{Romina}Noté que sus ojos estaban nublados, a punto de llorar, me partía el alma tener que verlo así y hacer como si no me afectara a mi.
-Ya te di la despedida- intenté afirmarme.
-Eso no es una despedida- me mordí el labio al entender lo que me insinuaba.
-¡No me hagas así que no te voy a poder olvidar nunca!- me tomó de la cara con ambas manos y la movió chistoso, pero su sonrisa cada vez se iba deformando más hasta que logré ver una lágrima rodar por su mejilla. No podía soportar eso, no podía verlo así.
-No llores...- acaricie sus cachetes para así también limpiar la lágrima antes de que caigan otras -Lo único que te voy a hacer es quilombo. Con Valentina, con la prensa, con todos, y te mereces una hermosa carrera, no voy a interferir en eso.
-Sabes que eso...- lo callé colocando mi dedo en la comisura de sus labios.
-Basta.
-Está bien, pero nesecito despedirme en serio- volvió a insistir.
-Está mi hermana abajo, mirá si escucha- intenté excusarme sin sentido, lo habíamos hecho con su novia abajo sin que se enterase, no era excusa eso.
-No va a escuchar nada, y si escucha se va a poner feliz- me regaló una sonrisa tierna.
-Bueno ganaste- miré a nuestro alrededor -¿Otra vez en este baño?- volví la mirada hacia él.
-Mmm no, algo distinto mejor- me agarró sutilmente la mano y salió del baño, luego nos llevó hasta una habitación que estaba en frente.
-Wow- me asombré al ver el cuarto.
Estaba todo en un tono azul en la penumbra debido a una franja de luces led que recorrían todo el borde del techo. Había un escritorio con parlantes, micrófonos y una computadora arriba. Thiago se acercó a esta y la prendió, luego hizo lo mismo con los parlantes.
-Este es mi estudio de grabación para cuando estoy solo, ¿Te gusta?- agarró un mini control de uno de los parlantes.
-Me encanta- estaba alusinada observando todo el lugar, tenía también sillón de dos plazas, dos sillas de escritorio y las paredes decoradas con cd's o portadas de estos. Me volteé hacia él cuando empecé a escuchar música, cada vez más fuerte.
-¿Qué haces? Se va a re escuchar.
-¿Sabés lo que me importa?- me reí, amaba que no le interesaba en absoluto lo que pensaran los demás.
Dejó el control en el escritorio y comenzó a acercarse a mi mientras bailaba.
-Te odio- le dije entre risas.
-Yo se que me querés aunque lo niegues- me agarró de la mano y me hizo dar una vueltita para luego pegarme contra su cuerpo -Pero ahora quiero que disfrutemos como si fuera el último momento, porque lo es- me pegó aún más contra él y nos pusimos a bailar así un rato, yo estaba a punto de llorar, no quería dejarlo ir. No se cómo, pero se dió cuenta de esto y me sustuvo la cara -No llores- juntó nuestros labios despacio, dejándome sentir cada milímetro de ellos.
Entre beso y beso nos fuimos poniendo más intensos hasta que nos tiramos al sillón y terminamos ambos sin ropa.
Traté de disfrutar al máximo estar junto a él, no nos importó nada más, solo nosotros. Admiré cada parte de su cuerpo, desde su pelo alborotado, sus ojos algo tristes a pesar de todo, su pecho y abdomen perfectamente delineados subiendo y bajando rápidamente por su respiración agitada. Todo en Thiago era perfecto.
______________________________Nos quedamos recostados allí con la música sonando de fondo, yo estaba sobre él, haciendo pequeños círculos con mi dedo en su pecho mientras sentía su mano acariciando mi cintura.
-Quiero que sepas que te amo y nunca voy a poder olvidarte, gracias por haberme hecho sentir tan bien- me dijo con la voz más relajada. Se formó un nudo en mi garganta que me impidió decir otra cosa más que:
-Perdón.
Y seguido de eso lo abracé con toda mi fuerza, enterrando mi nariz en su pecho, hubiera querido poder quedarme toda la vida en ese momento.
Thiago me correspondió el abrazo aún más fuerte y dejó un beso suave en mi frente.
Luego de unos minutos decidimos cambiarnos y bajar en silencio.
-La pu...!- gritó Alma pero la interrumpí.
-¡Alma! La boca.
Estaban sentados en la mesa, jugando algún juego con las cartas, y al parecer mi hermana había perdido.
-Al fin vinieron los tortolitos- levantó la cabeza para vernos
-¿No podían bajar el volumen un poco?- dijo Agustín y Alma empezó a reírse, yo me quedé tildada un segundo y después miré a Thiago que se encontraba igual
-Bueeno era un chiste, no se me desmayen- ambos seguían riéndose pero nosotros estábamos pasmados.
-Que chistoso- dijo Thiago sarcásticamente y se fue a sentar en frente de ellos, yo lo seguí.
-¿A qué juegan?- les pregunté para cambiar de tema.
-Le acabo de ganar con chinchón- Agustín orgulloso mostró su perfecto "chichón" del 3 al 9 de oro pero Alma le mostró el dedo del medio enojada.
-¿Quieren jugar?- nos preguntó ella y yo le negué.
-Ya tendríamos que ir a casa.{Thiago}
Cuando dijo que tenían que irse suspiré y bajé la mirada, todo terminaba y no quería que se vaya nunca. Puse mi mano en su muslo y lo apreté suavemente, ella me miró y tragó saliva.
-¿Vamos?- volvió a mirar a Alma, insistiendole, hasta que su hermanita asintió.
Romi les envió un mensaje a sus padres y luego nos fuimos todos hacia la entrada a esperarlos.
Cuando llegamos aún no las habían venido a buscar pero nos saludaron igual. En el momento en el que se acercó a mi para saludarme con un beso en la mejilla la tomé de la cintura y la pegué a mi cuerpo para luego besarla.
-Thiago te pueden ver- se inclinó hacia atrás para cortar el beso.
-No me importa quien me vea, te amo- no se separó de mi así que subí una de mis manos hasta su cara y le acaricié la mejilla -Solo una oportunidad necesito- insistí.
Me miró con los ojos llorosos y se separó rápido al escuchar que un auto frenó cerca nuestro.
-Chicos, vinieron- nos dijo Alma susurrando y ambos tratamos de disimular alejándonos -Vamos?- la miró.
Romi me acarició la mano y se fue hacia el auto, me imaginé que fue un adiós. Allí terminaba todo, no la vería nunca más, no tocaría su piel ni sentiría sus labios nunca más.
Sus padres nos saludaron desde el auto y luego se fueron, yo miré a Agustín y me largué a llorar como nunca antes en mi vida.
-¿Qué pasó hermano?- me abrazó al ver que estaba por caer al piso -Está bien... tranquilo...- me trató de consolar pero era imposible.
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Forbidden Love
Teen FictionRomi Fernández, una joven de 18 años recién egresada de la escuela secundaria comienza a tener una extraña relación con el famoso Thiago Espíndola, cantante famoso y amado por todas. Las hormonas, parejas, prensa y noticias no le van a hacer una bue...