Capítulo 4: Historia

322 31 106
                                    

Narra _______:

Él se había acercado con una sonrisa que me había parecido maliciosa al principio, pero como toda niña inocente pensó que no le haría nada, y así paso.

El carro parecía recién sacado de un lavadero y yo presentándome con una ropa tan sucia evitaba moverme para no ensuciar mas de lo que había hecho. Llegamos a un pequeño barco, de tamaño justo para los tres.

--- Ve abajo y acuéstate, tardaremos unas tres horas en llegar, justo estará amaneciendo así que te recomiendo descansar.

Asentí mientras agradecía. Baje como el me lo indico. Había una sola cama ahí. Parecía cómoda. Al meterme entre las sabanas, olían a Ariel, la marca de jabón, estaban a la temperatura ideal para dormir. De a poco fui cerrando los ojos, cayendo en un sueño profundo.

--- Llegamos – informo el chofer que nos llevaba.

Estaba todo oscuro, no presenciaba ninguna luz o señal de vida ahí. Lo cual me asustaba y me lamentaba por haber accedido ir con él. Ya un poco más despierta, me di cuenta que ya no estaba en un barco, de lo contrario, estaba en un carro. Lo cual me sorprendió.

El auto se detuvo al frente de una montaña. Vi como el Gran Tirano hablaba desde su comunicador, pidiendo que abrieran las puertas. Todo era confuso. ¿A qué puertas se refiere? Si no veo más que piedra y tierra.

Luego de que dejo de hablar, dejo el comunicador de lado y la montaña se abrió. ¿Estaba alucinando? La montaña se abrió de par en par para que podamos pasar. Nos guiamos por un pasillo vacío y oscuro. Veía que estaba vigilado por personas vestidas de negro que portaban unas armas de la era de piedra con aspecto intimidador.

Me bajaron a mí junto al supuesto hombre llamado Gran Tirano. El me guió a una habitación fría, grande, espantosa y con una pequeña lámpara como única luz. De otro lado, había dos camas, una en cada esquina, también con una lámpara al lado en una mesita de noche. ¿Quién más duerme aquí?

En eso, dos mujeres de aspecto amigable entraron a la sala. Él se fue dejándome con esas mujeres. Todo era atónito para mí. ¿Quién era este hombre? ¿Por qué me salvo? ¿Qué hago aquí?

Las empleadas, por lo que oí eso eran aquí, me lavaron, peinaron y vistieron para que me vaya a la cama. Luego de eso, entro el Gran Tirano con un pequeño niño de la mano. Probablemente un poco más alto que yo. Tenía un pelo negro y ojos azules muy claros, como el mar.

--- Diego, ella es _______, la chica de la que te hablaba. _______, este es tu compañero de cuarto.

Ambos nos saludamos cordialmente. Luego del saludo, me fui a acostar, aun tenia sueño y no había sido una noche tranquila.

                                   (…)

Fuego.

Gritos desgarradores.

Gente pidiendo ayuda.

De un salto me levante, quedando sentada en la cama. Las lágrimas salían de mis ojos con desesperación. Tape mi cara con la sabana, dejando escapar leves sollozos y lágrimas en ella.

Esa noche había sido la única sobreviviente del incidente. Recordé como mi mamá me gritaba que me vaya, que corra y no mire atrás. Ella había estado muy extraña días atrás, pensé que tenía algo que ver con este incidente, pero ¿Qué lo provoco? Tal vez jamás lo sepa. La había perdido a ella. Nunca supe quién era mi verdadero papá hasta el momento, ella era mi única familia. Ahora estoy sola.

--- Hey, ¿estás bien? – una voz suave y tranquila hizo que me sobre exalté. Diego estaba en el borde de la cama, analizando cada detalle mío.

--- Yo… estoy bien – conteste intentando no hablar entre cortado por las lágrimas.

Mi Propósito En La VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora