miré y todavía no se había puesto el short, estaba en ropa interior pero no le di importancia, era lo que menos me interesaba en ese momento.
-Perdón, pero quiero hablar con vos- entré por completo y cerré la puerta detrás de mi
-No pasa nada- se terminó de vestir esquivando mi mirada
-¿Podemos hablar?- me sentía un estúpido parado allí viéndola cambiarse sin que me prestara atención, nunca en mi vida pensé estar así.
-¿De qué?- me harté de que me evitara, di dos pasos hacia ella y sujeté bruscamente su pera hacia arriba, obligándola a mirarme.
-No tengo nada en los ojos, no te vas a convertir en piedra si los mirás.{Romina}
AAAAAA SANTA MARIA ¿CÓMO ME VAS A HACER ESTO? mi corazón se aceleró a mil por hora, pero mi cara solo mostró una leve sonrisa, fingiendo desinterés. Por esta razón no quería mirarlo, no quería volver a ver esos hermosos ojos esmeralda que me debilitaban.
-Perdón- dije sin más.
-Te extrañé tanto- acarició suavemente mi mentón con su dedo grande, podía sentir su respiración y eso no era de buena ayuda para mi estabilidad.
-Yo también- ya estaba cautivada.
-¿Si? ¿Y por eso me bloqueaste?- suspiré, bajé la mirada y di dos pasos hacia atrás, separando nuestros cuerpos.
-Ya sabés por qué es y no quiero hablar de eso.
-En serio te amo- volvió a acortar nuestra distancia y me tomó de la cintura.
-Thiago no- lo miré seria, no podía arreglar las cosas así. Coloqué mi mano contra su pecho impidiendo que se acerque más, él lo comprendió y quitó las suyas de mi cuerpo.
-Está bien, no te voy a obligar, pero no puedo seguir así- caminó hacia atrás con las manos levantadas a su costado como si tuviera que demostrar que venía en señal de paz.
-¿Así como? ¿Sin poder garcharme?- mis emociones estaban enloquecidas, no sabía que sentía, no sabía que quería, pero si sabía que como sea tenía que alejarlo de mi, aunque me doliera.{Thiago}
Me quedé inmóvil, sorprendido, no podía creer que me estuviera planteando eso.
-¿Qué?- la miré con el seño fruncido, me había molestado que pensara eso de mi -No.
-Y si es para lo único que me tenías, como a todas.
-Eso no es verdad, lo sabes, además yo ya no quiero eso para mi vida.
-¿Qué querés entonces? ¿Por qué no me dejas en paz?
Auch, eso sí que dolió, hasta creo que escuché como mi corazón se rompió.
-Te quiero a vos, para todo.
-Yo también quisiera, pero no se puede tener todo lo que queremos en la vida, hay que soltar a veces.
-¿Por qué me haces rogar tanto? Solo una oportunidad nesecito, te voy a hacer la mujer más feliz de la vida, o al menos eso intentaré- le acomodé un mechón de pelo detrás su oreja.
Se quedó viéndome unos segundos, viéndonos, sabía que en sus ojos quería lo mismo que quería yo. Pensé que se iba a alejar, que me iba a dejar sin más, con el corazón roto aún más que antes; pero no, Romi se acercó y rozó nuestros labios muy suavemente.
Sentí un cosquilleo por toda mi piel, volver a sentir nuestras bocas tan cerca y su perfume de siempre estaban apoderándose de mi.
-Voy a dejar que te despidas bien esta vez- susurró y me besó lento, sujetando mi cuello. Nuestras lenguas se entrelazaban ansiosas, se extrañaban, yo la extrañaba más que a nada. Pegué más nuestros cuerpos tomándola de la cintura.
Justo cuando pensé que la cosa se iba a poner más seria, nos separamos para tomar aire y ella intentó alejarse, sin mucho éxito claro, porque no la solté.
-No vas a irte así- mi respiración ya estaba acelerada, podía sentir que la de ella también y esquivaba mi mirada nuevamente, lo que significaba que con un empujoncito ya no podría negarse, y ambos lo sabíamos perfectamente.
-Ya sabes que no podemos estar juntos.
-Ya dejé a Valentina, ¿Qué más querés que haga para que podamos estar juntos?- dije prácticamente suplicándole.
-Nada, va a ser lo mejor que nos separemos. Es por tu bien Thia...- no dejé que termine de decirlo, no quería escucharlo, no lo aguantaba ya.
-Bueno ya entendí que no te voy a poder convencer, pero al menos nesecito una buena despedida.
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Forbidden Love
Teen FictionRomi Fernández, una joven de 18 años recién egresada de la escuela secundaria comienza a tener una extraña relación con el famoso Thiago Espíndola, cantante famoso y amado por todas. Las hormonas, parejas, prensa y noticias no le van a hacer una bue...